miércoles, 23 de mayo de 2018


CARMEN GONZÁLEZ HUGUET





4.



Es aire, sólo el aire, quien te besa,
el aire que lamiendo está la llama,
el aire que te envuelve y te reclama,
que libera tu vuelo y que lo apresa.

Es aire, sólo el aire, en que la espesa
sangre del corazón de aquel que ama
vence al silencio donde se derrama
la palabra trocada en fiel pavesa.

Es aire la verdad que desafía
al frío, la distancia y esa boca
ciega a la sed ajena y su agonía

que siembra su existir en otra boca.
Máteme el beso de tu alevosía
brotado en punta de coral de roca.


De: "Ausencia"



ALLEN GINSBERG





Buena suerte



Tengo suerte de tener los cinco dedos en la mano derecha
Suerte de hacer pipí sin que me duela mucho
Suerte que los intestinos se muevan.
Suerte, duermo de noche en una cama de capitán, siesta a media tarde
Suerte de pasear por First Avenue
Suerte de ganar un par de cien mil al año
cantando Eli Eli, escribiendo lo que se me pasa por la cabeza, grabando ga;abatos primordiales,
                              enseñando en un colegio budista, sacándole fotos con la Leica a la parada del bus
                              por la ventana de mis ojos
Oigo sirenas de ambulancias, huelo ajo y orín, pruebo nísperos y lenguado,
camino descalzo por el piso del loft, algo insensibilizadas las plantas de los pies
Suerte que puedo pensar y que el cielo puede nevar
 

                                                                              8 de enero, 1997


Versión de Ana Becciu

De: "Muerte y fama"


IRENE SÁNCHEZ CARRÓN





El escondite



Tengo miedo.

Jugábamos al escondite.
Yo me ocultaba
y tú me perseguías.
Pasaron largas horas
y tú no me encontrabas.
Pasó la primavera,
se esfumaron los largos días de verano
y vino el otoño con su crujir de madera seca
y vino el invierno con su dolor de corazón sepultado en la nieve.        
Te espero en mi rincón      
y tengo miedo.
          
          
 

JOSÉ MANUEL CABALLERO





Defectuosa formación del plural
                                                               Disfraz, persona unitiva
                                                                                     Lezama Lima



Cuántos días baldíos
haciéndome pasar por lo que soy.
Máscara sin memoria, líbrame
de parecerme a  aquel que me suplanta.
Uno solo será mi semejante



AUDOMARO ERNESTO





Petición



Que a tus piernas nunca les falte fuerza para cruzar el desierto de los días
Que tus palabras sean inmóviles ante el aleteo de los años
Que las emboscadas nocturnas encuentren tus ojos siempre abiertos
Que el temblor no solo sea por dentro
y pueda sacudir tus manos


ÁLVARO SOLÍS





A la manera de Virgilio, el de Matanzas, me quejo

A Waldo Leyva



I

Si mi reino fuera de este mundo
y no del otro, donde podré algún día conocer la esperanza.
Si mi reino no flaqueara por lo lejos que me queda,
si no tuviera que morir
para conocer el amor correspondido
y la gracia.
Si mi reino de este mundo fuera,
ahora mismo abdicaría por caminar sin rumbo
sabiendo,
que no es fácil morir,
no es fácil renunciar a la caricia de quien más se ama.

Si fuera de este mundo mi reino,
qué poderes, por Dios, qué poderes,
si de este mundo fuera mi reino
alargaría la noche por decreto
y el sol con los dedos unidos de todos mis lacayos taparía.

Si mi reino de este mundo fuera
¿Dime rey, so fuera in este mundo?
Si fuera de este mundo mi rey… No.


II

Si fuera de este mundo mi reino,
tal vez en la cruz no moriría,
extendería mis manos hacia las cosas de siempre
y no curaría enfermos,
ni vino del agua, ni agua de las piedras,
ni mis pasos sobre el río
porque son grandes mis pies
y se hundieron hace tiempo,
y se pudrieron hace tiempo.

Si mi reino fuera
de este mundo quizás yo no sería.


III

La muerte anda en secreto y ronda
los rincones de la ciudad donde nadie espera a nadie.
La muerte ronda el aire, el agua,
el reflejo de las hojas que el otoño arranca a los amantes
que mañana llorarán por no estar juntos.
La muerte
____________ronda
sin saberlo nadie por el río, por la sangre, adentro,
y hace migas con los sauces,
con las manchas del jaguar que pronto oscurecerán la tierra.
Sin saberla ronda la muerte nuestros pasos,
sin ganas de salir corriendo a donde ronda ronca la soledad de otras gentes,
donde la muerte ha saciado sus ganas de fermentar la tierra de los sauces,
de la tumba, del jardín, la de las manchas de jaguar, oscurecidas.

Como la muerte ronda los secretos de la vida
y nos alcanza,
es mejor navegar
hacia donde el río rebasa su horizonte.