"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 22 de octubre de 2021
FRANCISCO VÉJAR
Defensa
de los supuestos lugares comunes
Tal
vez sea lugar común descifrar estas calles
con una máscara, unas monedas y algo de tiempo.
Tal vez sea lugar común decir una vez más que te amo
cuando las paredes de nuestro cuarto esperan la visita del sol
y los ojos se desprenden del peso de la noche
entre ceniceros, libros y carátulas desgastadas.
Tal
vez todo sea necesario:
que la piel mude su tersura
o nuestra singular manera de vivir.
Pronto
sabrás lo que no sabes
y para eso no será útil
ni el Tao, ni el I-Ching, ni el Tarot
(pero tal vez una hoja que pasa volando
sepa más de nosotros que nosotros mismos).
Al
final la ciudad tendrá el mismo nombre
y todo se repetirá hasta el infinito.
JUAN COBOS WILKINS
Atrio
con grafiti para entrar a este libro titulado
matar poetas
Matamos
poetas.
De
pronto, esta pintada.
Y debajo, los dígitos de un teléfono móvil de contacto.
En rojo sangre sobre cemento gris, las letras del grafiti
cubren la sucia tapia que cierra un callejón urbano sin salida.
Tomas nota del número
y cuidadosamente revisas para corroborar que no haya error.
Cuando
desorientado en esa ciudad desconocida
la encontraste:
Matamos poetas
o con más exactitud
te asaltó, venías de rendir público homenaje a san Juan de la Cruz.
Marcas.
Llamas.
De:
“Matar poetas”
ROBERTO ARIZMENDI
Sin
demora
No
digas ni una palabra. El silencio es plenitud en el espacio.
Vagabundo
sin destino, arribaré a tu mundo
y
nada habrá que demore el tiempo exacto de la dicha.
Afuera,
todo tiene su tono y su sabor precisos
de
fruta seca y tarde taciturna,
Pero
tú y yo habremos de inaugurar
un
mundo a la medida de la dicha y el asombro.
Nadie
sabe cómo es el tono exacto de los días
ni
sabe cómo enfrentar el viento de los años.
Sólo
tú y yo sabemos cómo construir la historia,
la
plenitud, el tiempo eterno, entre nosotros.
Cuando
caiga la tarde alumbraremos la casa,
dejaremos
abiertas las ventanas
para
que el viento corra sin demora
y
arribe el canto inmemorial que es santo y seña.
Estarás
desnuda y anhelante, a la espera,
para
que yo recorra tu piel, tu historia,
tus
precisos recuerdos de la vida
y
habremos de inaugurar otra piel para la dicha, sin demora.
De:
“Tu piel en la memoria”
ROBERTO ARIZMENDI
Sin
demora
No
digas ni una palabra. El silencio es plenitud en el espacio.
Vagabundo
sin destino, arribaré a tu mundo
y
nada habrá que demore el tiempo exacto de la dicha.
Afuera,
todo tiene su tono y su sabor precisos
de
fruta seca y tarde taciturna,
Pero
tú y yo habremos de inaugurar
un
mundo a la medida de la dicha y el asombro.
Nadie
sabe cómo es el tono exacto de los días
ni
sabe cómo enfrentar el viento de los años.
Sólo
tú y yo sabemos cómo construir la historia,
la
plenitud, el tiempo eterno, entre nosotros.
Cuando
caiga la tarde alumbraremos la casa,
dejaremos
abiertas las ventanas
para
que el viento corra sin demora
y
arribe el canto inmemorial que es santo y seña.
Estarás
desnuda y anhelante, a la espera,
para
que yo recorra tu piel, tu historia,
tus
precisos recuerdos de la vida
y
habremos de inaugurar otra piel para la dicha, sin demora.
De:
“Tu piel en la memoria”
BEATRIZ RUSSO
No
hay que olvidarse
No
hay que perder el hábito,
no
hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es
un deber fisiológico,
amar
para que los ojos no se nos den la vuelta
de
mirarnos el ombligo,
amar
para que nuestros brazos no se queden
raquíticos
de no abrazar,
o
amar para que por los suelos
no
se arrastren caídos,
amar
para que no se desgaste la misma mano
y
llegar al fondo de la cuestión.
No
hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es
un deber profiláctico,
amar
para prevenir la hipocondría,
amar
sanando el dolor ajeno,
amar
para que fluya la corriente
y no
se nos queden los líquidos estancos,
amar
para entrenar al corazón
y
subirle los biorritmos.
No
hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es
un deber dialectológico,
amar
para aumentar el vocabulario,
y
traer antónimos, para que el odio y sus sinónimos
no
sean mayoría,
amar
para que el músculo de la lengua
no
quede anquilosado,
amar
para segregar saliva y pronunciar mejor
las
consonantes bilabiales,
o
amar para llevarles la contraria.
Pero
repito, no hay que olvidarse
Pero
repito, no hay que olvidarse,
amar
es obligatorio, es un deber evolutivo,
amar
para preservar la especie humana
de
tener los ojos blancos, muñón de brazos
o
manos descalzas,
amar,
al fin y al cabo, para que siga viva la leyenda
de
que una vez amamos los humanos.
De:
“En la salud y en la enfermedad”
FERMÍN VILELA
Expansión
El
carácter (yǒu) significa, activamente, “tener”. Sin
embargo, se vuelve más concreto al ver su segunda definición, “agarrar con la
mano algo que está en la luna”.
Espera en el Lago Mudo con los pies sumergidos,
sin corriente que le juegue entre sus dedos
ni lleve peces de hojaseca en cueva
azul, donde aún respire la infancia.
Ya no tiene hambre ni sed: una mano extiende
hacia la luna, como desconociendo lo imposible de su hazaña.
Cerca de la orilla, un ombú estira sus ramas
hacia el vientre nocturno. Y le absorbe sombra.
Esa sombra permanecerá aquí, junto a las piedras,
amargamente guardada para cuando asome
la luz artificial en los días del teatro,
en su boca enmudecida por exceso
de flema y de palabras.
Quieto a un costado, el eco de cuantos fue
desvanece mientras en el centro de este lago
se dejan ver algunos pétalos y cuerpos flotantes
que miran fijo hacia el sueño de la luna
porque sólo el sueño es verdadero–
y en él sobreviven.