lunes, 30 de junio de 2014

PABLO NERUDA


 
 

Ya se fue la ciudad

 
 

Cómo marcha el reloj sin darse prisa
con tal seguridad que se come los años:
los días son pequeñas y pasajeras uvas,
los meses se destiñen descolgados del tiempo.

Se va, se va el minuto hacia atrás, disparado
por la más inmutable artillería
y de pronto nos queda sólo un año para irnos,
un mes, un día, y llega la muerte al calendario.

Nadie pudo parar el agua que huye,
no se detuvo con amor ni pensamiento,
siguió, siguió corriendo entre el sol y los sseres,
y nos mató su estrofa pasajera.

Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos,
y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,
arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,
ni polvo, ni palabra, y allí se queda todo
y en la ciudad en donde no viviremos más
se quedaron vacíos los trajes y el orgullo

 

 

MIGUEL ARTECHE SALINAS


 

Los días que la ausencia ha devorado

 

Nunca olvidarás la calle bajo la luz extraña
De septiembre, una tarde; no olvidarás
Olores del café que dormía en la taza,
Pero tal vez olvides algo, tal vez se ausente algo.
Y ahora sólo escucho el sonido de la noche
Que cae de la playa, y no hay nadie,
Nadie que te recuerde, nadie
Sino los vientos
Marítimos, las voces de los niños, y el perro
Que duerme todo el día como espejo aburrido,
Nadie sino el azul dormido por la playa.

Entonces la penumbra rodeaba los sillones
Y desde alguna parte la música subía,
La música mojaba tu ardiente corazón,
Y desde alguna parte, desde una parte gloriosa,
Tu voz que conversaba derramaba los días
Futuros de nuestras vidas, acentuando, invisible,
Lo que apenas pensaba la memoria lejana.

Compañero presente, no queda nada
Sino el silencio de la casa,
Los días que el amor ha devorado,
Tu rostro que brilla en las paredes
Acentuando la nostálgica luz de la luna,
Los pasos que acercaron su carga de deseos
Hacia el río desierto; y sólo el eco
De esas largas conversaciones rotas
En la orgullosa y perdida tarde final de un año,
Las palabras llenas de alcohol bailando
Delante de nuestros ojos; es decir, queda un nombre
Que recorrió veredas sucias, pobres, tiznadas
Por la luz de un crepúsculo;
Y ahora, compañero, las mañanas ansiosas
De estudio interrumpido caen entre mis manos
Y desde el parque viene la bocanada amarga
De aquello que responde sólo a un pasado muerto.

Abrid, abrid las puertas silenciosas
Que el tiempo no ha tocado; dejad que entren los cuerpos
A ocupar su lugar; dejad que el lecho curve
Un arco distendido de pieles ardorosas;
Dejad que alguien devore los días. Sólo queda
En la casa de antaño un viento que recorre
Cuerpos aletargados: un viento que levanta
Días donde las ciénagas reciben cuerpos muertos,
Días que retroceden del día que dejaron,
Días que sostenían una nueva estela,
Una burbuja apenas
Sobre el agua callada que alguien bebiera solo.

 

 

 

FANNY CAMPOS ESPINOZA


 

Impotencia

 

A los dioses la sangre
..........se les vuelve ....pálida
y ni el padre ...con su mejor careta
ha logrado redimir la desgracia

El suicidio no sirve de mucho
.........cuando los 777 hombres nacen muertos
y el otoño .....en exceso ......sabe tan amargo.

 

FERNANDO ORTEGA BENAVIDES



 

Al regreso, aullidos

  
 

Ya se han apagado las luces de la casa
y en el resfrío veraniego
como nosotros, una estrella palidece
en el hueco de una gran nube

De regreso, pasadas las cuatro
muertos de frío por el camino polvoriento
jadeamos algunas palabras:
-dicen que había un cementerio de indios
miremos si las hojas se mueven
hacia el lado contrario del viento-

Ya se han apagado las luces
nadie se percata que dimos
dos vueltas por la casa, hambrientos
en busca de un trozo de pan
en la oscuridad absoluta
y la quietud que nos permitía
el eco de los tablones de madera

Dicen que había un cementerio de indios
-cómo, si aquí no había indios-
susurrábamos en el camarote
y así fuertes, nos abandonábamos
con un repaso extenuante del día
estrategia de la pubertad
tibia rutina en ese entonces:

de la extinción de la inocencia
un olor de labios a bloqueador solar
vestigio primerizo de una pelirroja
y ante aquel ocaso cobrizo
el descenso hacia el risco mediterráneo
donde pasábamos la resaca

Pero toda imagen es imposible
cuando los perros levantan su coro
......de aullidos proféticos
-alguien debe haber muerto-
y oímos hasta la médula
el sonido de unos pasos
en la cocina vacía.

 

 

GABRIELA MISTRAL


 

Yo canto lo que tú amabas...


Yo canto lo que tú amabas, vida mía,
por si te acercas y escuchas, vida mía,
por si te acuerdas del mundo que viviste,
al atardecer yo canto, sombra mía.

Yo no quiero enmudecer, vida mía.
¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?
¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?

Soy la misma que fue tuya, vida mía.
Ni lenta ni trascordada ni perdida.
Acude al anochecer, vida mía;
ven recordando un canto, vida mía,
si la canción reconoces de aprendida
y si mi nombre recuerdas todavía.

Te espero sin plazo ni tiempo.
No temas noche, neblina ni aguacero.
Acude con sendero o sin sendero.
Llámame a donde tú eres, alma mía,
y marcha recto hacia mí, compañero.


 

GONZALO POZO



 

Pasado

 


Con locura nos escondimos de Dios
ahí invisibles
mi lengua azota tus senos
mi baba recorre tu cuerpo
escribiendo la historia (nuestra historia)
los genitales agonizados vuelven a la vida tras la lucha de nuestras lenguas
las gotas de sudor saltan
chocando en el aire
transformando el espectáculo en nuestro reflejo

Ahí ocultos de Dios
aprietas mis manos
rasguñas mi espalda
bebes mi alma
y cantas con mis dedos

¡querida mía! ¿recuerdas?
mis labios abrazando tus ojos
succionando tu mirada
tratando de ver a través de ti
ese mundo al cual renegamos por tener nuestra alma oculta
ahora querida mía lo miras
miras ese mismo mundo
tiritas y tus ojos caen

Tu lengua aquella que antes se alimentaba de la mía
me estremece al salir de su rincón húmedo
se acerca
venenosa
me pregunta con el alma desgarrando
¿somos pecadores?