martes, 2 de enero de 2018


JACK KEROUAC






Cabeceando contra
la pared, las flores
estornudan.


ÁLVARO VALVERDE






Ciudad de ceniza 



Una ciudad es todas las ciudades.

Cruzas el mismo andén, las avenidas
iguales y lejanas, tan inhóspitas
como esos edificios que proyectan
su luz vítrea y opaca en el asfalto.

Una ciudad es sólo un sentimiento
de euforia o de catástrofe, un círculo
que es suma de otros círculos
igual de fantasmales.

Es un azar, una ciudad; un tramo
entre dos direcciones de ida y vuelta,
y un idéntico fin y un mismo origen.

Con la mirada hundida, el paso rápido,
recorres sin cesar las mismas calles
que desoladas cercan tu destino.


De "Mecánica terrestre"


ARNULFO VALDEZ OLETA




Mas cae, cae, el aguacero…
César Vallejo



Sabes   cómo tanto frio
Me acalambró las manos hoy lunes dieciséis
de marzo
sabes   tanto frío han aprehendido
que laten laten            y el aguacero te tiene sorda
sí         sí         me escuchas
has dejado las tuyas en casa
quise    arrastrarlas hasta allí
pero la lluvia me volvía niño
y también sé que tus manos ya no abrirían la puerta
ni su ventanita
porque adentro de tu casa quizás
tomabas la escoba, una hoja, acariciabas tu gatita
sí         sí lo que digan ellas
ocupadas ajá
pero heladas también como las mías


AIDA CARTAGENA








Sed del Dolor





Ciego caminante de las sendas

de las constelaciones.

En la noria de luz donde viven las lágrimas...

sed de dolor, los pétalos has secado como una tierra cálida.



El llanto de la tarde se apagó en la montaña.

Las palomas del sueño se han herido en las alas.

La infinita ternura con que el olvido

acuna el dolor,

para hacerlo dormir.

para hacerlo olvidar,

es una queja vaga, rezagada en la arena

donde el dolor se abre,

pero el agua no llega.



Horadando los cielos,

a las nubes se han ido,

a la luna se han ido, los labios del dolor,

y las nubes de agua,

y la luna de agua,

no han mojado los labios de la sed del amor.



En el llanto de noche que en la grama amanece,

en la última queja que sangra de la boca,

en la fuente del alma que el helecho naufraga;

en todo lo que es agua,

la sed de mi dolor

no ha encontrado su agua.



Ni el vino de los viejos recuerdos,

ni el licor de la mística oración de la sombra,

ni el óleo de la lámpara,

ni la lluvia de estrellas,

ha calmado la sed, la sed de mi dolor.



Dolor que ha bebido todas las aguas vivas,

dolor que ha bebido todas las aguas muertas.

La sed de mi dolor sólo espera un retorno,

para calmar su sed

de lámparas eternas!

MORIANA DELGADO 







Matrimonio





Desperté y me di cuenta que llovía.

todos éramos un juego

mamá no quería entrar al cuarto,

estábamos dolidos.

La tarde no era tarde,

el matrimonio era un café frío,

las horcas allá afuera había dado el tirón

alguna vez en el pasado.

Mis manos no eran manos,

eran un tiempo de tu tiempo.

Estábamos todos reunidos,

para una demencia mal lograda,

para ver a papá regocijarse en el vestido,

en el mirador de los encuentros.

Éramos todos un pescado,

afuera de sus entrañas, nadando en el tragaluz oscurecido.

Desperté y me di cuenta que llovía.

La luz estaba apagada.

La ficción rondaba ausente.

Soñé con ser un bisonte

un árbol dislocado,

pequeñas gotas de luz,

y pensé:

No hay nada más triste

que querer estar mejor.

LURIEL LAVISTA 







Llegamos tarde 

  A Iris



Una solución que te hunde vale más

                                                  que cualquier incertidumbre.

Boris Vian







Porque amaneciendo pensaba gritarle
para alcanzarla e invitarle un encierro con toda su pérdida memoria
contagiar las esporádicas juergas en íntima bendición,
la última vez se encaminaba a soltarse
ya la luminosidad de su asombro se perdía
en el cansancio que da el desierto día.



Cargo unas notas dentro del bolsillo
para cuando esté frente a ella, una decisión firme
y hasta  que el ebrio mar encendía una plegaria certera a mi razón
me mantendré en paz y alejado,
aunque siempre me aproxime en cada parpadeo que tenga
todas las cartas que recibí fueron las últimas.



Y si no me encontrara sentado en compañía del abismo
contagiado con la nostalgia que da vomitar en la terraza de este edén,
tardes  que no reconozco, platicando con figuras talladas con mi vista
sé bien que dictó esto pensando en la tentadora huida;
De noche me persigue en los pasillos de esta construcción,
me llama  para ir a balbucear ante la luna
las interminables formas del letargo ancestral.



Resbaló en el lodo ante una sacudida de astros,
suelto  a arder viejas notas para abrirme paso
y ya nada se escucha ahí adentro,
tropiezo a gusto fulminado por la felicidad inexorable del gallo
con  la ventaja  de  no creerle al tiempo ni a todo lo que se cuenta en él.



De ninguna manera y  de todas confundo sus sentencias en este lugar
en que nada se amontona ni se olvida
y así entonces tardar una respiración
para expulsar el adormecimiento de ideas.



Carcajadas saltan de las comisuras del destierro que me da su  placer
esta naturaleza y  su soberbia disipan a las mentes de su alma creadora
hacen engendrar del suelo inundado de comedia y materialidad
severa secreción cerebral sin fin ni comienzo.



No he despertado inútilmente
le confió mi compañía a la miseria diestra
un puñado de combustión se eleva en esta madrugada desde mi pecho
avanzó con solo pocos golpes térmicos
y con una eternidad última de saciedad.



Subo a ver la noche debajo del vapor,
tumulto de erosiones que entierran cada poro de luz
ya con un último aliento,  el silencio de una tierra colérica...