sábado, 9 de febrero de 2019


ANA MINGA





7



Es difícil convertirse en león
o en algún Dios invencible
cuando las palabras se rompen y lloramos pájaros
muertos.
Cuando por enésima vez golpeamos la pared
diciendo:
¡esto es todo!

Ya no podemos desconocer
las conversaciones alrededor de una mesa llena de
botellas.

Es imposible negar que la vela consume un sueño.
Ya no  podemos abrazar a los que se cansaron de
parirnos.

Doctor:
Para despistar siempre nos convertíamos en otra cosa
pero esto es un desatino
lo que somos ya no se desprende.


De: “Pájaros huérfanos”.



JORGE DÁVILA VÁZQUEZ





2. El ángel



Desconcertado vuela
en torno a tu frente.

Este ángel inexperto, madre,
no conoce la muerte.

No la conoce, este ángel,
madre, y se aterra.


De: “Pequeña Canción en Río de la memoria”



PERE GIMFERRER





Elegía



Morir serenamente como nunca he vivido
y ver pasar los coches como en una pantalla
y las canciones lentas de Nat King Cole
un saxofón un piano los atardeceres en las terrazas bajo los
                     parasoles
esta vida que nunca llegué a interpretar
el viento en los pasillos las ventanas abiertas todo es blanco
                     como en una clínica
todo disuelto como una cápsula de cianuro en la oscuridad
Se proyectan diapositivas con mi historia
entre el pesado olor del cloroformo
Bajo la niebla del quirófano extrañas aves de colores anidan


De: "Extraña fruta y otros poemas"


JULIA PRILUTZKY





Lluvia



Llueve otra vez. Llueve de nuevo. Llueve:
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...

Llueve. Y el agua cae sin relieve
sobre las piedras, ávidas de lluvia.
Aquí en mi corazón, cómo remueve;
aquí en mi corazón, cómo diluvia.

Siempre el amor me llega así. Sin ruido,
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.

Siempre el amor me llega así, callado,
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.


EVARISTO CARRIEGO





Detrás del mostrador



Ayer la vi, al pasar, en la taberna,
detrás del mostrador, como una estatua...
Vaso de carne juvenil que atrae
a los borrachos con su hermosa cara.

Azucena regada con ajenjo,
surgida en el ambiente de la crápula,
florece como muchas en el vicio
perfumado ese búcaro de miasmas.

¡Canción de esclavitud! Belleza triste,
belleza de hospital ya disecada
quién sabe por qué mano que la empuja
casi siempre hasta el sitio de la infamia...

Y pasa sin dolor así inconsciente
su vida material de carne esclava:
¡copa de invitaciones y de olvido
sobre el hastiado bebedor volcada!


OCTAVIO PAZ





Misterio



Relumbra el aire, relumbra,
el mediodía relumbra,
pero no veo al sol.

Y de presencia en presencia
todo se me transparenta,
pero no veo al sol.

Perdido en las transparencias
voy de reflejo a fulgor,
pero no veo al sol.

Y él en la luz se desnuda
y a cada esplendor pregunta,
pero no ve al sol.