martes, 4 de mayo de 2021


 

ROLANDO COSTA

 

 

El ave rapaz

 

 

Incesante, me persigue de cerca; me observa, el ave rapaz desde la copa del árbol. Alzo vuelo; me sigue de cerca.

 

Tiene el cielo la forma de su cabeza y el ancho de su mirada.

 

DORA GUERRA

 


 

Teléfono

 


Estoy por las orillas del teléfono,
duro el silencio y el corazón loco,
deseando con espanto que despierte
tan pequeñito y tan temible monstruo.

 

Y alargue su tentáculo vibrante
y se enrede en mis brazos temblorosos
y suba inevitable hasta mi oído
donde temo tu voz desde muy hondo.

 

Temo tu amada voz porque me quema,
tu voz que siendo tú, eres tu todo,
y que por los misterios del teléfono
ha de venir como un dolor sonoro.

 

Vigilando rumores por el hilo
por saber si te acercas cuándo y cómo,
estoy junto al teléfono en acecho,
esperando tu voz por la que lloro.

 

Y cuando está más quieto, más callado,
cuando más taciturno y misterioso,
rompe el pequeño monstruo con su grito
y cae el corazón ya sólo escombros.

 

MATILDE ELENA LÓPEZ

 



Este azul indefenso

 

 

Para el azul indefenso
de los pájaros
yo pido amparo.

 

Y una ley que proteja
por siempre a los poetas.

 

Un decreto de alpiste
para el trino amarillo
y una isla encantada
para las liras dulces.

 

 

LILIAN SERPAS

 

  

1

 

La tarde es una monja

que en torre de silencio

rezando se demora.

 

 

De: “Microgramas de niebla”

 

 

ELISA HUEZO PAREDES

 

 


 

Alma en pena

 

 

Yo tengo que decir mi palabra.
La que me corresponde.
La que es mía.
La que todavía guardo
porque se está forjando
en la recóndita fragua.
Aún está informe, en gestación.
Su timbre es opaco, sordo, oscuro.
Pero yo tengo que decir mi palabra.

 

No sé en qué yunque se forja.
No sé dónde está la fragua.
La soledad habrá de pulirla.

 

El silencio la hará sonora
como la campana que despierta a los dormidos.
Ante todo a mí debe despertarme.
Duermo.

 

Y es doloroso dormir tan largamente
sin haber escuchado su eco.

 

Está bien descansar, dormir
y hasta morir si se está en posesión de la palabra:
Pero… si no se ha dicho y uno muere
pasará a ser un alma en pena
porque seguirá buscándola.
Yo la busco desde hoy en el vacío,
en el inenarrable hueco abismal…
Desde ahora soy el alma en pena
que quiere encontrar su Palabra.

 

San Salvador, 1980.



FRANCISCO RUIZ UDIEL

 


 

Alguien abre los ojos por primera vez

A Tamara Baltodano


 

La primera vez que Andrés abrió los ojos
el olvido empuñaba seis líneas en la mano
las enrollaba
y se las daba en la boca
como si fuesen pequeñas bolitas de carne.