martes, 12 de abril de 2022


 

JOSÉ FORNARIS

 

 

El Siboney

 

 

Vivo bajo las jaguas:

En unión de las tórtolas sencillas,

Del fértil Yarayabo en las orillas;

Soy el hijo del sol y de las aguas.

Respeto los behíques;

Aves y flores llevo a sus altares;.

Y de límpidas conchas de los mares

Ricas sartas regalo a los caciques.

En la noche serena

Adoro del Turey la azul techumbre;

Pido a la luna que mi senda alumbre,

Y el Semí me acompaña en mi honda pena.

En la verde colina

El fruto de mis árboles desprendo,

Y en mi pobre caney mi hoguera enciendo,

Cuando el sol tras los árboles declina.

Una virgen adoro

Más que a las otras; virgen hechicera,

Cual bello caracol en la ribera

De transparencia azul y vetas de oro.

Flor de Casibacoa

Ella consuela mi dolor impío;

Para llevarla por el claro río

En las tardes prepara mi canoa.

La espero aquí en las jaguas

Que están al pie de la encumbrada sierra...

¡Soy siboney! ¡Bendita está mi tierra!

¡Soy el hijo del sol y de las aguas!

 

 

LUIS ALBERTO AMBROGGIO

 

  

Mi primer vuelo

 

 

Hoy me entregué al viento
con alas grises de alivio
en la libertad del cielo.
Miré el azul de cerca
y el horizonte no era sólo poesía
sino también referencia.
Fui yo, no me llevaron
un poco como pájaro,
niño mimado del aire
titubeante en los primeros pasos.
Volar es la fascinación del alma.
La tierra me espera
con brazos de madre.
Con mi sonrisa feliz
le traigo algo del sol triunfante.

 

 

SANTIAGO SYLVESTER

 

  

manuscrito verdadero o falso encontrado en el umbral

 

 

El Código de Hammurabi,
las Tablas de la Ley,
los barcos de la Ilíada enfilados hacia Troya,
miran todos en la misma dirección:

el Templo del Sol en la península de Yucatán,
La Niña, la Pinta y la Santa María,
los caballos de Atila y los gansos del Capitolio,
miran en la misma dirección:

las matanzas que no han cesado en el tercer planeta del sistema solar,
los que apuestan a que el alma existe y los que apuestan a lo contrario,
la caravana que vuelve a Buenos Aires después de las vacaciones:
agota
toda esa gente que invoca a dioses tan distintos: tal vez
no vayan juntos ni hacia el mismo sitio: cada uno con su propia
muchedumbre,
con sus necesidades a la vista,
pero todos miran en la misma dirección:

Bach, de quien se dijo que es una prueba de la existencia de Dios, la
atracción del suicidio, las cuatro estaciones:
las tablillas de Persia, los quipus incaicos, el arte de callar:

da risa y llanto este mundo terrible, y no hay otro: aquí
o nada:
y en la misma dirección.

 

 

 

 

JEAN-YVES MASSON

 

 

 

3

 

 

y ahora que el sin-sentido hace la ley que significa la resistencia
cuando los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos
la poesía busca a tientas entre sus viejos temas luego echa los bofes para nada
lo que fueron tierras prometidas no es ya sino paraísos perdidos
tal vez salgamos ganando si uno se planta en medio del presente
para desafiar su propia desesperación a golpe de bocanadas de silencio
se sabe que es necesario embriagarse de ceniza luego mascar la sombra hasta el final
cada día tragar la cosa amarga descubriendo que de nada sirven
rebelión ni cólera ni uno ni otro de los arranques a contra época
hay que inventar en el fondo de la noche la supervivencia de la vida
escupir en el aire un resto de rencor preparándose para el terror
nadie sabe por cuanto tiempo el futuro está detrás de nosotros
el presente desde ahora no sabe ir más allá de lo inmediato
cada uno toca en este extremo el borde de una condena
acaso al exilio al campo de retención a la fosa común
y nosotros estamos en pie bajo la amenaza que sirve de nuevo cielo
se olvida el azur bajo el cielo y el placer de respirar

 

 

 

 

RAIMUNDO ECHEVARRÍA Y LARRAZÁBAL

 

  

La hora sensual

 

 

Señor amoroso de las manos suaves
haz que mis caminos se lluevan de amor;
clava tus pupilas en mis soledades
y en cada tristeza gotea un albor.

Hoy que mis dos brazos son trinos de aves
Para hacerte un canto de espumas, Señor;
abreva mis venas llenas de saudades
con una mixtura de luna y de flor.

Ven Señor florido y dame la mano
blanca y alargada señor extrahumano
con todos los dones que tú sabes dar…

Y después goloso sexo te provoca
muérdeme los senos, las manos, la boca,
hasta que la sangre se haga flor de azahar.

 

 

JULIO ARBOLEDA

 

 

Yo vi del rojo sol…

 

 

Yo vi del rojo sol la luz serena
turbarse y que en un punto desaparece
su alegre faz, y en torno se oscurece
el cielo, con tiniebla de horror llena.

El Austro proceloso airado suena,
crece su furia, y la tormenta crece,
y en los hombros de Atlante se estremece
el alto Olimpo, y con espanto truena.

Mas luego vi romperse el negro velo
deshecho en agua, y a su luz primera
restituirse alegre el claro día.

Y de nuevo esplendor ornado el cielo
miré, y dije: ¿Quién sabe si le espera
igual mudanza a la fortuna mía?