lunes, 12 de octubre de 2020

NIKOLAI GUMILIOV



 

Duda



Estoy solo en esta tarde silenciosa
Y sólo pienso en ti, en ti.

Tomo un libro y te descubro en cada página
Vago en ti ebrio y perturbado.

Me dejo caer sobre la cama
La almohada me quema...no, no puedo dormir, sólo esperar.

Inseguro, me acerco a la ventana.
Contemplo la luna y la humeante pradera.

En un rincón del huerto me dijiste "sí"
Y ese "sí" me ha acompañado toda la vida. 

De pronto caigo en cuenta
Que siempre fuiste indómita.

Que ese "sí", ese estremecimiento tuyo allá en el huerto,
Esos besos -fueron tan sólo un delirio en la primavera y el sueño.

 

 

Versión de Jorge Bustamante García

 

TED HUGHES

  


 

Cómo empezó a jugar el agua

 

 


     Agua quería vivir
fue al sol y volvió llorando
Agua quería vivir
fue a los árboles la quemaron volvió llorando
La pudrieron volvió llorando
Agua quería vivir
fue a las flores la pisaron volvió llorando
Quería vivir
fue al vientre encontró sangre
volvió llorando
fue al vientre encontró cuchillo
volvió llorando
fue al vientre encontró gusano y podredumbre
volvió llorando quería morir

     Fue al tiempo fue por la puerta de piedra
volvió llorando
fue por todo el espacio buscando nada
volvió llorando quería morir

     Hasta que no le quedó lloro

     Yacía en el fondo de todas las cosas

completamente    agotada     completamente    claro todo



Versión de Jesús Pardo

GEORG HEYM

  


 

Duermevela



La tiniebla cruje como un vestido,
los árboles vacilan en el horizonte.

Refúgiate en el corazón de la noche,
excava dentro de la oscuridad un escondrijo
como la abeja en el panal. Hazte pequeño,
baja de tu yacija.

Algo desea atravesar los puentes,
piafa curvando las pezuñas,
descarriadas, empalidecen las estrellas .

Como una anciana la luna se mueve
de un lado para otro
con el lomo encorvado.

  

Versión de Jenaro Talens

 

 

NÂZIM HIKMET

  


  

Chicas como hilos de oro...

 

 


Chicas como hilos de oro
           en esta ciudad europea
                        se pasean con babuchas como las nuestras.
Sobre el Estambul que llevo dentro el cielo está despejado.
Un ciprés, una fuente, Üsküdar.
Aunque me echara a correr, no alcanzaría
                                              no alcanzaría el vapor que está saliendo del muelle.

 

 Leipzig, 30 de junio de 1959

 

De: "Últimos poemas 1959-1960-1961"

MIHAÏ BENIUC

  

 

 

Canción de amor




Ven, canción de amor, 
desde el corazón de los elementos 
sobre el ala de la tormenta 
con el aullido de la tempestad, 
ven desde los abismos de la noche, 
a caballo sobre los torbellinos 
con el hervor de las aguas profundas, 
que te llevan los pastores del aire 
en tropeles de estrellas 
ladradas por el trueno. 
Ven, torbellino de fantasmas, 
carro de nubes 
fustigado por el relámpago 
roto sobre el espinazo 
de las tinieblas. 
Ven, toro del crepúsculo 
rasgado por el diente de la luna, 
hoz surgida de las encías del celo. 
Ven, 
conmoción de la aurora 
con la aureola del sol sobre la cabeza, 
despierta 
al nenúfar del lago, 
la tórtola en el nido, 
la voz de la fábrica en su pecho de metal, 
el niño en los brazos del sueño, 
desliga a los borrachos de las heces del vino, 
las enamoradas de los enlazamientos de la carne, 
las abejas 
del calor del panal. 
Ven sobre mil senderos, 
nieves fundidas, 
lluvias mezcladas de sol, 
hierbas invasoras, esplendor de los campos, 
hojas caídas, 
racimos vendimiados, aplastados en el lagar, 
balbuceo del mosto en los toneles, 
y cristalízate de un golpe 
en tres palabras 
murmuradas por el hombre al oído de la amada, 
envueltas en el beso, 
apenas comprendidas, 
frágiles y cálidas: 
Estoy cerca de ti.

 


1966

 

Versión de Rafael Alberti y María Teresa León 

 

INGEBORG BACHMANN

  

  

 

En la penumbra

 

 


De nuevo metemos los dos las manos en el fuego, 
tú, para el vino de la noche largamente embodegada, 
yo, para la fuente de la mañana, que desconoce los lagares. 
Aguarda el fuelle del maestro, en quien confiamos. 

Al sentir el calor de la preocupación, el soplador se acerca. 
Se va antes de que amanezca, viene antes de que llames, es viejo 
como la penumbra en nuestras tenues cejas. 

De nuevo, él prepara el plomo en caldera de lágrimas, 
a ti, para un vaso -se trata de celebrar lo desaprovechado-, 
a mí, para el pedazo lleno de humo -este se vacía sobre el fuego.
Así avanzo hasta ti y hago sonar las sombras. 

Descubierto está quien ahora vacile, 
descubierto, quien haya olvidado el dicho. 
¡Tú no puedes ni quieres saberlo, 
tú bebes del borde, donde está fresco, 
y como antaño, bebes y permaneces sobrio, 
a ti aún te crecen cejas, a ti aún te contemplan! 

Pero yo ya aguardo el momento 
en amor, a mí se me cae el pedazo 
en el fuego, a mí se me convierte en el plomo 
que era. Y detrás de la bala 
estoy yo, tuerta, segura del blanco, delgada, 
enviándola al encuentro de la mañana.

 

 

De: "El tiempo postergado" 

Versión de Arturo Parada