"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 13 de agosto de 2022
TERESA MELO
Casa
en la tierra
Sobre
la tierra firme construimos refugios
promisorios
creemos en ellos como la salvación:
nadie nos salvará de nuestra vanidad
nuestro peso de hormiga en la casa mudable
nada nos apartará de las paredes provisionales
pegadas a las rocas.
En
el antiguo mundo en las montañas de Petra
los hombres cincelaron el sueño rosa de los otros.
En filas sudorosas / aspirando en el polvo
tallaron las catedrales de los dioses de piedra.
Nuestros
dioses de arcilla en ciudades insomnes
enredan su confusión en columnas y techos circulares.
Pues toda casa tiembla.
Sobre la tierra firme la única firmeza
proviene de los sueños que echamos hacia el agua
y el agua los devuelve
como lengua que lame los contornos
del cuerpo y los suaviza
y les crea la breve eternidad de las paredes
de los sueños de agua
las palabras.
DORA ALONSO
El
gallo quiquiriquí
Subes
a la portada,
¡quiquiriquí!
entusiasmado cantas,
¡cucurucú!
Veo tu pico amarillo,
¡quiquiriquí!
y el color de tus alas,
¡cucurucú!
Veo tu cresta dea ají,
colorín, colorada,
¡quiquiriquí!
JUANA BORRERO
Última
rima
Yo
he soñado en mis lúgubres noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
con un beso de amor imposible
sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Yo
no quiero el deleite que enerva,
el deleite jadeante que abrasa,
y me causan hastío infinito
los labios sensuales que besan y manchan.
¡Oh,
mi amado!, ¡mi amado imposible!
Mi novio soñado de dulce mirada,
cuando tú con tus labios me beses,
bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Dame
el beso soñado en mis noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
que me deje una estrella en los labios
y un tenue perfume de nardo en el alma.
DOMINGO ALFONSO
Después
del amor
Esta
mujer y yo terminamos.
Ahora,
dejando el desorden de las sábanas
hemos
mirado por la ventana hacia la calle.
Un
poco a la derecha
unos
obreros componen una enorme valla
que
dice: Todos con boinas rojas a la Plaza de la Revolución.
Ella
se vuelve al interior del cuarto de hotel.
Yo
miro sus nalgas color de tinta de imprenta.
Siento
lo que los hombres normales ante tal espectáculo:
Doy
gracias a quien corresponda por encontrarme vivo.
CARLOS OQUENDO DE AMAT
Poema
del mar y de ella
Tu
bondad pintó el canto de los pájaros
y el
mar venía lleno en tus palabras
de puro blanca se abrirá aquella estrella
y ya no volarán nunca las dos golondrinas de tus cejas
el viento mueve las velas como flores
yo sé que tú estás esperándome detrás de la lluvia
y eres más que tu delantal y tu libro de letras
eres una sorpresa perenne
DENTRO
DE LA ROSA DEL DÍA
JOAQUÍN CIFUENTES SEPÚLVEDA
Entornemos
los ojos
Entornemos
los ojos y juntemos las manos
y dejémonos ir quietos por la corriente,
si nos zumba al oído el colmenar humano
entornemos los ojos, apretemos los dientes.
Y
sigamos así, ciegos a las ajenas
ansias de atropellarse por mirar y mirar,
recojamos el polvo de las pisadas buenas
y hagámonos camino por entre el colmenar.
Y
por fin llegaremos a una meta desierta
y allí nos dormiremos en una larga siesta
hasta que la caricia de otro sol nos despierte.
Una
pregunta ingenua vagara en tu mirar:
-¿A dónde me trajiste? … y querrás arrancar.
Yo te diré al oído.- Estamos en la muerte.
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