lunes, 30 de junio de 2014

FERNANDO ORTEGA BENAVIDES



 

Al regreso, aullidos

  
 

Ya se han apagado las luces de la casa
y en el resfrío veraniego
como nosotros, una estrella palidece
en el hueco de una gran nube

De regreso, pasadas las cuatro
muertos de frío por el camino polvoriento
jadeamos algunas palabras:
-dicen que había un cementerio de indios
miremos si las hojas se mueven
hacia el lado contrario del viento-

Ya se han apagado las luces
nadie se percata que dimos
dos vueltas por la casa, hambrientos
en busca de un trozo de pan
en la oscuridad absoluta
y la quietud que nos permitía
el eco de los tablones de madera

Dicen que había un cementerio de indios
-cómo, si aquí no había indios-
susurrábamos en el camarote
y así fuertes, nos abandonábamos
con un repaso extenuante del día
estrategia de la pubertad
tibia rutina en ese entonces:

de la extinción de la inocencia
un olor de labios a bloqueador solar
vestigio primerizo de una pelirroja
y ante aquel ocaso cobrizo
el descenso hacia el risco mediterráneo
donde pasábamos la resaca

Pero toda imagen es imposible
cuando los perros levantan su coro
......de aullidos proféticos
-alguien debe haber muerto-
y oímos hasta la médula
el sonido de unos pasos
en la cocina vacía.

 

 

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