domingo, 17 de noviembre de 2019


ALFONSO CORTÉS





Ararat



La paloma del arca se ha posado
sobre mi antiguo corazón, y vivo
bajo la sombra de un celeste olivo,
sobre las negras aguas del pasado.

Yo soy roca en que será labrado
un ideal dos veces primitivo,
en que trabajan con tesón esquivo
los pensativos náufragos del Hado.

Tal bajo el monte. Y a una voz secreta,
vi cómo, poco a poco, su silueta
fue tomando las formas del deseo;

y como interrogara al Horizonte
quién era el ser aquél, oí que el Monte
se respondió a sí mismo: ¡Prometeo!


ANNE SEXTON





Cuando un hombre entra en una mujer



Cuando un hombre entra
en una mujer,
como el oleaje que muerde la orilla,
una y otra vez,
y la mujer abre la boca de placer
y sus dientes brillan
como el alfabeto,
Logos aparece ordeñando una estrella,
y el hombre
dentro de la mujer
hace un nudo,
para que nunca más estén separados
y la mujer
sube a una flor
y Logos aparece
y desata los ríos.

Este hombre,
esta mujer
con su doble hambre,
han procurado penetrar
la cortina de Dios,
lo cual brevemente
han logrado
aunque Dios
en su perversidad
deshace el nudo.

PEDRO GANDIA





Hechizo



desleal a los dioses de todos tus poemas
por estos bellos ídolos con temporizador

sus cuerpos se suceden
             como olas en la arena
                          y como olas se rompen
                                                 contra tu corazón

no te forjes ensueños en mundos desvelados
retírate y acepta el juego de no ser

si ayer lo que escribías
querrías revivirlo
hoy no querrías saber
escribir lo que vives


De: "El Perfume de la Pantera"




HAKUSHU KITAHARA


  


Fatiga



Ay, beso que vas aumentando en violencia,
melodía carnal...

De esa manera, el rostro de una bestia, pálido, fatigado,
ahora me contempla, fugaz, tan fugazmente,
y del otro lado de la ventana turbia me maldice, vacilando.

Oh, violín enloquecido que rechinas, oh, mis labios.
Un muro de arsénico quema mi cuerpo.
El sol de la tarde rebota en la pared.



SAUL IBARGOYEN





Patria perdida



Ya no puedo volver
¿cuál es mi patria?
Me han pedido
que descanse el corazón
que resucite
la insistencia lograda
tenazmente
que reitere mi atención
por el perfume
de las pálidas estrellas imprevistas.
En el principio de las huellas
allá lejos permanecen
un símbolo enfermo
y una gastada bandera
sosteniéndose.
Mi punto de partida
fue el olvido
fue aquella pureza necesaria
con que a veces la memoria
se entretiene.

De distancia a distancia
por encima de piedras
de rotas arenas calcinadas
a través de la tierna
resistencia del trébol
del esquema carnal
de la caricia
del sostén transparente
de las lágrimas
a través de la pasión
que por descuido
convierte el tiempo
en forma derrumbada
a través del abandono promovido
por leyes que rechazan
la esperanza
a través de todo hice camino
repitiendo conductas y palabras
tomando por la fuerza
el motivo de los besos
aceptando ver distintas
las cosas que no cambian.

Ya no puedo volver:
perdí mi patria
en cualquier esquina
de una calle sorprendida
o en el fragor de engaño
que ejecutan las campanas
o en la magia repetida
que suponen los crepúsculos
o en cuerpos roídos
que su sombra depositan
llegando desde oscuras
empresas de muerte.

Perdida está mi patria:
destrozados
su fresca latitud
de amplias raíces
y su prólogo de sueño
que aún se niega
a la ofensa brutal
de las mentiras.
Perdida en los altos
aullidos de la noche
en la tierra apagada
que apenas respira.
Pero el mar se acerca
y la define
con el secreto susurro
de la espuma
y los ríos proponen
que se extienda
hacia antiguas fronteras derrotadas.
¿Dónde está mi patria?
No puedo ya volver:
está conmigo.


LÉOPOLD SÉDAR SENGHOR





Estoy solo



Estoy solo en la llanura
Y en la noche
Con los árboles entumidos de frío
Los codos contra el cuerpo, se estrechan unos a otros.

Estoy solo en la llanura
Y en la noche
Con los gestos de desesperación patética de los árboles
Cuyas hojas han abandonado las islas de su elección.

Estoy solo en la llanura
Y en la noche.
Soy la soledad de los postes telegráficos
A lo largo de los caminos
Desiertos.