"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 1 de abril de 2018
MING DI
Aterrizando en Costa Rica
Al
principio solo había nubes.
Un caos divide la nube en viento y materia.
El viento divide la materia en agua de mar e islas.
El agua de mar divide las islas en pájaros y peces.
Las aves dividen los peces en huesos y carne—
Hubo una separación hace un millón de años. ¿Por qué
buscarías una concurrencia?
Un caos divide la nube en viento y materia.
El viento divide la materia en agua de mar e islas.
El agua de mar divide las islas en pájaros y peces.
Las aves dividen los peces en huesos y carne—
Hubo una separación hace un millón de años. ¿Por qué
buscarías una concurrencia?
Versión de Gustavo Osorio de Ita
WENDY GUERRA
Yo era la guardiana de la ausencia
Yo era
la guardiana de la ausencia
y la memoria no podía perdérseme.
He hallado mi foto en la crónica social del diecinueve
la máquina va amarrada a mi pecho llueve duro
allí mi memoria en cristal líquido aprisionando otros
recuerdos
archivos desérticos que explican
por qué te amo de un modo de este modo equívoco y
despiadado
Ahora que es el veintiuno no hallo tus ojos en mi abrigo
no aparezco en los archivos consultados
y por más que busque en los diarios si no estás Anaïs
no existo.
y la memoria no podía perdérseme.
He hallado mi foto en la crónica social del diecinueve
la máquina va amarrada a mi pecho llueve duro
allí mi memoria en cristal líquido aprisionando otros
recuerdos
archivos desérticos que explican
por qué te amo de un modo de este modo equívoco y
despiadado
Ahora que es el veintiuno no hallo tus ojos en mi abrigo
no aparezco en los archivos consultados
y por más que busque en los diarios si no estás Anaïs
no existo.
AUDOMARO ERNESTO
Vigía
La hora
tropieza con lo que no digo
Afuera la noche pasa con tacones altos
Uno se queda pendiente de sí mismo
oculta las manos
bebe con sus ojos la luminosidad blanca
Afuera la noche pasa con tacones altos
Uno se queda pendiente de sí mismo
oculta las manos
bebe con sus ojos la luminosidad blanca
ANGELES MASTRETTA
Resucitar es fácil
Resucitar
es fácil:
se palpa el aire
se inventa ser de la forma gozosa
que proponen los cuentos
se llenan los pulmones de abstinencia
se expele la memoria
se codician los giros de las aves.
Pónganlo en práctica
junto al régimen de verdura y amor
mis dulces muertos.
se palpa el aire
se inventa ser de la forma gozosa
que proponen los cuentos
se llenan los pulmones de abstinencia
se expele la memoria
se codician los giros de las aves.
Pónganlo en práctica
junto al régimen de verdura y amor
mis dulces muertos.
AURELIA LASSAQUE
El tiempo se ha perdido…
El
tiempo se ha perdido
En los
caminos del aire
Donde,
ave sin cuerpo,
El
rostro de una joven
Toma
vuelo.
Una
perla negra en sus ojos
huye
hacia el cielo de Ícaro.
Es hija
de la nada
Que le
dejó en herencia
El
borde de una noche sin luna
En los
labios.
Nunca
tocará tierra,
Nunca
nombrará la piedra,
Ni los
árboles
Ni el
agua que los bate.
Abrazó
una quimera
que se
perdió en el viento.
Versión de Raúl Durán
CONCHA URQUIZA
Nostalgia de lo
presente
Suspiro por las cosas presentísimas,
y no por las que están en lontananza:
por tu amor que me cerca,
tu vida que me abraza,
por la escondida esencia
que por todos mis átomos me embriaga.
Suspiro por el fuego que secreta-
mente consume mi alma,
por la sutil presencia
que el hondo abismo de mi ser alcanza,
sin que fuerza del cielo ni la tierra
pudiesen disiparla.
Nostalgia de lo más presente..., angustia
de no poder captar la luz cercana;
inmenso anhelo del abrazo mismo
que ya va taladrando las entrañas.
¡Oh miserable angustia de buscar lo presente
y morirse de sed mientras los labios
tocan la faz del agua!
Amor, la tierra dulce
ya me va pareciendo tan liviana,
que se desprende de los ojos mudos
desnuda de color y resonancia,
y no encuentra el sentido
línea donde posarse la mirada...
La tierra, amor, la tierra
se ha tornado hace mucho tan liviana,
que sola se desprende de los ojos
hacia un tedioso abismo en la distancia.
Ya los cambiantes lagos de mi pueblo,
las ágiles montañas,
los gloriosos crepúsculos ardientes,
la música olvidada,
el arrullo de aquellos senderillos,
no tienen resonancia,
ni hay dulce faz sobre la faz del mundo
que haga temblar el alma de mi alma.
Una sola presencia es la que anhelo,
y la poseo toda, enmimismada;
un solo amor, y es mío;
un abrazo, y en él estoy atada!
Y en el sentido frío
y el corazón de hielo, se dilata
un mundo desprovisto de sentido,
de luz, color y forma...; y en el alma,
otro desierto helado
donde estás tú..., bajo mi vida exhausta,
que sostienes y alientas,
que iluminas y abrazas,
y angustias con anhelos imposibles,
y que no te conoce... y que te ama!
Erongarícuaro, 9 de diciembre, 1941
Suspiro por las cosas presentísimas,
y no por las que están en lontananza:
por tu amor que me cerca,
tu vida que me abraza,
por la escondida esencia
que por todos mis átomos me embriaga.
Suspiro por el fuego que secreta-
mente consume mi alma,
por la sutil presencia
que el hondo abismo de mi ser alcanza,
sin que fuerza del cielo ni la tierra
pudiesen disiparla.
Nostalgia de lo más presente..., angustia
de no poder captar la luz cercana;
inmenso anhelo del abrazo mismo
que ya va taladrando las entrañas.
¡Oh miserable angustia de buscar lo presente
y morirse de sed mientras los labios
tocan la faz del agua!
Amor, la tierra dulce
ya me va pareciendo tan liviana,
que se desprende de los ojos mudos
desnuda de color y resonancia,
y no encuentra el sentido
línea donde posarse la mirada...
La tierra, amor, la tierra
se ha tornado hace mucho tan liviana,
que sola se desprende de los ojos
hacia un tedioso abismo en la distancia.
Ya los cambiantes lagos de mi pueblo,
las ágiles montañas,
los gloriosos crepúsculos ardientes,
la música olvidada,
el arrullo de aquellos senderillos,
no tienen resonancia,
ni hay dulce faz sobre la faz del mundo
que haga temblar el alma de mi alma.
Una sola presencia es la que anhelo,
y la poseo toda, enmimismada;
un solo amor, y es mío;
un abrazo, y en él estoy atada!
Y en el sentido frío
y el corazón de hielo, se dilata
un mundo desprovisto de sentido,
de luz, color y forma...; y en el alma,
otro desierto helado
donde estás tú..., bajo mi vida exhausta,
que sostienes y alientas,
que iluminas y abrazas,
y angustias con anhelos imposibles,
y que no te conoce... y que te ama!
Erongarícuaro, 9 de diciembre, 1941
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