La hora sensual
Señor
amoroso de las manos suaves
haz que mis caminos se lluevan de amor;
clava tus pupilas en mis soledades
y en cada tristeza gotea un albor.
Hoy
que mis dos brazos son trinos de aves
Para hacerte un canto de espumas, Señor;
abreva mis venas llenas de saudades
con una mixtura de luna y de flor.
Ven
Señor florido y dame la mano
blanca y alargada señor extrahumano
con todos los dones que tú sabes dar…
Y
después goloso sexo te provoca
muérdeme los senos, las manos, la boca,
hasta que la sangre se haga flor de azahar.
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