miércoles, 16 de septiembre de 2015

JORGE CUESTA PORTE-PETIT




Entre tú y la imagen de ti que a mí llega



Entre tú y la imagen de ti que a mí llega
Hay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria.
Tienes tiempo de abrir la puerta sin que te vea,
Huir y regresar después de haber cambiado o muerto del todo.
Tienes tiempo de hacerte presente a otros ojos
Y dejar en ellos otra visión deshabitada.
Tus palabras son hondas para contener en sus ecos
Otras obscuras que escucharé precisas cuando te hayas apagado,
Para sepultar en sus silencios dichas que no posees,
Dicha que de ti apartan -porque no de tu ausencia-
Los fragmentos de ti que las sujetan,
Distantes uno de otro, dispersos y recónditos,
Sin reintegrarte nunca la vida que te arrancan
Y sólo tu muerte recupera.


SALVADOR NOVO

  


Tema de amor



Dentro de estos cuatro muros
Pretendí ocultar mi dicha:
Pero el fruto, pero el aire,
¿Cómo me los guardaría?

Hora mejor que pospuse,
Voces que eran para mí,
Camino que no elegí
Destino que no dispuse;
¡Cómo os volvisteis oscuros!
¡Qué amargo vuestro sabor
Cuando nos encerró mi amor
Dentro de estos cuatro muros!

Entre tu aurora y mi ocaso
El tiempo desaparecía
Y era nuestra y era mía
Sangre, labio, vino y vaso.

En perdurar se encapricha
Mi sombra junto a tu luz
Y bajo negro capuz
Pretendí ocultar mi dicha.

Pero el fruto, pero el aire,
Pero el tiempo que no fluya,
Pero la presencia tuya
Fuerte, joven, dulce, grande;
Sangre tuya en vena mía,
Lazos a instantes maduros,
Dentro de estos cuatro muros
¿Cómo me los guardaría?


MANUEL JOSÉ OTHON




Qué enferma y dolorida lontananza...



¡Qué enferma y dolorida lontananza!
¡Qué inexorable y hosca la llanura!
Flota en todo el paisaje tal pavura
como si fuera un campo de matanza.

Y la sombra que avanza, avanza, avanza,
parece, con su trágica envoltura,
el alma ingente, plena de amargura,
de los que han de morir sin esperanza.

Y allí estamos nosotros, oprimidos
por la angustia de todas las pasiones,
bajo el peso de todos los olvidos.

En un cielo de plomo el sol ya muerto,
y en nuestros desgarrados corazones
¡El desierto, el desierto... y el desierto!




JAIME GARCÍA TERRES

  


Toque del alba



Otro mundo. (No retazos armados, remendados
                            de lo mismo de siempre.)
Donde la vida con la vida comulgue; donde el vértigo
nazca de la salvaje plenitud; orbe amoroso,
todo raíz, primicia, fecunda marejada.
Otro mundo. Sin legajos inertes, sin cáscaras vacías.

Adiós a la desidia del viejo sacristán
en pequeños apuros para medimos una
mortaja cada día.
Desgarrad ias memorias del color cenizo.
Rompamos ataduras, y quedemos
                                      desnudos bajo el alba.

Adiós encierros, lápidas, relojes
que desuellan el tiempo con ácidos cobardes.
Libre llama será
la nuestra por los siglos de los siglos.
Tierra libre, el sostén de nuestros pasos.

A cieno huelen ya los manes en los muros;
desvalidos,
la fatiga contagian de sus añoranzas.
Arrasadlos, oh huestes, arrasadlos
con sedientos linajes de frescura,
y verdecidas
brechas al aire pleno descubran los altares.



HOMERO ARIDJIS




Al hablarte me escuchas...



Al hablarte me escuchas
desnuda de conceptos
renuncias a ti misma
para volverte aire
y al vuelo de mis pájaros verbales
concibes la palabra
siempre virgen y madre
vas perdurando los instantes
en tu cintura poderosa
algún día
cuando pierda al mundo
me harás permanecer.



EFRAÍN HUERTA

  


Eres, amor, el brazo con heridas...



Eres, amor, el brazo con heridas
y la pisada en falso sobre un cielo.
Eres el que se duerme, solitario,
en el pequeño bosque de mi pecho.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres el viejo llanto y la tristeza,
la soledad y el río de la virtud,
el brutal aletazo del insomnio
y el sacrificio de una noche ciega.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres un frágil nido, recinto de veneno,
despiadada piedad, ángel caído,
enlutado candor de adolescencia
que hubiese transcurrido como un sueño.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres lo que me mata, lo que ahoga
el pequeño ideal de ir viviendo.
Eres desesperanza, triste estatua
de polvo nada más, de envidia sorda.
Eres, amor, la flor del falso nombre.