domingo, 17 de noviembre de 2019

ALFONSO CORTÉS





Ararat



La paloma del arca se ha posado
sobre mi antiguo corazón, y vivo
bajo la sombra de un celeste olivo,
sobre las negras aguas del pasado.

Yo soy roca en que será labrado
un ideal dos veces primitivo,
en que trabajan con tesón esquivo
los pensativos náufragos del Hado.

Tal bajo el monte. Y a una voz secreta,
vi cómo, poco a poco, su silueta
fue tomando las formas del deseo;

y como interrogara al Horizonte
quién era el ser aquél, oí que el Monte
se respondió a sí mismo: ¡Prometeo!


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