"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 7 de mayo de 2022
JORGE LOBILLO
Susana
Te
cambiaron de residencia, Susana:
El desierto por una losa de civilizado cemento.
Es allí donde hoy recibes el sol
Y te paseas entre oasis de macetas.
Ya sin la rigurosa aridez de las dunas,
Te alimentas con lo que te ofrece
La generosidad de la dueña de la casa:
Pedacitos simétricos de lechuga
Y zanahoria rallada con restos de cebollas.
Pero todavía esperas y vas más allá.
En función de tu devenir, Susana,
Ahora exploras la sombra.
Surcas con habilidad los sitios
En que domina la necesidad triste
Y soberana del hombre.
Bajo el peso de tu vida y su piel,
Caobas esplendorosos
Que evocan la correspondencia del sol,
Regresas puntual siempre al hogar:
El cuarto de baño —tu aposento de noche—
Antes de que te sorprendan las estrellas
Como a una desorientada tortuga.
GUSTAVO TATIS GUERRA
Oración
Dame,
oh señor.
La inocencia de las bestias.
El corazón salvaje de las ballenas.
La mirada clara y antigua de
los caballos. La intuición de los
delfines. El amor de los tigres.
Soy
demasiado pequeña
para que me toques
con la yema de tus dedos.
El
pequeño tesoro
El pequeño tesoro
está debajo de las piedras
en mitad de la noche
en los restos de un naufragio
en la divinidad que alumbra
una tierra sola y amarilla
como una naranja
desolada
y flotante
El
pequeño tesoro está
debajo de sus párpados
en la luna de un espejo
sin brillo
en el resplandor
que se desvanece
así el pequeño tesoro
que esplende
como una palabra perdida.
ROBERTO COREA TORRES
larvario
Estoy
en otra luz ahora,
necesariamente
tuve
que
asistir a esa
distinta
soledad. El paisaje
se
mueve al ritmo del parpadeo:
migrancia
eterna, los destinos
hallan
acomodo en la
frágil
envoltura
de
esta realidad imaginada
que
estoy viendo. Se inaugura
un
continente:
el
ojo como carcelero
y el
poema como memoria,
visión
y pensamiento
trastocados
en el iris,
otra
verdad adjunta
no
menos real
ni
más fantasía
sólo
esa:
la
que se vive en los pasos,
la
que se muere en las huellas,
la
que se recuerda en la danza
siempre
con un compás renacido,
desde
el filamento cristalino
embebido
de tierra,
poblada
de gusanos maravillosos,
merodeando,
juntos
en
el pulso quieto de los instantes,
entonando
un tristísimo canto
para
escalar,
y
todos arriba
vueltos
ya palabras
desmembradas
desde su raíz,
desarraigadas,
son
idioma en efervescencia:
corazonadas
migrando
desde
la vista,
que
en peregrinaje azaroso
trastocan
su evidencia,
se
plasman
alcanzadas
por la revolución oleaginosa de una pintura,
y
ellas mismas
si
es que acaso, alguna vez
no
tuvieron nombre,
se
sienten bautizadas
con
una belleza que inquieta la pupila.
De: “Ahora que ha llovido”
TOMÁS VARGAS OSORIO
La muerte es un país verde
Caro mì é sanno, et
piú l’esser di sasso
mentre che il danno e la vegogna dura;
non veder, non sentir, mî è gran ventura:
però non mi destar; deh! parla basso.
Miguel
Ángel
La
muerte es un país verde
con un pájaro cantando en esa rama última
que tiembla de azul frío.
¿Hace frío en la suave pradera?
Gotas dulces y frescas de las móviles frondas
del viento, de las nubes, del viento,
bajarán a calmar la fría sed de los huesos.
La
muerte es un país verde.
Y ríos hay rumorosos, de ondas infinitas,
y colinas y trinos. Y uno estará solo,
perfectamente solo, sin su corazón, sin su memoria,
suprema dicha de la soledad que se alza de uno mismo
—viva—
y uno no la siente.
Me
parece haber habitado hace mucho tiempo
este país y esta suave pradera.
Pero ahora soy un hombre con corazón y memoria
y me acuerdo de todo, entre nieblas, como un desterrado
recuerda el aire de la patria vagamente.
¿He
de decir todo esto a los hombres?
¿Se lo he de contar?
JANE DURÁN
Renacuajos
Me tendí sobre mi estómago y atrapé renacuajos
con las manos abiertas para que así
pudieran escapar por todas partes.
La
larga sombra del granero en lo alto
de la colina se precipitó
en cuatro patas hacia el agua.
El
sol se quedó hasta tarde.
Cuando rocé la maleza
renacuajos moteados se aflojaron en el lodo
y
nadaron en todas direcciones
aunque no podían ir muy lejos.
Esta noche habrá una lámpara encendida
en
cada cuarto, el pelo de mi abuela
sujeto con un moño, mientras se mueve
de un cuarto a otro, arrastrando la luz con ella,
y
corriendo nos dispersaremos
sobre la amplia tarima de roble con los pies descalzos.
CARLOS MARZAL
Media verónica para Don Manuel Machado
La
crítica, tan crítica, tan lista, me ha indicado
que soy nieto cercano de don Manuel Machado.
Y aunque lo puse fácil, lo normal es el hecho
de que jamás los críticos embistan por derecho.
Hay que enseñar el trapo, embarcarlos muy lento,
darles tiempo a pensar, lidiar con fundamento.
Si se les saca un pase ya es toda una faena;
lo normal es que doblen las manos en la arena.
Qué le voy a contar, don Manuel.
He pensado
que usted, en su barrera, me observa con agrado.
Me ve cargar la suerte y jugar bien las manos,
lo que no es muy frecuente entre nuestros hermanos.
Disfruta con los plagios con que le doy salida
a ese toro con guasa del hierro de la vida.
Y aunque mi repertorio es corto y sin alardes,
puedo estar en poeta, al año, algunas tardes.
Por eso le he copiado para usted, don Manuel
esta media al gitano, de Paula, Rafael.
Venida de muy lejos, mientras me quedo quieto,
oscura, lenta y única.
Para usted, de su nieto.
