domingo, 5 de noviembre de 2017


ALEJANDRA RETANA BETANCOURT




Fuiste la lanza que atravesó mi costilla.
Ella fue el sedal que cosió el costado herido.

Entre los puntos, magnolias florecieron.

PATRICIA LABORDE




Septiembre en Nueva York

                                    A las víctimas del atentado terrorista de 2001.



I

De entre los escombros
sale humo todavía
muchas camas han quedado vacías
muchos planes rotos

un niño mira al mundo
desde la  ventana
de su oscura habitación
                  y piensa
“esta vez los hombres
               llegaron demasiado lejos”

busca
dentro de las bolsas de su pantalón
un dulce
para consolarse.


II

Hay una mujer
hurgando entre las fotografías
                      necesita la más grande
una a la que le quede bien
la leyenda “Se busca”

encuentra una
de tiempos felices compartidos
cuando sonreír
era todavía fácil
mejor la guarda otra vez
hasta el fondo del baúl
de su memoria
               no sea que también
eso le roben.


III

Era un martes
         acuérdate
dos aviones destrozaron
            las torres gemelas
poniendo a parir
a los Estados Unidos de América

ese día
     acuérdate
te fuiste sin decirme adiós.




PABLO OSORIO




IV



La felicidad
al menos la mía
y la de tantos
tantos
tantos otros
Suele medirse
con el Índice de Masa Corporal

La tristeza
al menos la mía
y la de tantas
tantas
tantas otras
suele medirse
con el agujero del cinturón
que sin saber cómo
está cada día más lejos

La verdad
la universal
la única e imperecedera verdad
tiene sus propias medidas
y para desgracia de tantos
tantas
tantos como nosotros


JESSICA FREUDENTHAL





La Sirenita



La pecera tiene rajaduras.
Gotea.
Soy la niña gotera.

Ni pies ni cola de pez.
Tampoco ciempiés.

Yo soy, aquí estoy: sin mar y sin botas.

Los anzuelos flotan alrededor
junto a las luces de neón, las hamburguesas
y los cigarrillos húmedos.

Lo he mordido. He picado.

Tengo los labios agujereados
Por todos tus besos de plástico.

No puedo alcanzar la superficie
y todos los barcos han partido atormentados.

Tu no eres ni mitad príncipe,
ni tierra firme, ni isla desierta.

Yo no soy ni mitad pez, ni mitad hembra.

Yo soy sólo espuma
en la boca de una epiléptica
convulsionándose.



CARLOS MARZAL




El juego de la rosa



Hay una rosa escrita en esta página,
y vive aquí, carnal pero intangible.

Es la rosa más pura, de la que otros han dicho
que es todas las rosas. Tiene un cuerpo
de amor, mortal y rosa, y su perfume
arde en la sinrazón de esta alta noche.

Es la cúbica rosa de los sueños,
la rosa de los sueños,
la rosa del otoño de las rosas.
Y esa rosa perdura en la palabra
rosa, cien vidas más allá de cuanto dura
el imposible juego de la vida.

Hay una rosa escrita en esta página,
y vive aquí, carnal e inmarcesible.


ANTONIO PLAZA





Amor



¿Por qué si tus ojos miro
me miras tú con enojos,
cuando por ellos deliro,
y a la luz del cielo admiro
en el éter de tus ojos?

Cansado de padecer
y cansado de cansarte,
y queriendo sin querer,
finjo amor a otra mujer
con la ilusión de olvidarte.

No es mi estrella tan odiosa:
que en fugaces amoríos,
como ave de rosa en rosa
yo voy de hermosa en hermosa
y no lamento desvíos;

Pero el favor de las bellas
irrita más la pasión
que ardiente busca tus huellas,
y al ir mis ojos tras ellas
vuela a ti mi corazón.

Así un proscrito tenía
goces en extraño suelo
y volvió a su patria un día
por mirar en su agonía
la linda luz de su cielo.

De ti proscrito y dejando
las rosas por tus abrojos,
vuelvo a tus pies suspirando,
por mirar agonizando
la linda luz de tus ojos.