"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 18 de octubre de 2022
JEAN-PIERRE DUPREY
El
coro-decorado de la muerte
Los
estuches de las lombrices en tierra
son serpientes que se cristalizan
y para cambiar el mar en aire
adquieren el color del Transparente y pican.
Las
lombrices de hierro se desarrollan
en los huecos huecos de las lombrices de vidrio.
Cuando fluyen los hilos de tierra
el agua se convierte en barro de aire-cielo.
Tu
sangre, agua de carne encendida
no está en tu doble, pero tus ojos
la llevan como un huevo o una vena duplicada.
Hay sangre enrojecida en el fuego.
Y
todo eso es un exterior
que forma parte de tu interior.
Sólo la muerte puede poner allí un cristal
-Piedra sin brillo, pero Transparente en el corazón
y ese diamante de aire sangra en ti, y toma tu peso.
VALERY LARBAUD
La
máscara
Escribo
siempre con una máscara en el rostro;
Sí, una máscara a la moda antigua de Venecia,
Larga, con la frente deprimida,
Igual a un gran sinvergüenza de satén blanco.
Sentado en mi mesa y levantando la cabeza,
Me contemplo en el espejo, de cara
Y girado tres cuartos, me veo en él
Este perfil infantil y bestial que amo.
Oh, que un lector, mi hermano, a quien hablo
A través de esta máscara pálida y brillante,
Venga allí a dejar un beso duro y lento
En esta frente deprimida y esta mejilla tan pálida,
A fin de apoyar con más fuerza sobre mi rostro
Este otro rostro hueco y perfumado.
PIERRE JEAN JOUVE
Interior
exterior
En
lo profundo del mundo interior oímos producirse
Extensiones, montañas llanuras lagos y mares
De azul, suntuosos colores
Cada lugar empujando al otro en el abismo de nuestra alma;
¡Dorado
circo de montañas! Erramos por los lugares
Aspirando el éter que se pierde en el número
Lamentando amores abandonados sobre peñas azules
O ciudades inmensas con pabellones de sombra,
Lamentando,
deseando, hasta el día entrevisto
Bruscamente dañado en que dejamos la escena
Que persiste en sus carnudos amores.
No
obstante desde hace tiempo vivo y me desgarro
Entre dos formas hasta la tumba empeñadas
En una lucha a muerte de bellezas eternas.
JUAN BONILLA
La
decisión
Y
bien, habrá que decidir al menos,
descartamos
del todo desde luego
la
criogenización,
y en
cuanto a la sepultura,
mi
familia nunca tuvo panteón y una pared de muertos
tampoco
es una fotogenia que me plazca.
Dos
horas en un horno –un tránsito
por
el infierno que sin duda me he ganado–
parece
pues la opción idónea,
sin
ataúd, sin vestimenta a ser posible:
un
cuerpo entrando a solas
en
una página de Dante.
Sé,
porque lo he vivido, que te entregan
una
bolsa llena de cenizas.
Hay
quien las pone en una urna y las entierra.
Hay
quien, por un precio a su alcance,
tira
de alquimia y las convierte en joya.
Hay
quien las mezcla con pigmentos perdurables
y
encarga que hagan un retrato.
Hay
quien contrata un globo y se las da al aire
donde
flotan en serpentina un rato
y
luego se reintegran a la nada
de
la que procedemos.
Pero
hay que decidirse, aun a sabiendas
de
que da un poco igual lo que decidas.
Estoy
bastante muerto últimamente
y
han soltado en mi corazón un pájaro
que
come corazones.
Y
pues tenemos que elegir
yo
quiero ser unos cuantos bolindres
hechos
de barro y de ceniza,
esmaltados
de colores muy vivos.
Bolindres
que bailen sobre los suelos,
y
choquen o se esquiven impulsados
por
dedos de gente que me conoció
y
echen una partida alguna tarde,
vueltos
niños de pronto porque sí
jugando
a los bolindres
con
las cenizas de su amigo o de su amor
que
no fue más que eso:
sólo
un juego de niños
que
a veces, si perdías tu bolindre favorito,
acababa
en lágrimas.
De:
“Horizonte de sucesos”
VÍCTOR BAYONA
Investigar
El
espaciotiempo es algo así
como
dibujar en un papel el espacio por un lado,
por
otra parte el tiempo,
y
que entonces el papel sea todo el tiempo
y
todo el espacio a la vez,
igual
que los niños que imponen su vida
sobre
un dibujo de una casa plana junto a un río,
un
sol que sonríe y los seres queridos de la mano.
Es
como pedirle a Einstein, a Lorentz, a Minkowski un favor.
Y
que un día tomaran un folio
y lo
hundieran para colocar planetas,
y
estrellas, y agujeros negros,
y
quizá agujeros de gusano,
y
otras cosas que dispusieron con un orden quirúrgico
sin
saber muy bien de qué se trataba.
La
papiroflexia del universo,
canicas
rodando en el patio de la escuela.
El
sol, el río, el amor:
elementos
necesarios
pero
quién sabe qué.
Y
ahora nosotros estamos sobre esa hoja.
Lo
que quiere decir el espaciotiempo
es
que si te mueves el reloj corre.
Que
no moverse es moverse (tic,tac,
tic,tac).
Que
más vale salir ahí afuera,
porque
pronto el dibujo irá vaciándose
y
será difícil encontrar un hogar,
un
abrazo,
el
calor de una mañana.
De:
“A ciencia cierta”
IRENE DOMÍNGUEZ
Sala
X
—Enamórala;
uno
nunca puede cansarse de una mujer como ella.
Te
dijo un
Leopoldo
María Panero del diecinueve.
Y me
comentaste:
—Me
entusiasma tu pelo.
Es
del color de las amapolas.
Y te
dije:
—¿Te
gusta liso o rizado?
—Tras
despertarte conmigo,
respondiste
sin dudar.
Y
también sin dudar, desenfundé las tijeras
y te
lo puse, con cariño, en el plato vacío
del
restaurante.
—Me
gustan tus ojos,
comentaste.
—¿Solos
o con lágrimas?
—Intensos,
respondiste.
Y
sin dudar,
los
arranqué como Edipo
usando
los broches de mi vestido.
Y
así, al plato:
el
canibalismo es una de las manifestaciones más evidentes de la ternura.
—Antes
que musa, poeta,
te
dije,
y
así me fui ciega, desnuda
y
con las amapolas cortadas.
Y el
cínico Leopoldo se volvió cuerdo, y el cansancio se apoderó
primero
de
mis restos en contacto con tu saliva.
De:
“Presuntamente nuestros”
