Matrimonio
Desperté
y me di cuenta que llovía.
todos
éramos un juego
mamá no
quería entrar al cuarto,
estábamos
dolidos.
La
tarde no era tarde,
el
matrimonio era un café frío,
las
horcas allá afuera había dado el tirón
alguna
vez en el pasado.
Mis
manos no eran manos,
eran un
tiempo de tu tiempo.
Estábamos
todos reunidos,
para
una demencia mal lograda,
para
ver a papá regocijarse en el vestido,
en el
mirador de los encuentros.
Éramos
todos un pescado,
afuera
de sus entrañas, nadando en el tragaluz oscurecido.
Desperté
y me di cuenta que llovía.
La luz
estaba apagada.
La
ficción rondaba ausente.
Soñé
con ser un bisonte
un
árbol dislocado,
pequeñas
gotas de luz,
y
pensé:
No hay
nada más triste
que
querer estar mejor.
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