lunes, 8 de julio de 2013

RAFAEL DE LEÓN




Romance de la voz en la sangre



Fue hacia la tercera luna
cuando lo sintió en los centros.
Estaba sobre la hierba,
tumbada de cara al cielo
-viendo la tarde morirse
sobre sus ojos abiertos-
cuando notó en la cintura
como un pájaro pequeño,
que aleteó por lo oscuro
de su vientre unos momentos,
y luego vino a pararse
sobre su talle, en silencio...

Fue hacia la tercera luna
cuando lo sintió en los centros...
Un ¡ay! de gozo y asombro
y otro de duda y recelo
salieron de su garganta.
Las palomas de su pecho
se erizaron de blancura,
y un temblor de alumbramiento
sacudió de sur a norte
todo el mapa de su cuerpo
e hizo crujir entre sombras
las ramas de su esqueleto...


En un brinco de gacela
se ha levantado del suelo
y ha echado a andar lentamente
por la vereda de cedros.
Parece tallada en tierra
la cara de Sacramento.
-Iré a ver a la Jacinta
lo mismo que otras lo hicieron...
Ella conoce las plantas
y sabrá darme el remedio...
-¿No te da pena matarme
antes de nacer...?
                   
                      ¡Qué miedo
le dio al escuchar la voz
que le salía al encuentro,
envuelta en hilos de sangre
cortando su propio aliento!
-¿Quién eres que así me hablas...?
-Ahora, nadie... casi un sueño;
mañana, si tú me dejas,
un hombre de cuerpo entero...
-¿Y qué voy a hacer, mi niño?
-Parirme como un almendro
en la mitad de la cama
con las entrañas ardiendo.
-¿Pero y mi honra?
-Tu honra
la limpiaré con mis besos:
las madres después del parto
quedan igual que un espejo...
-Pero me faltan seis meses,
seis plenilunios completos
frente a los ojos que miran
y las bocas de veneno.
-¿Y a ti qué te importa nadie?
Ponte delante del pueblo
y escúpele la belleza
de llevar un hijo dentro.
-¡Temo a las lenguas cobardes!
-Y en cambio no te da miedo
ir a buscar una planta
de sombra -flor de silencio-,
para derramar mi vida
por el primer sumidero
y que no quede del hijo
ni una fecha ni un recuerdo...
-¡Calla!
-No puedo callarme.
Una perra no haría eso:
me lamería los ojos
hasta que los fuera abriendo...
Pondría mi piel süave
lo mismo que el terciopelo
y luego ya, sin saliva,
con los dientes en acecho,
se tumbaría a mi lado
hecha un río dulce y tierno,
para que yo la dejara
hasta sin cal en los huesos.
-¡Por Dios!
-Por Él, yo te pido
que no me dejes sin cielo.
Corta sábanas de holanda;
borda pañales de céfiro;
aprende nanas azules
y planta naranjos nuevos...,
y cuando me hayas parido
como a un torito pequeño,
abre puertas y ventanas,
que me contemplen durmiendo
lo mismo que un patriarca
en el valle de tus pechos...
La voz se apagó en la sangre;
la cara de Sacramento
parece como de barro
de oscura que se le ha puesto,
y con sus manos sin pulso
se toca el vientre moreno...
¡Ay qué monte de alegría!
¡Qué rosal al descubierto!
¡Qué luna bajo la falda!
¡Qué lirio de tallo inquieto!
-¡Yo te juro, amor -mi niño-,
por mis vivos y mis muertos,
que te he de parir un día
sonámbula de contento,
aunque me escupan a una
todas las lenguas del pueblo!

FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ



  
Soneto ausente


El sentido del tiempo se me aclara
desde que te ha dejado y me has traído,
y el espacio también tiene sentido
desde que con sus lenguas nos separa.

El uno tiene ahora canto y cara
porque vive de habernos dividido,
y el otro no sería conocido
si no nos escondiera y alejara.

Desde que somos de la lejanía,
el espacio, que apenas existía,
existe por habernos separado.

Y el tiempo que discurre hacia la muerte
no existe por el tiempo que ha pasado
sino por el que falta para verte.


RUBÉN DARÍO




Mía


Mía: así te llamas.
¿Qué más armonía?
Mía: luz del día;
mía: rosas, llamas.
¡Qué aroma derramas
en el alma mía
si sé que me amas!
¡Oh Mía! ¡Oh Mía!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo triste, tú triste…
¿No has de ser entonces
mía hasta la muerte?



AMADO NERVO




La vida es como un arca…


La vida es como un arca inmensa llena de posibilidades. Es más bien como un enorme río lleno de posibilidades.

No es aventurado esperarlo todo. No le cuesta más trabajo a esa corriente formidable, en que están las causas y los efectos, llenar una ánfora grande que una ánfora pequeña.

La aventura más extraordinaria puede, lo mismo que la más insignificante, venir en esas crespas olas que brotan de la fuente misteriosa del Ser y a ella vuelven fecundando el infinito universo.
Revela, por tanto, gran desconocimiento de la magnitud de la vida y gran mezquindad de espíritu la desconfianza de que llegue una cosa, simplemente porque es muy bella. La cantidad de cosas bellas que diariamente se otorgan al mundo, y en las cuales el mundo suele no fijar la atención, distraído y atormentado por ansiedades vanas y egoísmos tristes, es incontable, es formidable, es pasmosa.

"Las cosas, -dice un pensador- nos parecen imposibles hasta el día en que se realizan".

No creas, pues, jamás que la excelencia de un bien es condición negativa para su advenimiento.

Abre con tu confianza todas las capacidades de tu espíritu, ante la posibilidad de recibirlo. No sea que, cerradas por las llaves de tu escepticismo tus puertas interiores, cuando llegue la felicidad suma que te tocaba en suerte, no pueda entrar, ... y se aleje para siempre.



MARIO SALAZAR




Amor

                                                Para Vanessa



Te amo desde que te vi pasar entre las nubes
y supe que eras mi sed y mi voluntad
Desde que sentí que eras mi lecho de flores
en este mundo terrenal, tan cruel y tan artificial
porque Dios supo escuchar mis ruegos
de darme a alguien a quien amar hasta el final.

Eres la flor que el viento arrulla
y yo la abeja que recorre tu figura
También la mar soplando floreciente
las olas del sueño impenitente
suave vaivén de encanto, amor y fuego candente.

El aroma de tu olor tierno me embriaga
y me adormece en las burbujas de la felicidad
irradias de tu alma el sol que nace para mi existencia
al ser que goza por ti desde el alba hasta el ocaso del día
por ser más que tiempo y estar encallada en lo imperecedero siendo vida.


Son tus ojos el brillo que me hace amanecer
Comulgar a la luz azulina de tus lunas llenas en tu natural belleza
el amarte con la locura de quien obtiene la miel del canto
de recitarte cuatro versos encendidos
de amor a fuego tendido.

Despertar durmiendo el sueño eterno
al escuchar tu palpitar de amor correspondido
en tus labios nace el edén
el cielo, el paraíso, diga Dios un nombre a ese bendito sitio.

Conquistando a paso lento un mundo entre los dos
Dejando los lamentos en la trampa de la melancolía
siempre ocuparas la mitad de mi corazón
¡Tú, alma mía!
Por la fuerza de tu convicción
la que me trasmite tranquilidad y firmeza
Mi pareja en este mundo de azares y embestidas
La estrella que guía sin duda
mi rumbo en esta vida.



GONZALO OSSES VILCHES



  
Conversaciones Conmigo Mismo



Me gustaría decirle al viento que no te quiero, que te he olvidado;
me gustaría pedirle al tiempo que me perdone, por mi pasado.
Me gustaría cantarle al cielo, abrir las alas y emprender el vuelo;
me gustaría escribirte un verso, para que olvides lo que has llorado.

Me gustaría, pero no puedo,
porque me encuentro solo, porque he tenido miedo.

Y he tenido miedo de las horas tranquilas,
del agudo tic tac de los relojes,
del verdugo absurdo e inexistente
que se muere de sí mismo cada día.

Y he tenido miedo de vivir sin darme cuenta
que la vida me pasaba por la vida,
de los tedios derrochados de mías días
en las calles barnizadas con mi asombro.
Tuve miedo de encontrarme casi vivo,
derramándome el coraje en las heridas.

Y hoy quisiera gritar las cosas que no me ocurren,
llamar al verbo que las acciona por su nombre,
pedir siquiera un modo potencial que me conjugue.
decir aunque más no fuera: ¿Podría?.

Y oír, detrás de las ruinas,
el cansancio de ser alguien,
todos los días.

Y son tantos los recuerdos que me quedan por vivir,
que una caricia que no entienda me estará matando,
como las palabras que vuelven de su olvido,
como estas conversaciones que hoy inicio,
que son conversaciones sin razón, sin orden ni motivo.

Son sólo eso;
conversaciones con las sombras, incluso con el olvido,
son conversaciones con la culpa, son conversaciones conmigo mismo.