miércoles, 15 de octubre de 2014

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ



Irás sobre la vida de las cosas...

 

Irás sobre la vida de las cosas
con noble lentitud; que todo lleve
a tu sensorio luz: blancor de nieve,
azul de linfas o rubor de rosas.

Que todo deje en ti como una huella
misteriosa grabada intensamente:
lo mismo el soliloquio de la fuente
que el flébil parpadeo de la estrella.

Que asciendas a las cumbres solitarias,
y allí, como arpa eólica, te azoten
los borrascosos vientos, y que broten
de tus cuerdas rugidos y plegarias.

Que esquives lo que ofusca y lo que asombra
al humano redil que abajo queda,
y que afines tu alma hasta que pueda
escuchar el silencio y ver la sombra.

Que te ames en ti mismo, de tal modo
compendiando tu ser, cielo y abismo,
que sin desviar los ojos de ti mismo
puedan tus ojos contemplarlo todo.

Y que llegues, por fin, a la escondida
playa con tu minúsculo universo,
y que logres oír tu propio verso
en que palpita el alma de la vida.

 

 

JULIO FLÓREZ ROA



Ave gris

 

De la pared la escala suspendida
Y al pie de la pared tú y yo, mi vida.
En la triste y desierta
Soledad de los ámbitos azules,
Como una novia muerta,
La blanca luna entre nevados tules.
Silencio, ni un ruido,
Mudo el viento en los árboles dormido.
Tú, mustia y temblorosa
Como el pétalo casi desprendido
Del cáliz de una rosa.
Después las explosiones
Del amor, tanto tiempo comprimido,
En nuestros anhelantes corazones.
El vértigo. ¡Los éxtasis profundos
Debajo de la noche y de los mundos!
Luego un ave que cruza
El aire, que nos mira y lanza un grito:
Una enorme lechuza,
Que se pierde en el lóbrego infinito.
Tú, que huyes asustada;
Yo, que subo la escala y luego nada.
Hoy ha cambiado todo,
¡Oh niña, y de qué modo!
El espantoso olvido,
Como pájaro lúgubre e inquieto,
En la noche de tu alma se ha cernido.
Sabes que soy discreto
Y que nunca hablaré de tu secreto.
Mas, no sabes, ignoras
Cuán amargas y tristes son mis horas.
No sabes que me río
Y que me estoy muriendo, ¡a pesar mío!
Mas no importa; que cante
De alegría tu nuevo y dulce amante.
De tu honor ostentando los tesoros
Hoy por la senda de tu amado cruzas,
Porque sabes muy bien que hablan los loros
Pero no las lechuzas.

 

 

 

VICENTE ALEIXANDRE



Al cielo
 


El puro azul ennoblece
mi corazón. Sólo tú, ámbito altísimo
inaccesible a mis labios, das paz y calma plenas
al agitado corazón con que estos años vivo.
Reciente la historia de mi juventud, alegre todavía
y dolorosa ya, mi sangre se agita, recorre su cárcel
y, roja de oscura hermosura, asalta el muro
débil del pecho, pidiendo tu vista,
cielo feliz que en la mañana rutilas,
que asciendes entero y majestuoso presides
mi frente clara, donde mis ojos te besan.
Luego declinas, ¡oh sereno, oh puro don de la altura!,
cielo intocable que siempre me pides, sin cansancio, mis besos,
como de cada mortal, virginal, solicitas.
Sólo por ti mi frente pervive al sucio embate de la sangre.
Interiormente combatido de la presencia dolorida y feroz,
recuerdo impío de tanto amor y de tanta belleza,
una larga espada tendida como sangre recorre
mis venas, y sólo tú, cielo agreste, intocado,
das calma a este acero sin tregua que me yergue en el mundo.
Baja, baja dulce para mí y da paz a mi vida.
Hazte blando a mi frente como una mano tangible
y oiga yo como un trueno que sea dulce una voz
que, azul, sin celajes, clame largamente en mi cabellera.
Hundido en ti, besado del azul poderoso y materno,
mis labios sumidos en tu celeste luz apurada
sientan tu roce meridiano, y mis ojos
ebrios de tu estelar pensamiento te amen,
mientras así peinado suavemente por el soplo de los astros,
mis oídos escuchan al único amor que no muere.


 

MARCELO DANIEL FERRER



Amor y distancia

 

Mi sur te imaginó desde un sueño
Que plácido elevó su libido para buscarte...
Ahí, donde el azteca adora a sus dioses,
Me elevo a tu norte para adorarte.

Tierras aztecas de sacrificios y alabanzas,
Te buscan mis ojos en la inmensidad de esas pampas
Que tienen al águila en su bandera como estampa.

En este espacio infinito donde las formas son letras,
Y el corazón se arrasa con el poder de la palabra,
Acuño esperanzas en cada charla.
Te siento, te veo, te toco
Marcho a tu encuentro inundado de vos
Cuando cierro mis ojos,
Y me elevo etéreo cuando te invoco.

Con el amor, suceden cosas extrañas.
Se derriban fronteras y se devoran distancias...
Pero son los sueños los que alimentan la esperanza.

Por eso, mi amada... luz lejana:
Búscame en tus sueños a los flancos de tu falda,
Sosténme la mano firme y no la sueltes por nada,
Que si es amor esto que nos pasa,
Esta fantasía que anuda nuestras almas,
Unirá nuestros cuerpos la mañana de un día.

 

 

 

MEDARDO ÁNGEL SILVA



Vesper marino

  

     Rugió el lascivo mar a la manera
de un sátiro de barbas temblorosas,
al poner tu presencia en la ribera
su gracia peculiar sobre las cosas.

     Joyas raras y sedas olorosas
prestigiaban tu dulce primavera
y al deshojarse tus palabras era
cual si estuvieran deshojando rosas.

     Hubo un silencio de éxtasis en todo...
el mar violento suspiró a su modo...
lloraron en la niebla las esquilas...

     Y me halló de rodillas el Poniente
viendo abrirse los astros dulcemente
en el cielo otoñal de tus pupilas.
 

De "Las voces inefables"

 

 

MIGUEL DE UNAMUNO Y JUGO


 
Dolor común

 
 
Cállate, corazón, son tus pesares
De los que no deben decirse, deja
Se pudran en tu seno; si te aqueja
Un dolor de ti solo no acíbares

A los demás la paz de sus hogares
Con importuno grito. Esa tu queja,
Siendo egoísta como es, refleja
Tu vanidad no más. Nunca separes

Tu dolor del común dolor humano,
Busca el íntimo aquel en que radica
La hermandad que te liga con tu hermano,

El que agranda la mente y no la achica;
Solitario y carnal es siempre vano;
Sólo el dolor común nos santifica.