"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 4 de noviembre de 2018
RICARDO CASTILLO
Las nalgas
El
hombre también tiene el trasero dividido en dos
pero es
indudable que las nalgas de una mujer
son
incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen
más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más
importantes que el sol y Dios juntos,
son un
artículo de primera necesidad que no afecta la
inflación,
un
pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una
bendición de la naturaleza,
el
origen de la poesía y del escándalo.
De: “El Pobrecito señor X”
ANA ROSETTI
Hubo un tiempo...
Hubo un tiempo en el que el amor era un
intruso temido y anhelado.
Un roce furtivo, premeditado, reelaborado durante
insoportables desvelos.
Una confesión perturbada y audaz, corregida mil
veces, que jamás llegaría a su destino.
Una incesante y tiránica inquietud.
Un galopar repentino del corazón ingobernable.
Un continuo batallar contra la despiadada infalibilidad
de los espejos.
Una íntima dificultad para distinguir la congoja del
júbilo.
Era un tiempo adolescente e impreciso, el tiempo del
amor sin nombre, hasta casi sin rostro, que merodeaba,
como un beso prometido, por el punto más umbrío de la
escalera.
Hubo un tiempo en el que el amor era un
intruso temido y anhelado.
Un roce furtivo, premeditado, reelaborado durante
insoportables desvelos.
Una confesión perturbada y audaz, corregida mil
veces, que jamás llegaría a su destino.
Una incesante y tiránica inquietud.
Un galopar repentino del corazón ingobernable.
Un continuo batallar contra la despiadada infalibilidad
de los espejos.
Una íntima dificultad para distinguir la congoja del
júbilo.
Era un tiempo adolescente e impreciso, el tiempo del
amor sin nombre, hasta casi sin rostro, que merodeaba,
como un beso prometido, por el punto más umbrío de la
escalera.
SEBASTIÁN CORREA POSADA
XIII
Mudo
ha
quedado mudo y ciego
ha
quedado ciego
Sin
poder catar el vino
uvas
hay y el viñedo está escondido
sus
pies no acarician las uvas
Sus
pies y su baile
resiste
no
ruedan los barriles
Sin
poder entregarle letras cursivas
esconde
letras derechas
en la
leche derramada
Mudo y
ciego
sólo la
pantalla
frases
cortantes
solo comentarios
pero
hojas en blanco.
SULLY PRUDHOME
El mejor momento
del amor...
El mejor momento del amor
no es aquel en que se dice: «Te amo.»
Se halla en ese mismo silencio que está a punto
de romperse todos los días.
Está en la rápida y furtiva comprensión de los corazones.
Está en los fingidos rigores y en las secretas indulgencias.
Está en el estremecimiento del brazo
en que se apoya la mano temblorosa,
en esa página que volvemos juntos,
pero que ninguno de los dos leemos.
¡Momento único, en que los labios callan
y dicen tantas cosas con su pudor;
en que se abre el corazón,
estallando quedamente como un botón de rosa!
En que el solo perfume de los cabellos
parece un favor conquistado.
¡Momento de deliciosa ternura,
en que el respeto mismo es una confesión!
El mejor momento del amor
no es aquel en que se dice: «Te amo.»
Se halla en ese mismo silencio que está a punto
de romperse todos los días.
Está en la rápida y furtiva comprensión de los corazones.
Está en los fingidos rigores y en las secretas indulgencias.
Está en el estremecimiento del brazo
en que se apoya la mano temblorosa,
en esa página que volvemos juntos,
pero que ninguno de los dos leemos.
¡Momento único, en que los labios callan
y dicen tantas cosas con su pudor;
en que se abre el corazón,
estallando quedamente como un botón de rosa!
En que el solo perfume de los cabellos
parece un favor conquistado.
¡Momento de deliciosa ternura,
en que el respeto mismo es una confesión!
Versión de Max Grillo
JUAN DOMINGO AGUILAR
35 milímetros
Impares. Fila 13.
Butaca 3. Te espero / como siempre
Pablo García Baena
Todas
las noches las butacas rojas
desgastadas
el baño azulejos con estampados
setenteros
las escaleras refrescos y palomitas
arriba
todas
las noches películas alemanas suecas españolas
italianas
cine de autor miércoles Fila 15 Butaca 7
no hay
más de cuatro personas
nunca
he visto esta sala llena
el
Prevost empieza a sonar
se
escucha el ruido del viejo proyector
la
pareja que hay sentada en la fila de atrás
se
abraza ella inclina la cabeza ligeramente
sobre
el hombro del chico
termina
la película al salir
los
miro durante unos segundos
las
calles parecen recién regadas
el
camión de la limpieza pasa siempre
a la
misma hora después de la última sesión
recuerdo
aquel sábado de noviembre
sesión de las 18:00 te espero en la
puerta
a la
salida me abrazas la multitud tus ojos
lloras
cansada me miras tus ojos parecen
de una
actriz fracasada de Hollywood
al
salir del cine como siempre
las
calles parecen recién regadas
recuerdo
la última sesión que vimos juntos
recuerdo
el sonido de aquel proyector
quizás
la poesía habita en lugares así
cámaras
de 35 milímetros
quizás
la poesía sea solo eso
viejas historias
que proyectamos sobre un papel
SERGIO ÁNGELES
Cirugía a corazón abierto
Hiere
mi noche el escalpelo
cruel
regocijo del tiempo
tres
flechas que abren las venas
agonía
de los recuerdos
numeración
quirúrgica
detalle
grabado sobre mármol
las
columnas que llevan tu vida
(Padre,
disecciona los pecados de la ira)
turgente
concilio
que
recibe una descarga de nube
tus
piernas –fórceps inversos-
caricia
bisturí palpitando en la humedad
Gloria
al Padre
Trepanación
de la metáfora
entrada
cíclica sacude los muros
opresión
delirante cierra el puño
eléctrica
incisión en tu vientre
Gloria
al Hijo
del
hijo
(Madre,
cura los disturbios de mi sangre)
viaje
nebular
paroxismo
destella
lúbrica
sonrisa de veinte pétalos
lúdica
mirada
impúdica
mordida
-sonido
anestésico-
mi
nombre se repite convulso
en un
mar de palabras dentadas
salvajes
y sucias
golpes
de voz
impactando
mi rostro
gemido
ciego
empuña
la oración
canto
perdido de los místicos
nosotros
en éxtasis de beatos
encrucijada
de sensaciones
mi
noche cruje en la obertura
fulgor
de cielo
tu
vórtice
fruto
estelar que somete
puerta
de mi pensamiento
con
cera hirviendo
sutura
mi ser en tu vientre
Gloria
al Espíritu
extático
resplandor.
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