"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 16 de febrero de 2018
MARÍA CLARA GONZALEZ
Olvido
Por fin
crucé la puerta
que confunde
recuerdos con cenizas
Tu silueta se yergue
ante mí
estática
vacía
que confunde
recuerdos con cenizas
Tu silueta se yergue
ante mí
estática
vacía
Hoy
ya me
fue imposible
recobrar tu sonrisa
recobrar tu sonrisa
De: "Pulso interno"
MARCO FONZ
El punto más oscuro
No escatimes la felicidad
a los que en esta
jornada terrena
se han consagrado a
la noche.
Novalis
Somos
el punto más oscuro de donde nace la noche.
Esa
capa vieja de vagamundo,
esa
boca de dios ahorcado.
Somos
la terrible tempestad vuelta carne.
De
nuestros cuerpos nacen los ciclones
y los
cíclopes enanos que sostienen las camas.
Tú
escogiste ser el punto más oscuro de mi cuerpo,
el
punto innombrable.
Regocíjate,
la felicidad también existe
fuera de la luz.
Somos
entonces la palabra no dicha,
la más
oscura de todas las palabras.
JORGE ROBLEDO ORTIZ
Un
arrullo de sangre por las venas.
Un cansancio de luz en las pupilas,
un escozor de ala en las axilas
y en la carne un preludio de azucenas.
Un cansancio de luz en las pupilas,
un escozor de ala en las axilas
y en la carne un preludio de azucenas.
Un
lento madurar de horas y penas,
sordo río de noches intranquilas,
y en el simple silencio en que te exilias,
buscar los senos y encontrar colmenas.
sordo río de noches intranquilas,
y en el simple silencio en que te exilias,
buscar los senos y encontrar colmenas.
Sentir
más cerca la razón del nido.
Pulsar toda la espera en un latido,
analizar la curva en las corolas,
Pulsar toda la espera en un latido,
analizar la curva en las corolas,
y
escuchar que tu angustia se convierte
en un llanto que triunfa de la muerte
sobre un encendimiento de amapolas.
en un llanto que triunfa de la muerte
sobre un encendimiento de amapolas.
ÁLVARO VALVERDE
Sobre un tema romántico
Cada día visitaba la casa.
Las palabras dispuestas,
la estancia en la penumbra
de las horas más cómplices,
ambos sentados en el corazón de la noche
desvelando al unísono
la dudosa frontera de la luz y la sombra.
Fuera, el verano encendía la isla.
Los ecos llegaban apagados y oscuros
como nos llega aquello que sabemos cercano
y, además, conocemos.
Leíamos de nuevo -renovando aquel rito-
la vida imaginada que enfrentábamos juntos,
la común experiencia: nuestros viejos deseos,
las lecturas amadas, los paisajes que fueron
nuestra propia mirada,
lo que perteneciéndonos era revés y causa,
el final y el principio.
Vivir era más fácil parecía sencillo.
Nos bastaba sentir nuestra voz encendida
y la muda presencia de las altas estrellas.
Al alba, de regreso, cada cual conservaba
la secreta esperanza de iniciar nuevamente
el texto abandonado, el libro perseguido,
por siempre inalcanzable.
De: "Una oculta razón"
Cada día visitaba la casa.
Las palabras dispuestas,
la estancia en la penumbra
de las horas más cómplices,
ambos sentados en el corazón de la noche
desvelando al unísono
la dudosa frontera de la luz y la sombra.
Fuera, el verano encendía la isla.
Los ecos llegaban apagados y oscuros
como nos llega aquello que sabemos cercano
y, además, conocemos.
Leíamos de nuevo -renovando aquel rito-
la vida imaginada que enfrentábamos juntos,
la común experiencia: nuestros viejos deseos,
las lecturas amadas, los paisajes que fueron
nuestra propia mirada,
lo que perteneciéndonos era revés y causa,
el final y el principio.
Vivir era más fácil parecía sencillo.
Nos bastaba sentir nuestra voz encendida
y la muda presencia de las altas estrellas.
Al alba, de regreso, cada cual conservaba
la secreta esperanza de iniciar nuevamente
el texto abandonado, el libro perseguido,
por siempre inalcanzable.
De: "Una oculta razón"
MIJAIL LAMAS
Los rostros más
altivos,
las
cabelleras blondas,
las
helénicas diosas de figuras turgentes
-su
fugitivo fruto tiene amarga semilla-
siempre
fueron esquivas a mi tacto;
desdén
era su signo.
Pero
ahora que esta dama de cetrina figura
y
gélido semblante,
me ha
tendido sus brazos
¿cómo
podría negarme?
De: “Canción del navegante
de sí mismo”
PAUL CELAN
Los cántaros
Para Klaus Demus
En las largas mesas del tiempo
beben los cántaros de Dios.
Beben hasta el fondo los ojos de los videntes y
los ojos de los ciegos,
los corazones de las sombras imperantes,
la mejilla hundida de la tarde.
Son los más poderosos bebedores:
igual se llevan a la boca lo vacío que lo lleno
y no rebosan de espuma como tú o yo.
Para Klaus Demus
En las largas mesas del tiempo
beben los cántaros de Dios.
Beben hasta el fondo los ojos de los videntes y
los ojos de los ciegos,
los corazones de las sombras imperantes,
la mejilla hundida de la tarde.
Son los más poderosos bebedores:
igual se llevan a la boca lo vacío que lo lleno
y no rebosan de espuma como tú o yo.
De: "Amapola y memoria"
Versión de José Ángel Valente
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