"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 23 de enero de 2017
JOAQUÍN PASOS
Despedida
Es
preciso que levantes el brazo derecho
porque
quiero llevar de ti un recuerdo de árbol.
Quiero
saber que dejo sembrada en el horizonte
tu
mano.
Tu
mano que al viento crezca recordada,
tu
mano que lo diga todo. Nada.
Es preciso
que levantes el brazo derecho
para
ver de lejos temblar tu corazón entre tus dedos.
Tu
corazón, fruto que dio, sembrada en mis recuerdos
tu
mano.
Tu
mano que al viento diga de ese modo
nada.
Todo.
BERTALICIA PERALTA
Dos amigos
Dos amigos por la vida andan
juntos como hermanos
se trenzan por la misma vía
van como tiburones jadeantes invencibles
reman con sus dos fuerzas contra
una corriente que luego de discutida y analizada
resulta lamentable a ojos vista
hasta
que un día
uno de ellos ciego cogido por la cola
rompe el hechizo
uno de ellos ciego cogido por la cola
rompe el hechizo
-el amor no basta-
los dos amigos se hablan luego sólo de vez en cuando
ya no se miran a los ojos
justifican un encuentro casual con intermitencias
aisladas
de allí en adelante
seguirán siendo tiburones jadeantes enflaquecidos
con un par de tristezas sobre el río.
los dos amigos se hablan luego sólo de vez en cuando
ya no se miran a los ojos
justifican un encuentro casual con intermitencias
aisladas
de allí en adelante
seguirán siendo tiburones jadeantes enflaquecidos
con un par de tristezas sobre el río.
SUSANA CHÁVEZ
Ocaso
Para Linda Escobedo
introduciendo mi palabra al tiempo
entonces me fui a alguna parte
con el apetito dormido.
Fuiste tú el sitio del crimen,
quién me volvió clandestina melodía,
a quien contemplo mezclada de imágenes
sentada en una butaca del cine
para ver mi sombra.
Nos enredamos en el vacío
y de la nada surge tu boca
a desprenderme a Dios del aliento
en un espejismo que me brota
por un rumor indefinido.
Surges despuntando tu lengua
liberando a Sofía de tu interior.
Aquí estás, embalsamada,
casi real entre los árboles.
Pareces un chacal,
un alebríje que me conquista
más allá de lo intocable.
Te veo desatada en una ventana
alrededor de mi otra parte
dándole a mis ojos el cierre final.
A veces, también te veo
atrapada en un secreto
que duele entre mi carne.
Así voy avanzando paso a paso
tomando de una mano tu ruptura
y acariciando con la otra
los cabellos de alguien
por quien toco la magnánima vehemencia.
Así voy en mi misma
perdiendo la cuenta de tus huesos.
MARINA CENTENO
Yo duermo en el sur
donde el árbol crece desprovisto
y el sol rompe la piel con su amarillo
Tú navegas el mar de los destinos
paladeas la sal de los rincones
desordenando todos mis silencios
Vacíame la noche
en el labriego ducto de mi libido
Abre las llagas
con espada de luz y de infinito
Tu cincel me desarma
y me vuelvo cabriola en el martillo
porque llegas variable a los relojes
en las ojeras que surgen de improviso
por el insomnio húmedo
Sujeta voy hacia el peligro
por la curva cerrada de tu exilio
Menstrúan lunas
se prepara el camino
un sigilo de mar se revuelca en el río
ROSA IGLESIAS
Las olas
Ella estaba sola, pidiéndole sueños al mar.
Su camino hacia el Sur había perdido la ruta,
el amor hacia las islas
virado la trama contra un aislamiento inútil.
Cuántos espejismos había echado a perder,
a pesar de que el viento revolviera sus visiones
orientándolas, como el imán reorienta su brújula.
La forma estricta del deseo,
esa intensidad que hubo comprometido
el rubescente candor de las nubes
se consumía como incienso dando perfume a las olas.
Una lluvia de herrumbre, justo en su ahogo, la hirió.
Ni los nimbos sobre las islas lograron pesar tanto
como para hundirse con ella
ni consiguieron conmover las olas con sus místicos odores
a aquel Neptuno agorero.
Cayó. Sencillamente, cayó aislada, ahuecándose,
sola, como una pluma silente abriendo su llaga en el mar.
Ella estaba sola, pidiéndole sueños al mar.
Su camino hacia el Sur había perdido la ruta,
el amor hacia las islas
virado la trama contra un aislamiento inútil.
Cuántos espejismos había echado a perder,
a pesar de que el viento revolviera sus visiones
orientándolas, como el imán reorienta su brújula.
La forma estricta del deseo,
esa intensidad que hubo comprometido
el rubescente candor de las nubes
se consumía como incienso dando perfume a las olas.
Una lluvia de herrumbre, justo en su ahogo, la hirió.
Ni los nimbos sobre las islas lograron pesar tanto
como para hundirse con ella
ni consiguieron conmover las olas con sus místicos odores
a aquel Neptuno agorero.
Cayó. Sencillamente, cayó aislada, ahuecándose,
sola, como una pluma silente abriendo su llaga en el mar.
Mientras,
el suave arrullo de la orilla, la adormeció
inyectándole un acantilado de amnesias.
2 octubre 2012
inyectándole un acantilado de amnesias.
2 octubre 2012
JOSÉ ÁNGEL VALENTE
El amor está en lo que tendemos...
El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras ).
El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).
Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.
El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras ).
El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).
Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.
El
amor está en cuanto levantamos
(torres, promesas).
En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).
Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.
(torres, promesas).
En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).
Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.
De: "Breve
son"
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