viernes, 2 de julio de 2021


 

NANCY GARCÍA GALLEGOS

 


 

 

Te digo

 



Habrá ternura

 

Los blancos pétalos
del amor que estoy contándote
no marchitarán su luz
Serán gaviotas de pico suave

 

Floreceremos
bajo el nublado cielo
de un sueño
que ya no cabe en la voz

 

Seremos el secreto
que guarda el verano

 

 

GUSTAVO GARGALLO

 

 

 

Fotografía, 1987

 


Nadie mira ya
las ventanas de esta casa,
nadie se detiene
a contemplar los relojes
creyendo que eso que gira
centrifugado y a la derecha
es el tiempo.
Las sillas y los muebles afónicos
ya no proyectan sombra.
Largos silencios alumbran los pasillos
y en los rincones donde ardía el llanto
hay desamparados insectos
y una tristeza incendiada.
En el centro de la mesa
miran al suelo las flores
y la tarde cansada
de asomarse a los espejos
sigue esperando encontrar algo
bajo el umbral.
Ahí, a la entrada
habitaba un puerto
con el mar detrás de los ojos
como quien salpica de adioses
los barcos sin regreso.
Eso fue esta casa:
una despedida rota
indefensa y triste ruina
desde el principio
último vestigio de ausencias.
Y los minutos caen,
viejos habitantes,
en el vacío de las seis de la tarde.
Tiempo acumulado en las esquinas.
Sólo queda el viento
que vuelve siempre
baja las escaleras
desordena el polvo
rasguña y flota detenido
entre las grietas de los muros,
mapas de ríos muertos.
La soledad de la fotografía en la pared es la soledad de esta casa.

 

 

 

GÉNESIS ROSAS

 

 


 

Sola (So tired: slowdive)

 


Amaría encenderme desde que despierto
abrir los ojos y ver mi techo gris
encontrar mi cuerpo en llamas.
Bendecir el suelo ardiendo
darme vuelta en cama,
evitar las paredes frescas.
Hundirme en la brasa de mi última risa,
cualquier risa última,
la que di antes de aprender a hablar,
ojeándome sin el diente de leche frontal,
o esta risa débil que le pertenece al momento del sueño.
Se prendería sola mi almohada
con chispa de la reliquia mía.
Subirá el fuego
y fundirá mi tez a la sábana blanca.
Habitaré un lecho ardiente, propio,
cena para una de carbón dulce.
Voy a dormir con labios separados,
la boca rebosante de ceniza.
Mi cuarto: horno sin entrada,
nada accederá… salvo el aire.

 

 

 

ELENA BULSARA HUITIMEA

 


 

Nos gustan las personas que ya no buscan nada

 

 

Repito tu nombre con las manos en el sexo
            y aun así no planeo que me escuches
Anhelo esos labios tristes en la gris noche de tu rostro
He besado tantas bocas
pero ninguna ha dormido entre mis brazos
conocido mi sazón
o danzado con amor sobre mi vientre
Lo he sabido muchas veces
que esos ojos tuyos
   suponían ser barco de mis centros
tragos en diciembres
Una vez
       o dos o tres
me dijeron que yo no era suficiente mar
Y volvió la marea alta a escupirme entre las personas
con lágrimas de cerveza
y labios desconocidos

Repito tu nombre
te llevo a un lugar que no existe
Esta es mi cueva
Repaso tu mirada abismal
tus preferencias en brandy barato
tus pies firmes en el patio de servicio
para no olvidar las veces que te creí besarme
Repaso
tus manos
    tus deseos
        tu tiempo
Escucho el horizonte que silba tu nombre
Me explica que ya no me buscas
que nunca lo hiciste
Lo que te digo, aquí, en este momento
se lo traga el silencio
            el que siempre estuvo entre nosotros.

 


LOURDES ORTIZ SÁNCHEZ

 

 


 

Poema I

 



Deshojarse,

desprenderse,

pisadas caen.

El cuerpo tintinea,

avanza, jadea…

Se recuesta la piel,

las despedidas invaden.

Palabras sacuden recuerdos,

el surco hiere,

 suspiro seco…

Cuerpo del olvido,

 trémulo,

nadie escucha.

El silencio observa y medita…

El cuerpo se baña en abandono,

un líquido lo envuelve,

lo estruja y domina.

Los recuerdos se evaporan,

una luz cruza como saeta.

El pasado en armonía,

el albor en amanecer,

el sinsabor del día.

Un presente marchito…

El devenir estrujante,

sin promesa, y fútil.

¡Silencio roto, expectoración lapidante!

 

 

 

MARIO FRAUSTO GRANDE

 

 


Igor

 


la tristeza es sólo el principio, después
está el dolor, su cicatriz blanca
la lluvia que nos llena el corazón
y el rumbo de los pasos. estoy sólo
amigo Pooh, azul hasta el fondo
de mi cuerpo, tibio hasta
la astilla remojada de mis huesos,
no encuentro camino, todos sonríen
y sólo puedo mirarlos, hay algo oscuro
en todos sus dientes, un filo
bañado de noche recorre sus bocas.
yo sólo miro, observo
desde mi corazón húmedo, desde
la marca clara que llevo en los ojos,
¿si llueve esta noche,
te quedas conmigo?
¿si los rostros regresan
me mirarás de frente
para que la luz no se apague? soy azul
amigo Pooh, desde la punta
del pie hasta la frente,
desde mis latidos pequeños
hasta la palabra que oculto
en el clavo de mi espalda, los otros
me espantan, hay una cueva
en sus rostros cuando voltean
a verme, un rastro de sangre
en sus ojos alegres,
¿te quedas conmigo
aunque la tormenta
nos bese los cuerpos?
podemos abrazarnos, te daré
del azul más profundo
de mi cuerpo y estaremos juntos
te diré hasta la palabra
que oculto
en el clavo de mi espalda
y seremos azules,
testigos de la lluvia,
del filo bañado de noche
y la felicidad que sangra
en todos esos rostros,
seremos un solo cuerpo,
un abrazo tibio
en medio
de la ruta blanca del dolor