Soñaba
el árbol
desatar
el cabello
claro
del sol
"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
Los
infortunios de la sinrazón
Todo es tan inexplicable, que me
duele, la inutilidad de las ideas
Ciorán
Cuando
el infortunio se encharca en la cuneta del espíritu, se corrompe y apesta y a
la vida la oxida el desaliento, le herrumbra el corazón. ¿por qué es entonces
cuando asociamos la idea del alma con la idea de Dios?
¿Dolerán
las ideas?
¿Existirá
el alma? ¿Será sombra afligida oculta en algún intersticio fatal del
esqueleto, o una emoción vergonzante que se esconde ante la perversa mirada de
la razón?
¿Existirá
Dios? ¿Será pesadilla o sueño trastabillando por una calzada de sombras y
fracasos, el espejo del hombre hecho o deshecho a imagen y semejanza de la
nada, un muro inaceptable en el territorio minado de lo abstracto?
Soy
el desasosiego de todos los humanos. Estoy triste en mis huesos, desde los
goznes del alma hasta sus intrincados laberintos que conducen dolosos a mitad
de la calle. Estoy triste allá afuera, en la calle poblada de infortunios y
botellas vacías, desperdicios, cascajos de sueños sin piel deambulando en la
noche.
Me
duele el alma con todas sus verrugas. Me duele Dios, cíclope ebrio, me duele
con su ojo implacable, con su angina de pecho y su falta de fe.
El
frío de la madrugada va acercándose a trancos.
Nadie
pensará mi tristeza en el fondo del fondo de esta noche altanera. Soy calle sin
sentido, latas agonizando en las banquetas, lo turbio irreparable, desperdicio
anhelante en el lecho de todas las basuras.
Todo
procede de la sinrazón.
La
razón es una zorra estéril.
El
grito del perdón
Un fantasma
me ronda
pero ya no duele.
Recorre los espacios
de la memoria
que un día
lloró, gritó,
maldijo en silencio.
Una memoria que se asqueó
echando culpas
a una inocente.
Hoy ese fantasma
cabalga en la memoria
que perdona.
Curutchet
a Le
Corbusier
Esta naturaleza brota del asfalto.
La nueva Arquitectura construye los horizontes.
Las paredes nos persiguen,
caminamos con ellas:
nos habitan.
El espacio es una importación de dimensiones,
mezcla y cristal solitario
donde las Terrazas
elevan el vuelo
y se convierten en Quintas fachadas.
Lo tradicional se vuelve moderno:
colmenares de Hormigón
sobre Pilotes.
La vida es una carrera hacia el anonimato,
vista por los aviones de un Buenos Aires extranjero.
Cae la mudez sobre la tierra.
Piélago
La
hinchazón y el agua con sal vivirán aquí,
en esto que agoniza en mi garganta;
porque he recogido el mar con los dientes y, ahora,
él es una muela gigante
y yo un monstruo demasiado pequeño para sus colmillos.
Mis
huesos se deshacen en esta piel de arena manchada.
Los cabellos son olas que golpean mi destino
cubierto de piedras que danzan sobre el lodo cárdeno.
Seré
profundidad oceánica que se pierde en su propio castigo,
con los labios de la marea azotada
que me ha arrastrado hasta aquí
y me deja para convertirme en nácar.
Tarde
divertida con dios
Dios
y yo nos escapamos de misa.
No le gustan las multitudes. No le gusta
que lo enjaulen en palabreríos.
Nos deslizamos en el tobogán
y bendecimos la tarde.
El pasto es una piel más nuestra. El cielo,
nuestros pulmones hambrientos.
Y nos comemos las horas y Dios se agota.
Ven, le digo, y lo acuesto en mis piernas.
Duerme, le digo. Estoy dormido.
Si abriera los ojos…