domingo, 3 de agosto de 2014

MAURICIO BACARISSE


 

 

Ruiseñor



 

La pálida luna en flor

y la fuente, en mil promesas,

son dos hermanas siamesas

unidas por un temblor.

Riela trinos, ruiseñor,

sobre agua de astros en calma,

tú, que humedeces la palma de Dios, y osas

probar a las lindas rosas

la inmortalidad del alma.

 

 

FERNANDO VILLALÓN


  

 

894

A Manuel Altoaguirre

 
 

I

Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.

Negras gualdrapas llevaban
los ochos caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.

II

Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.

Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.

Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.

III

La corrida del domingo
no se encierrra sin mi jaca.
Mi jaca la marismeña,
que por piernas tiene alas.
Venta vieja de Eritaña
la cola de mi caballo
dos toros negros peinaban...

IV

A la una canta el gallo,
a las dos la cotubía
a las tres el ruiseñor
y a las cuatro ya es de día.

V

Besando la carretera
hay una ventita blanca
y una mocita que cosa
a la sombra de una parra.

VI

Braman los toros negros en su feraz orilla
y los potros retozan. Un jinete vaquero
pelea con la garrocha y su moruna silla
¿Será un abencerraje o un moro guerrillero
que no quiso entregarse al conquistar Sevilla?

VII

Con los estribos muy cortos
y las cinchas apretadas,
a todo el palo las picas,
las crines en la barba,
tres mil tendidos,
apenas la arena rayan.

VII

Con sus dos perras podencas
y su hurona en el cestillo,
su cuzca de siete cuartas,
su cuerpo y su capotillo,
sus ceñidores de paño
el furtivo cazador
caza por Sierra de Armijo.

IX

De veludillo de oro
la calzona, verde faja,
chaquetilla de caireles
y medias anaranjadas.
sobre el charol del zapato,
dos mariposas de plata.

X

Dame la jaca alazana
y el trabuco de mia abuelo;
el que tiene guardamonte,
filigranado de acero.

XI

Echa vino, montañés,
que lo paga Luis De Vargas,
el que a los pobres socorre
y a los ricos avasalla.

XII

En el espejo del agua
yo reparo en los andares
salerosos de mi jaca

XII

En las salineras del Puerto
se encarga a los salineros
las garrochas de majagua
que gastan los mozos buenos….

XIV

¡Islas del Guadalquivir!
¡Donde se fueron los moros
que no se quisieron ir!

 

De: Coplas

 

PEDRO SALINAS



 

Afán para no separarme de ti...

  

Afán para no separarme de ti,
por tu belleza, lucha por no quedar en dónde quieres tú,
aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.
Ansia de irse dejando atrás anécdotas, vestidos, caricias,
de llegar atravesando todo lo que en ti cambia,
a lo desnudo y a lo perdurable.
Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose,
engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos,
tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo,
haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma,
y verte cómo cambias, y lo llamas vivir,
en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives.

 

 

JORGE GUILLÉN

 

Amor dormido

 
Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa
rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así
la noche desvelada, bajo la luna presa?
tu soñar me envolvía, soñado me sentí.

 

 

JUAN LARREA





Brisa loca

 

 
Un esplendor sin velos en el hueco del aire
¿quién no ama a las gaviotas que desprenden tus buenos modales?
quemando impaciencias en el corazón del mar
deja ondear el ritmo de una veleta altanera
por otra parte nada es más digno de ti que
el pudor de un párpado humedecido

(pero tú te equivocas de
tristeza y de lámpara
soñadora
pequeña casa gris
tristeza de la lámpara
de las abnegaciones en el fondo marítimas
por una extraña coincidencia
camisa gris apenas
con toda el alba esencial de una botadura de barco
me  deslizo camisa
hacia el infinito
me deslizo
camisa
con placer)

 

GERARDO DIEGO



 

Amor

 
 

Dentro, en tus ojos, donde calla y duerme
un palpitar de acuario submarino,
quisiera - licor tenue al difumino -
hundirme, decantarme, adormecerme.

Y a través de tu espalda, pura, inerme,
que me trasluce el ritmo de andantino
de tu anhelar, si en ella me reclino,
quisiera trasvasarme y extenderme.

Multiplicar mi nido en tus regazos
innumerables, que al cerrar los brazos
no encontrases mi carne, en ti disuelta.

Y que mi alma, en bulto y tacto vuelta,
te resbalase en torno, transparente
como tu frente, amor, como tu frente.