sábado, 14 de mayo de 2022


VÍCTOR TOLEDO

 


 

Yo tenía un búmerang

 

 

Yo tenía un búmerang
y un perro coli
cada vez que lanzaba el búmerang
regresaba la cola del perro
zumbando
de no sé dónde
de una casa de la infancia
de un día ahogado en medio de la luz
sobre un llano luminoso.

Yo tenía un coliperro
y un búmerang
cada vez que lanzaba al perro
el búmerang regresaba
meneando la cola
no sé de dónde
de un día maravilloso
mas solitario de la infancia
villa dorada del mar
de la casa de la luz justo en medio del azur.

Yo tenía una cola de búmerang
del cielo asomaba
era su ala desprendida
cada vez que la lanzaba
de no sé dónde, cada ave,
desde un día
desdoblado de otra infancia
retornaba tiernamente de lo eterno.

Yo tenía un búmerang que era un perro
cuando lo lanzaba.
Yo tenía un perro que era un búmerang
Cuando lo lazaba.

Cuando estaba lejos era un colibrí
Cuando estaba cerca era un caribú.

Pero yo tenía una era
un colibúmerang
que siempre doblaba del cielo de la caza
de la infancia eterna de la interna luz
con los ojos luminosos de linterna
ahogados de inmortal felicidad
venida de la casa limpia del azul
Desde un día que tiene su ola yo sé dónde.
Traía entre las patas el trote de abril
traía entre las alas más de un marabú.

Cada vez que lo lanzaba taladrante
cada beso, cada ave, cada suave
cada vuelo, cada suelo, cada ala
cada ola, cada cola, caracola
cada alma
cada oro, cada hora, cada ahora
el corazón, cada razón, cada sonar
cada deseo
y Odiseo, cada hada y oda sea
cada Oído
doblando desdo-blando
perforaba la esquina más vertiginosa
más brillante, más pura y más redonda
del cielo más ladrante.

  

Nota: Víctor Manuel Contreras Toledo nombre completo del escritor Víctor Toledo

 

JULIA UCEDA

   

 

Extraña



Siempre fui una extraña. A veces me creía de la mano de todos,

entre luces y sombras,

mi voz entre las voces. Una amistad de corazón de pájaro

empapaba mis manos.

Y de pronto las cosas me volvieron la espalda,

dejándome en el centro de una luz

tan pálida, tan fría... Como de huesos. Como de peces recién muertos. Temblaba allí. Miraba

el detrás de las cosas,

las nucas, las espaldas,

los talones extraños,

el confuso revés de las sonrisas,

el secreto más triste y polvoriento

que nadie se confiesa.

No podía

salir de aquella luz en la que nada

parecía —ni era— como antes.

¿Por qué yo?

Se me helaban

los labios de tristeza.

¡Si existiera

sin mirarme existir...! Tal vez para tan poco... Cuando de nuevo la luz se hacía

y mi cuerpo giraba de la mano de todos,

entre luces y sombras,

mi voz entre las voces,

un lejano recuerdo me oprimía.

Sigo siendo una extraña.

 

De: “Mariposa en cenizas”

 

GUSTAVO TATIS GUERRA

 

  

Paraíso

 

 

¿Qué otro paraíso tengo
si no esta breve
temporada
en la tierra?
Tus manos me
recuerdan
que estoy vivo,
bendigo la flor
que me regalan
tus piernas.

¿Qué otro esplendor tengo?

Cada día me acuerdo
que también
la muerte es bella.

 

 

ENNIO MOLTEDO

 

  

La noche

 

 

Noche, del latín nocte; éste del griego nyntos; y éste, a su vez, del sánscrito nakta. En alemán se dice nacht; en inglés, night; en italiano, notte; en portugués, noite; en francés, nuit; en catalán, nit; en walón, nute.

En Chile la noche es eterna.

 

SONIA DÍAZ CORRALES

 

 


El rey pide las manzanas de las Hespérides

Para Manuel Sosa

 

 

Estoy en medio de la calle
he sido despojada
literalmente apuñalada
de un modo intrascendente y vulgar
y mis heridas son heridas vulgares
absolutamente oscuras
y no sangran.

He sido acusada de insomne
de inferior y nacional
de algo que para siempre está fuera del juego.

He sido acusada por

no comprender

no aceptar

no asirme.

No hay orden de arresto contra mí
saben que no puedo ir ahora a ningún sitio
saben que tengo un hijo
saben que estoy sosteniendo la impotencia
como Hércules el cielo
sólo por un rato.

 

 

 

ALFRED DE MUSSET

 

  

El poeta

 

 

¡Oh Musa! ¿Qué me importa la muerte o la vida?
¡Quiero amar y de amor palidecer!
¡Tan sólo por un beso yo daría
la idea que sienta en mi cerebro arder!

¡Quiero, por mi mejilla enflaquecida
de la pasión las lágrimas sentir!
¡Quiero gozar la inexplicable dicha
de, por amar con frenesí, sufrir!

Quiero contar que herido de un engaño
juró no amar mi corazón jamás…
Y ahora es el juramento que hago
no vivir un instante, sin amar…

Corazón desbordado de amargura,
¡despójate de orgullo y de desdén!
Rasga ya la mortaja que te enluta,
vuelve a la vida y al amor también.

Después de haber sufrido -es el destino-
¡ay! es, preciso sin cesar sufrir;
después de haber amado ¡ay! es preciso,
¡amar… y siempre amar… hasta morir!

  

Nota: Louis-Charles-Alfred de Musset nombre completo del escritor Alfred de Musset