"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 14 de octubre de 2021
ISMAEL RAMOS
Retrato
de mi madre con una ciruela
I
Mi
madre se restriega una ciruela por el muslo.
Hay un rastro de color. No porque la carne sea blanca, sino porque se pudre la
fruta.
Mi hermana escribe sobre cómo las mujeres romanas se maquillaban usando fruta
podrida.
Dice que es increíble. Lo que quiere decir es que le da asco.
II
Mi
madre arrastra una ciruela por el muslo. Sentada, no hay dirección.
El gesto no tiene función alguna. Por eso es el gesto del poema. Solo mancha,
huele, destaca la desnudez de todo lo demás.
Yo miro apoyado en el marco de la puerta.
III
Una
piel roza otra piel. Se rompe, mancha. Resbala antes de llegar a la semilla. Se
deshace.
Y no hay vuelo ni herida.
Si yo miro, el gesto es cotidiano. También el poema. La ciruela tiene el tamaño
exacto del puño de mi madre.
JUAN MARÍA PRIETO
Huida fallida de la autoficción a causa de la experiencia ante un óleo sobre lienzo de 1928
No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro
hombre
Jorge Luis Borges
Ningún
hombro desmerece curva que lo nombre
ni un tacto delicado que lo proporcione
deviene imperioso el ritmo de la carne
o quizás sean solo cosas mías
que quiero pintar una silueta veloz
para nuestra íntima potencia
Desollamos
juntos un salobre entreacto
con ese aire prudente que nos encanece
exhibimos a la urbe una euforia sefardita
y viajamos viajamos a los árboles
Viene camal al equinoccio y sus estancias
aguarda ya Georgette desnuda
para que hablemos de nosotros y de ellos
y atravesemos el tiempo las amapolas las cartelas
y una tiniebla que nos ciegue con su misterio
para encontrar por fin consuelo en el hojaldre
Nos
queremos atletas en la exactitud
pero no cabe más cebra entre nosotros
Coge mi mano apresurémonos me dices
primero carcajada y después espesura
llegará la nobleza con su fingimiento
que no pese la distancia en el furo
si cálidos queremos tentar el artificio
Hay
equilibrio en nuestra expectativa
acaso nos exhorta a su modo el enciclopedismo
Me ha despojado del algodón te confieso
a pesar de esta tu meteorología
es hora de estrecharnos en los colores
pregúntame por el calzado
que no habrá muro para la concordia
necesitamos una jutlandia tierna
enfrentar de nuevo las odiseas
erguidos mirarnos frente al espejo
y reconocer aquella tierra que fuimos
quién
era pigmalión me preguntas
y me observas postrimera mientras examino la simetría
dos manzanas encerradas en un tórax
dos piedras encerradas en una intemperie
dos siluetas que flotan para que nazca la semilla
como si bailasen abismadas
en un museo triste
LORINE NIEDECKER
[Propiedad
es pobreza…]
Propiedad es pobreza.
Ya pagué la hipoteca.
Soy dueña nuevamente
de
estas paredes tan delgadas
como el reverso
del bloc en el que escribo.
Más
aún:
lo que vive aquí
—la mesa de juego donde como,
la
cama rota—
se sacrifica por algo menos
que arte.
JAVIER TEMPRADO
Medina
Azahara
Marchaos.
Necesito estar solo unos minutos.
Preciso detener la vida aquí,
dejar que se concentren la memoria
y los años, que a veces pasan con rapidez.
Voy a seguir sentado en esta parte
del camino, sin más oficio que observar
cómo cae la tarde, cómo se va apagando
su incendio pasajero y su fulgor.
Cuando llegue la noche y los minutos se extiendan,
seguiré aquí, sobre este resto
de los años, mirando de frente esta ciudad,
su palacio, su ruina y su derrota,
sin que me encuentre el miedo o el olvido.
Si amanece, podré completar mi tarea:
dejar que llegue el verbo
y poder nombrar esta soledad.
SANTIAGO GALÁN
En
las fauces del aire
Siento
curiosidad
por saber
cómo empieza una nota
a devorar otra nota
cómo
palidece la escritura
y su albura espejea el papel
para ahogarla en blanco,
para que sufra la infamia
de verse impresa y que no la veamos.
El
grito
de cada una de sus letras
absorberá el ruido de fondo
discerniremos
apenas
vírgula, serifa, garabato
Una
nota
despliega su timbre
en el espacio ya ocupado
nace
gastada
empequeñece
suma
su identidad al totum revolutum,
único, estimulante temblor.
Vivir
ya no es más que lo acumulado
para vivir.
Hace ya un tiempo que comenzó
la dictadura de los superpuestos.
De:
“La lucidez del dromedario”
EMILIA PARDO BAZÁN
Romance
Gitana
la morenita,
la de los ojos de fuego,
la de las trenzas oscuras
la del pie tan pequeñuelo,
dime, dime la ventura
que ha mucho que no la tengo,
que si desdichas dijeras
ya me sobran con exceso;
pero ventura, la niña,
de ti tan solo la espero.
—El paje, dadme la mano.
El paje del rubio pelo
y de los ojos azules
y del continente apuesto,
¿paje seréis de algún conde
o de un noble caballero?
¿Hijo de algún hijodalgo
de los ilustres del Reino?
—Del conde de Rivadavia,
de Rivadavia y de Lemos
soy el paje favorito,
de niño me recogieron,
la condesa en su regazo
me crió de pequeñuelo;
más me quiere que a la imagen
que está encima de su lecho,
más que a su brial bordado,
más que a su azor rapiñero.
—¿Qué deseas, pues, el paje,
paje del Conde de Lemos?
—Estoy herido de amores
y por amores me quejo;
que de la hija del Conde
he visto los ojos negros
que tienen en sus fulgores
llamaradas del infierno—.
Andad con cuidado, el paje,
huid de los ojos negros,
y de las damas ilustres,
que en tu mano estoy leyendo
que eres hijo del ilustre,
del noble Conde de Lemos,
que doña Elvira es tu hermana
y que tu amor es un sueño.
¡Adiós!— Y huyó la gitana
dejando al paje suspenso,
y aquella noche ahorcado
de su ventana en los yerros
apareció el rubio paje,
paje del Conde de Lemos
De:
“Gota perdida en el inmenso mar”