"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 2 de diciembre de 2022
HENRI PICHETTE
suave,
dócil, bellamente delineada de venas azul virginal, fresca ardiente, rozando el
alga, abundante y primaveral, sombría, ambarina, ofrecida, abierta,
HENRI PICHETTE
Final
desnudo y completamente nuevo, eres la mujer en su oriente. Yo recojo tus
primeras voluntades.
Si,
al ofrecer la mirada tanto a la tierra como al cielo, estás a la espera de algo
suave, feroz, vivaz, almizcleño, puro y perturbador, apasionado, que contenga
la danza bajo el agua y la lucha en el aire, juegos de miedo y la ordalía del
hierro candente, la lira salvaje y el acuerdo perfecto, ven y ve!
Si, herida bienaventurada, deseas la pulpa cálida y el bálsamo de saliva y el
manto de bruma y la reja en el mar y el aliento del ciervo en los bosques en
flor y el roce de los pétalos y el tanino sangriento, ven y ve!
Si luchadora como dices ser, no temes mi victoria, te tengo previsto un desfile
de antorchas . ¡Sal a las calles, y vuelve a mí desnuda!
Si buscas la leyenda del Corazón de antaño, la huella del Amor, el Vagabundo
bajo los puentes de arco iris, el velo de novia y el pico de cigüeña, toma mi
corazón en marcha que late hasta las estrellas! Y mira cómo llega el poema
del mundo sobre las alas de los años luz. Leerás directamente en mi Edad Media,
mi Roma o mi prehistoria, y yo seré tu almanaque.
Si a él te invoca el Pájaro-Gato o el Violoncello-Andrógino, atravesaré el aura
de tu cuerpo, el fluido de tu alma cuyos signos de eternidad percibí en mis
sueños de joven estudiante. En la escuela de la vida, me transformé en sujeto
de tu verbo adorable.
Orando
y adorando al pequeño dios ciego, la santa está desnuda con su larga caballera
de oro en la capilla blanca.
HENRI PICHETTE
Tus
uñas precisas me cautivan: se diría que, cuando me acarician, carboneros
palustres se hacen el pico sobre la rama de mi vientre.
HENRI PICHETTE
¡Oh
paraíso paradojal! ¡Oh volcánica voluptuosidad!
tú hacia mí para ti sobre mí en ti unida a mí devenida en tú
acariciada hasta el corazón
HENRI PICHETTE
Corazones
en su punto cúlmine al servicio de cerebros encendidos por las ganas locas y
muy-positivimente lógicas de hacer el amor y perfeccionar el amor!
Tengo
los dos ojos, los dos grandes ojos abiertos, los dos grandes ojos felinos, los
dos bellos ojos felinos, los dos bellos grandes ojos claros y oscuros de la
Mujer sobre mi almohada. Sus ojos donde ver
tanto el mar fosforescente,
o el prado ultraflorido,
a veces las rosas al despuntar el día,
recién las violetas al bajar el sol,
allí, agua que parece dormir
– un mar plano calmo sin bruma ni vela ni e muda
HENRI PICHETTE
(el
sexo siempre luego del sexo y frente siempre al otro sexo ávido y listo a
jugarse al número del edén) (el sexo árbol de la vida, el sexo musageta, el
sexo clave de los sueños) decididamente el Sexo lleva la voz cantante.
