domingo, 18 de agosto de 2019


FRANÇOIS COPPÉE





¡Perfume voluptuoso! - Sí, cualquier olor es hada



¡Voluptuosidad de perfumes! - Sí, todo olor es de hadas.
Si me pelaba por la noche, una naranja calentada,
sueño con el teatro y el paisaje profundo;
Si quemo un marica, veo, haciendo sonar sus cuernos,
En el bosque de invierno los cazadores se detienen;
Si finalmente cruzo esta niebla que el asfalto se
extiende, negro y sucio, alrededor de su caldero,
me creo en un muelle perfumado con alquitrán,
mirando adelante, blanco, una goleta
entre los diamantes del mar púrpura. 
      

GIOVANNY GÓMEZ




  
Dibujando monstruos



 En este cielo
sueño que ya no tengo visión
para mirar más  sombras
y me tiro a las calles buscando que no sea miedo
el rincón que me protege en este cuarto
que no sea melancolía  el aguacero que azota el techo
que no sea sólo ruido este mar cercano a la puerta


Península de Nicoya, agosto de 2004


ÁLVARO CUNQUEIRO





Retorno de Ulises



Pendiente y pensativa Penélope
pierdo ovillo nueve nuevamente canto.

Ese rostro que a las aguas envidiando
cómo sonríe tejiendo cuando el viento:
a las aguas cómo sonríe envidia que tejiendo
ese rostro en que pende que amanezca.
Cuando el viento el ovillo ovilloviento lleva,
-los largos dedos que nacieron flautas
en la boca de Ulises, cuando estaba enamorado.
Digo que los largos dedos no resisten
el polvo del viento que en los olivares,
los largos dedos que sorprendidos dicen
ovillo viento, ovillo nueve pido,
mi corazón tejiendo mar y sueño
bajo ese puente de ríos ignorados.

¡Oh Venus! ¿Adónde va el hilo revoloteando
que mis blancas piernas amorosas,
adónde los molinos, donde el viento gira,
cauces por donde el viento pasa, pisa?
¡Te digo Venus por arbustos, vallados,
rocas, caminos, puentes, silbidos,
ese hilo es un rostro que sonríe tejido:
acordándome ahora estoy que en el ovillo
nueve los labios cuando se pliegan habla.
¡Solamente dicen cuándo llega la sed
por los celestes puentes de esas islas?


De: "Herba aquí ou acolá"

Versión de César Antonio Molina


ÁNGEL PÉREZ ESCORZA





Poema para los hermanos de paso



El recuerdo es un lobo al acecho que devora toda mítica
esperanza.

Fuimos magos, amigos, nahuales nocturnos
que bebieron y lloraron de golpe
las estrellas fermentadas en el fondo
de una copa.

Me fui hace tanto de mí,
que literalmente creí haber huido
por completo de aquellos que siguen
y ya no están.

Las promesas son siempre un pretexto
para atar los pies de quien se resiste
a las llagas punzantes del olvido.

Ya no hacemos que hacemos
ahora que no estamos.

Fuimos imanes; polos opuestos
que guardaron distancia fotográfica
en el archivo entrañable de un escenario

sin teatro.

El alma se templa
y el hielo se quiebra.
No hay gloria más digna de perdonarse
a uno mismo,

                        que vivir sin rencor.


IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO





Los naranjos



Perdiéronse las neblinas
En los picos de la sierra,
Y el sol derrama en la tierra
Su torrente abrasador.
Y se derriten las perlas
Del argentado rocío,
En las adelfas del río
Y en los naranjos en flor.

Del mamey el duro tronco
Picotea el carpintero,
Y en el frondoso manguero
Canta su amor el turpial;
Y buscan miel las abejas
En las piñas olorosas,
Y pueblan las mariposas
El florido cafetal.

Deja el baño, amada mía,
Sal de la onda bullidora;
Desde que alumbró la aurora
Jugueteas loca allí.
¿Acaso el genio que habita
De ese río en los cristales,
Te brinda delicias tales
Que lo prefieres a mí?

¡Ingrata! ¿por qué riendo
Te apartas de la ribera?
Ven pronto, que ya te espera
Palpitando el corazón
¿No ves que todo se agita,
Todo despierta y florece?
¿No ves que todo enardece
Mi deseo y mi pasión?

En los verdes tamarindos
Se requiebran las palomas,
Y en el nardo los aromas
A beber las brisas van.
¿Tu corazón, por ventura,
Esa sed de amor no siente,
Que así se muestra inclemente
A mi dulce y tierno afán?

¡Ah, no! perdona, bien mío;
Cedes al fin a mi ruego;
Y de la pasión el fuego
Miro en tus ojos lucir.
Ven, que tu amor, virgen bella,
Néctar es para mi alma;
Sin él, que mi pena calma,
¿Cómo pudiera vivir?

Ven y estréchame, no apartes
Ya tus brazos de mi cuello,
No ocultes el rostro bello
Tímida huyendo de mí.
Oprímanse nuestros labios
En un beso eterno, ardiente,
Y transcurran dulcemente
Lentas las horas así.

En los verdes tamarindos
Enmudecen las palomas;
En los nardos no hay aromas
Para los ambientes ya.
Tú languideces; tus ojos
Ha cerrado la fatiga
Y tu seno, dulce amiga,
Estremeciéndose está.

En la ribera del río,
Todo se agosta y desmaya;
Las adelfas de la playa
Se adormecen de calor.
Voy el reposo a brindarte
De trébol en esta alfombra
De los naranjos en flor.


FRANCISCO VILLAESPESA





En la penumbra



¡La hora confidencial!... Entre banales
palabras, toda entera, te respiro
como un perfume, y en tus ojos miro
desnudarse tu espíritu. ..Hay fatales

silencios... Se oscurecen los cristales;
y se esfuma la luz en un suspiro,
temblando sobre el pálido zafiro
que azula entre tus manos imperiales.

Las tinieblas palpitan... Andan miedos
descalzos por las sedas de la alfombra,
mientras que, presintiendo tus hechizos,

naufraga la blancura de mis dedos
en la profunda y ondulante sombra
del mar tempestuoso de tus rizos.