Teléfono
Estoy
por las orillas del teléfono,
duro el silencio y el corazón loco,
deseando con espanto que despierte
tan pequeñito y tan temible monstruo.
Y
alargue su tentáculo vibrante
y se enrede en mis brazos temblorosos
y suba inevitable hasta mi oído
donde temo tu voz desde muy hondo.
Temo
tu amada voz porque me quema,
tu voz que siendo tú, eres tu todo,
y que por los misterios del teléfono
ha de venir como un dolor sonoro.
Vigilando
rumores por el hilo
por saber si te acercas cuándo y cómo,
estoy junto al teléfono en acecho,
esperando tu voz por la que lloro.
Y
cuando está más quieto, más callado,
cuando más taciturno y misterioso,
rompe el pequeño monstruo con su grito
y cae el corazón ya sólo escombros.
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