martes, 10 de febrero de 2015

FRANCISCO ÁLVAREZ


 
Tu sombra

 

Sin vacilar, tu sombra fugitiva
desliza imperceptible su figura
bajo mi puerta, cada noche oscura,
abrazándose a mí, tensa y lasciva.

Indiferentemente insensitiva
al sueño de mi esposa, me procura
el raudal de placeres de locura
de esta pasión fatal que me cautiva.

¡Qué deliciosa, ardiente mensajera,
vibrante cual redoble de campana,
yaciendo junto a mí la noche entera!

¡Qué plenitud de sentimientos mana
de esta sombra gentil, al irse afuera
con el primer albor de la mañana!

 

 

ALBERTO ÁNGEL MONTOYA


 
Cita

 

Cómo era de hermoso el albo cuello
al quitarte la marta cibelina.
Cómo era la espalda de divina.
Cómo el hombro en su albor era de bello.

Emuló con sus uñas el destello
del diamante nupcial tu mano fina,
y cayó con la marta cibelina
tu pudor a mis manos desde el cuello.

Te cercaban batistas y pecados
y a un tiempo con tu veste descendía
mi caricia inicial por tus collados.

La tarde aún en tu diamante ardía,
pero al vagar por tus oscuros prados
la noche negra comenzó en tu umbría.

 

 

 

BLANCA ANDREU

 

Los labios impacientes de la noche...

 

Los labios impacientes de la noche te sanan mientras abren
                                                                    el olor de la piedra
te conducen si acosan el alma de la piedra
si el tierno corazón mineral beben
es tu hora es la noche

así, dirás que te han robado como un vino novicio
y te harás piedra aguda como un líquido agudo
limpia como opio de oro
y será s tregua tuya
y alianza

así, dirás que la que es contigo y lleva un aire desigual a
                                                                      balanza entre estrellas
la idéntica más favorable
tu obra nocturna rara
es la que muestra sonrisa y griterío
palabras como estrellas
y escucha un piano terso como una estrella, estrellas.

 

De "El sueño oscuro"

 

AMALIA IGLESIAS

 

Hacia los afluentes
 


Esta misma quietud
la reconoces,
el lecho de la luz,
esplendor del estío,
y tu pálido cauce adolescente,
la imagen aún borrosa del clamor y de la yerba.
Como un vaho transterrado
                              de las fiebres antiguas,
sube todo el silencio
                              deshojando tu cuerpo.
Este bosque de sauces
que fuera tu dominio,
es hoy el cementerio
                              del yo que le entregaste.
Mirando hacia esa loma
                              descubriste el deseo
y el principio de ser memorial abrasado.
Esta misma quietud
                              la reconoces,
fugaz y transitoria
la voz del epitafio;
y es todo lo que ha muerto
                                                  el ayer navegable.

  

De "Memorial de Amauta"

 

 

RAFAEL ESPEJO

 

Nocturno

 
 
La oscuridad del cielo adquiere perspectiva
por los astros que brillan entre nubes dispersas,
y es bello contemplarlo, y peligroso;
el crepitar de leña que nos sugiere el sexo,
canciones de acampada y juventud
dispuesta a emborracharse
con la luna; hay también
quietud en lo profundo, donde no ocurre nada,
allí donde podría imaginarse
un vuelo de lechuza que atraviesa el silencio.

Y todo se resume en la palabra
fugaz.

Pero yo me detengo en ese corro
que corteja a la vida, compartiendo
explosiones de júbilo y otra especie de guiños
que luego buscarán intimidad
a la luz de las brasas de la hoguera.
Uno de ellos parece ensimismado:
"mañana... estos momentos..."
se teme,
y no disfruta.

Entre tanto, las chicas,
sensuales con sus nucas descubiertas,
dotadas de misterio por reverberaciones
de llamas que iluminan, de vez en vez, sus rostros;
ajenas al dolor
que acaba de robarle la sonrisa
al joven pensativo.
Se saben triunfadoras del presente.
Y el presente les dura hasta mañana.

 

De "El círculo vicioso"

 

BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO

 

Anoche había barras de luz en tu persiana...

 

Anoche había barras de luz en tu persiana
y alcé hacia ti los ojos en actitud de ruego,
como diciendo: Abre, señora castellana...
Y me perdí en la calle, triste y oblicuo, luego.

En esa luz naufragan tus ojos lentamente,
verdes como la flor más allá de la mar:
tus manos, dedo a dedo, sueño a sueño tu frente.
Ya es una misma cosa el rezar y el soñar.