martes, 19 de abril de 2016


LIVIO RAMÍREZ




12



Ésta es la ciudad donde se aman:
un río derrotado
puentes que unen la muerte con la muerte
la bestia de mil caras
cuyo ojo es una llaga que odia al mar
Ultrajados y largos
son sus días
limita aquí el amor con alimañas


De: Descendientes del fuego



FRANCISCO GRANIZO RIBADENEIRA




Inocencia desnuda



Inocencia desnuda
de gemido y manzana,
unos aires te mudan
en ausencias intactas.

Unos aires te vedan
Con herrumbres y cántico
en qué ramas, aceda,
a la oruga y a la mano.

Unos aires, tu miedo
y mi pájaro súbito
¡alta de agua y lamento

por qué voces te busco!
con salivas y vuelos
en el tiempo maduro.



ALFONSO REYES



  
Engañados



Engañados del sosiego
con que los conduce amor,
llegaron tus pensamientos
a las puertas del temor.
En tus azorados ojos
quise beber tu estupor,
donde –entre esmeraldas y oros-
tuve otra suerte mejor:
Porque vi cómo salían,
a modo de confesión,
dos lágrimas perseguidas
de cerca por otras dos.


(ENGAÑADOS, Constancia Poética OC X.)




HÉCTOR DE PAZ




No hay arquero
ni arco
ni flecha
ni aljaba

pero sigue siendo
mi corazón
blanco perfecto.


De: Pondrás tu boca en el polvo (2002)



EUGENIO DE NORA



  
Poesía



Bajo el alba,
entre rosas extasiadas,
salí camino del cielo,
para ver si te encontraba.

Para ver si te encontraba,
y tú, mi vida, no estabas.
Tú no estabas. Entre rosas,
llamándote, bajo el alba.

Hallé rosas de la aurora
venciendo mares de sombra.
Miré rosas de la tierra,
erguidas porque las quieran,
las besen.
Cántico del sol que muere,
vi las rosas del poniente.
Los ángeles las regalan.

Y tú, mi vida, no estabas.
Rosa de nadie, ignorada.
Tú, que te harás porque si,
y sin servir para nada.

De tu perfección avara,
purísima, alma del alma,
rosa bella, sin motivo,
oh, poesía mía, increada.


LÊDO IVO




Las colegialas



En este verano sin nubes las muchachas pasean:
son las dulces colegialas
que andan en bicicleta y contemplan los cielos atómicos.
Los navíos anclados en el jardín del colegio
quieren partir hacia las salinas, inútilmente, mientras
    las chicas sueñan en vagancias, picnics virgilianos,
    coloquios, chismes en las lánguidas tardes sobre un
    tema doméstico, bailes, juegos, flirteos y deporte
    por la mañana.

Soñando, ellas nacerán; soñando, morirán;
mientras, junto a sus cuerpos frágiles como sauces y
               [ardientes como la respiración de la noche,
la tarde nace y enmudece de espanto.