domingo, 4 de mayo de 2025


 

URSULA K. LE GUIN

 


 

Su hija

 

 

Su hija,
el guerrero visionario, el hombre silencioso
de quien no hay fotos,
el frágil héroe verdadero
que perdió lo ganado al ganarlo
de masacre en sacrificio,
este hombre, Caballo Loco, su hija,
¿qué se hizo de ella?
Murió de niña.
Después de eso no hubo victorias.
¿Qué nombre tenía, esa niña?
Su padre la nombró.
Le dio este nombre:
Ellos La Temerán.

 

Versión de Diana Bellessi

 

 

GOETHE

 

 

 

La despedida

 

 

¡Deja que adiós te diga con los ojos,

ya que a decirlo niéganse mis labios!

¡La despedida es una cosa seria

aun para un hombre, como yo, templado!

Triste en el trance se nos hace, incluso

del amor la más dulce y tierna prueba;

frío se me antoja el beso de tu boca

floja tu mano, que la mía estrecha.

¡La caricia más leve, en otro tiempo

furtiva y volandera, me encantaba!

Era algo así cual la precoz violeta,

que en marzo en los jardines arrancaba.

Ya no más cortaré fragantes rosas

para con ellas coronar tu frente.

Frances, es primavera, pero otoño

para mí, por desgracia, será siempre.

 

 

DIEGO MOLDES

 


 

VIII

 

 

Todo se agita.

Todo se rebela.

Todo es caos.

Nada se agita.

Nada se rebela.

Nada es caos.

Todo es quietud.

Todo se revela:

Todo es Paz.

 

 

De: “Ni un día sin poesía”

 

 

CHARLOTTE VAN DEN BROECK

 


 

 

Genealogía

 

 

Una lengua lame un dedo, el viento

solo lo roza por un lado

 

el dedo remueve la resina del regazo

punza las membranas

 

y yo me impongo al mundo.

Más tarde en los vestuarios señalo

 

acusaciones a los niños con ombligo hacia fuera

por llevar todavía un trocito de madre

 

y la madre es una piedra. Se hundirán

en la piscina, pero eso no lo voy a decir.

 

Así nos ensartamos unos con otros

con los residuos de ámbar gris de un cuerpo anterior.

 

Yo no estoy adherida a nada.

 

 

De: “Camaleón”

 

 

RAYMOND CARVER

 

 

 

Miedo

 

 

Miedo a ver un coche de la policía acercarse a mi puerta.
Miedo a dormirme por la noche.
Miedo a no dormirme.
Miedo al pasado resucitando.
Miedo al presente echando a volar.
Miedo al teléfono que suena en la quietud de la noche.
Miedo a las tormentas eléctricas.
¡Miedo a la limpiadora que tiene una mancha en la mejilla!
Miedo a los perros que me han dicho que no muerden.
Miedo a la ansiedad.
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo a quedarme sin dinero.
Miedo a tener demasiado, aunque la gente no creerá esto.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y miedo a llegar antes que nadie.
Miedo a la letra de mis hijos en los sobres.
Miedo a que mueran antes que yo y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre cuando ella sea vieja, y yo también.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día acabe con una nota infeliz.
Miedo a llegar y encontrarme con que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar lo suficiente.
Miedo de que lo que yo amo resulte letal para los que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado.
Miedo a la muerte.
Ya he dicho eso.

  

Versión de Jaime Priede

 

 

LUIS BAGUÉ QUÍLEZ

 

  

 

1

 

 

Vienen de cualquier mar.
Descienden
de los barcos.

Fenicios numantinos,
traficantes de esclavos y ladrones de cobre,
criados por una loba
al pie del Capitolio,
cainitas y gregarios, pero fuenteovejunos.

Libertad, amnistía.
El pueblo unido. Etcétera.

Desembarqué en Emporion. Fundé Cartago Nova.
Respiré el olor cítrico
de todo lo que crece a la intemperie,
de todo lo que muerde a la intemperie:
la carroña y el musgo.

Caminé sobre el agua.

Teñí de rojo
el cielo.