Medina
Azahara
Marchaos.
Necesito estar solo unos minutos.
Preciso detener la vida aquí,
dejar que se concentren la memoria
y los años, que a veces pasan con rapidez.
Voy a seguir sentado en esta parte
del camino, sin más oficio que observar
cómo cae la tarde, cómo se va apagando
su incendio pasajero y su fulgor.
Cuando llegue la noche y los minutos se extiendan,
seguiré aquí, sobre este resto
de los años, mirando de frente esta ciudad,
su palacio, su ruina y su derrota,
sin que me encuentre el miedo o el olvido.
Si amanece, podré completar mi tarea:
dejar que llegue el verbo
y poder nombrar esta soledad.
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