sábado, 30 de agosto de 2014

PEDRO GARFIAS




Yo te puedo poblar, soledad mía...



Yo te puedo poblar, soledad mía,
igual que puedo hacer rocas y árboles
de estas oscuras gentes que me cercan.
¿Cómo, si no, llevar sobre los hombros
la ausencia? El ágil viento me conoce
y ayuda en mi trabajo: cada día
cuelgo del monte nuestro cielo limpio,
planto en el lago nuestra rubia era
y el ancho río de corriente pródiga
vacío lentamente...
Allí donde los pinos y los álamos,
donde la encina sólida y el roble
el claro olivo de verdor de plata.

Y sobre el culto césped
el triunfo de la espiga.
El sol muy en lo alto, fatigando
el aire con sus alas,
en el cenit su vuelo detenido.

 

Cómo su gracia y limpidez los ojos
me abrasan con su luz... No lo soñara
la torpe mano que me arrebatara
mi blanca Andalucía.

 

 

MANUEL ALTOLAGUIRRE

 

El alma es igual que el aire...



El alma es igual que el aire.
Con la luz se hace invisible,
perdiendo su honda negrura.

Sólo en las profundas noches
son visibles alma y aire.
Sólo en las noches profundas.

Que se ennegrezca tu alma
pues quieren verla mis ojos.
Oscurece tu alma pura.

Déjame que sea tu noche,
que enturbie tu transparencia.
¡Déjame ver tu hermosura!

 

EMILIO PRADOS



Cerré mi puerta al mundo...

 
 
Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño...
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de los ojos,
me iluminé por dentro.


Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.

 

 

 

GERARDO DIEGO


 

Me estás enseñando a amar...

 

Me estás enseñando a amar.
               Yo no sabía.
Amar es no pedir, es dar,
                noche tras día.

La Noche ama al Día, el claro
                ama a la Oscura.
Qué amor tan perfecto y tan raro.
                Tú mi ventura.

El Día a la Noche alza, besa
                sólo un instante.
la Noche al Día -alba, promesa-
                beso de amante.

Me estás enseñando a amar.
                 Yo no sabía.
Amar es no pedir, es dar.
                  Mi alma, vacía.

 

 

 

DÁMASO ALONSO



Mujeres


Oh, blancura. ¿Quién puso en nuestras vidas
de frenéticas bestias abismales
este claror de luces siderales,
estas nieves, con sueño enardecidas?

Oh dulces bestezuelas perseguidas.
Oh terso roce. Oh signos cenitales.
Oh músicas. Oh llamas. Oh cristales.
Oh velas altas, de la mar surgidas.

Ay, tímidos fulgores, orto puro,
quién os trajo a este pecho de hombre duro,
a este negro fragor de odio y olvido?

Dulces espectros, nubes, flores vanas...
¡Oh tiernas sombras, vagamente humanas,
tristes mujeres, de aire o de gemido!

 

 

JUAN LARREA

 

Interior



Tus cabellos están fuera de ti misma sufriendo pero perdonando
gracias al lago que se deshace en círculos
alrededor de los ahogados cuya gotera de pasos muertos
ahonda en tu corazón el vacío que nada vendrá a llenar
aún si sientes la necesidad de zurcir

aún si tu nuca se pliega a los menores caprichos del viento
que exploras tu actitud y ahuyenta la ventana allí dormida
y abre tus párpados y tus brazos y se lleva
si tienes necesidad de zurcir
todo tu follaje hacia tus extremidades