domingo, 4 de diciembre de 2016


ÁNGEL CRUCHAGA




La seda de tus hombros



Ya no temo a la muerte.
Me defienden tus manos y tus ojos.

Estoy tranquilo como un prado verde
donde sonríen los infantes de oro.

Ya no temo a la muerte;
Dios empieza en el canto de tus ojos.

Mi corazón se duerme
como un ciego en la llama de un sollozo.

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Se alza la luna siempre
más allá de la seda de tus hombros...

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JENARO TALENS




Epilogue & After



Cuánta ceniza ardiente llueve el cielo,
ecos antiguos de una voz que pasa,
ese enemigo que inventó el espejo
y me instaló sin verme en su mirada.
Dando bandazos, el invierno cae;
no me permite desdecirme. Calla
para obligarme a oír desde el silencio
el rumor con que anula las palabras
y hace hablar a los árboles, a las
piedras desnudas, a los puentes, con
el lenguaje del agua.
Burlón y regio por las galerías,
el aire muerde sin cesar las ramas;
ellas me enseñan a mirar sin odio:
el sol es siempre nuevo cuando se levanta.
El frescor de las cosas desmiente mi agonía,
y en este cuerpo imán de tu memoria inscribo
el lastre fiel de un monólogo en calma.
La noche apoya su cabeza en mi hombro,
su materia sensible. No hay nostalgia,
sino copos de tiempo que la noche aventa
en un espacio vuelto madrugada.
Mis ideas acerca del futuro
crecen como burbujas de sustancia.
Por qué seguir; la escena ha terminado,
y ahora que ya no necesito nada
(si acaso respirar la luz del día),
ahora, cuando descubro que esa luz no acaba,
sé que el camino existe
porque por él avanzo: soy camino.
Sobrevivir ha sido mi venganza.


De: "Tabula rasa"


FRANCISCO CERVANTES VIDAL




Meditación sobre los maniquíes


  
De la pintura de Bia Wouk, y para Joao
Un laberinto es lo que somos.
Tiempo sobre tiempos sobrepuestos.
Sueños, sobresueños, pesadillas.
El agua quieta, no se sabe
Qué aguarda, con la luz repite
Caninamente nuestra estancia.
La vemos caminar por esas calles.
Nos llaman reflejos, ¿y lo somos? 



ÓSCAR HAHN




Cafiche de la muerte



Como carne de cóndores hirvientes
o de tordos quemados como cresta
del rojo al negro se cambió la fiesta
y en silencio se fueron los clientes
Se nos vació nomás todos los prostíbulos
se vaciaron las camas y los bares
y todas las que estábamos de a pares
sollozamos de una en el vestíbulo
Por el pasillo viene la señora
siempre tan maternal siempre a la hora
con su taza de té y un trago fuerte
Para qué te moriste desgraciada
Mira mi pobre cuarto desolado.
Tipo traidor: Cafiche de la muerte



CHARLES BAUDELAIRE




El vampiro



Tú que, como una cuchillada;
Entraste en mi dolorido corazón.
Tú que, como un repugnante tropel
De demonios, viniste loca y adornada,

Para hacer de mi espíritu humillado
Tu lecho y tu dominio.
¡Infame!, a quien estoy ligado
Como el forzado a su cadena,

Como al juego el jugador empedernido,
Como el borracho a la botella,
Como a la carroña los gusanos.
-¡Maldita, maldita seas tú!

Supliqué a la rápida espada
Que conquistara mi libertad
Y supliqué al pérfido veneno
Que sacudiera mi ruindad.

¡Ay! el veneno y la espada.
Me desdeñaron diciéndome:.
-No eres digno de que se te libere
De tu esclavitud maldita.

-¡Imbécil! -Si de su dominio
Te libraron nuestros esfuerzos,
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro.
Versión de María Fasce



RENATA DURÁN




Te esperaré del lado del silencio...      



Te esperaré del lado del silencio.
Entre las sombras de las lentas horas.
Te esperaré en el fondo de mis sueños
allí donde comienzan nuestras cosas.
En ese después del tiempo
donde podemos ser nosotros.
Desnudos, al fin, para los besos
más profundos y locos. Para la piel.
Te esperaré en la espuma del mar
interminable. Tú tocarás el aire
con mi cuerpo. Siempre vas a cantar
sabiendo que te espero.


II

Voy a morir contigo cualquier tarde.
Después de ti no quiero a nadie.
Todo el deseo del mundo claudica
entre tus brazos. No hay más allá de ti,
es el amor que nunca se reparte.
Llegaste a ser mi pasión única.
No somos una ilusión cobarde,
si tú no luchas, no lucharé tampoco.
Aceptaré que el tiempo te arranque
de mi lado y moriré esta tarde.