"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 10 de enero de 2022
JORGE ETCHEVERRY ARCAYA
Cantan,
los gallos
Sí,
parece
Los gallos siguen cantando sobre todas nuestras ciudades
Cada vez más alto se eleva su canto
Sobre las torres más altas
Ahora perdidas sus cúpulas de metal y vidrio
En enrarecidas alturas
Que envuelven terrazas babilónicas
En que viven los más ricos de la tierra
Muy lejos de la vasta urdimbre de trabajos y dolor
Que les envuelve los pies
Sí,
se nota
Cada vez más alto
En un afán para atravesar esa nubosidad tóxica
Hacia aires más puros
Cada vez más inalcanzables
Mientras nosotros la muchedumbre
Tratamos de esponjar nuestros pulmones
Para sacar unas moléculas más de oxígeno
Para que nos circule por las venas
Parece
Que los gallos siguen cantando
Elevan sus crestas en la mañana
Cuando cantan
Les tiemblan las papadas
Pero sólo los vemos
Ya no los escuchamos
Es el rumor de la ciudad eso que oímos ahora
Sólo vemos la cabeza vuelta hacia arriba
De los gallos
Se
nota
Que cantan
Cada vez más alto
Si no fuera porque ya no tienen desde dónde cantar
Ni vigas de gallineros
En patios traseros que ya no existen
Ni escarbando la tierra con sus espolones
Dónde cantan entonces los gallos
A lo mejor sólo en nuestras cabezas
LUDWIG ZELLER
La
cola es al collage…
Al poeta Juan Jorge Bautista
Ya
he recortado todos los papeles. He llegado
A ese borde de los años cuando se mira atrás en el fracaso.
Todo está derramado por los suelos, cuchillos y colores y papeles,
Esperando que vuelva con mi nudo de fiebre en las orejas
Y peque para siempre una pata de pájaro a la luna,
Un sol al ojo, un verde al amarillo.
Cae
el polvo. Escarbando, escarbando encuentro a las beatíficas
Señoras, sombreros y botines, ropa interior de cuero.
¡Qué carajos!
Todas apolilladas en las tumbas,
Semillas de otro sol, el grabador les dio cien años
Más y puedo verlas recorrer esas páginas
Del libro y Ser otras, casi las mismas mariposas.
Las tijeras no juzgan, cortan trapos de tinta y salta el escorpión
Que guardaban secreto entre sus piernas.
Ahora no recuerdan,
Sólo son mitad máquina, mitad hembras. Muestran su corazón
Tras de las plumas de un abanico que arrebata el tiempo.
PATO VALDIVIA
Soy
parte de esta historia
Usted
me busca
Y no me encuentra
Pero yo estoy aquí
Soy como usted
No he desaparecido
Yo soy reflejo vivo
Escucho trenes de prisa
Y gritos de vendedores
Usted
me busca
Y no me encuentra
Pero yo estoy aquí
Jamás me fui
Juan terminó la escuela
Y aunque muy tarde sea
Irá buscando la verdad
Usted y él, me encontrarán
Ves,
yo estoy aquí
Donde jamás me fui
Estoy aquí
Y a veces canto
Te puedo ver sola bailando
Para que nadie pierda la memoria
Porque soy parte de esta historia
Están mis hijos, mi mañana
Mi mañana, mi mañana
OLIVER WELDEN
Tu
gran estómago de bebedor viejo
Tu
gran estómago de bebedor viejo reluce esta noche
como una bola cubierta de oscuros pelos.
Por la radio se escucha la música de la película Zorba
y es muy tarde para recordar el nombre de pila de Teodorakis
mientras tu mano hace miriñaques con el filo de la navaja.
Qué disculpa te darás cuando amanezca?
Por ahora son tuyos los sueños de los luminosos bebedores
y también a no dudarlo eres cada vez más distante.
La cena que te has servido será repetida te lo prometes
pero tal vez en qué otra circunstancia menos lenta que ésta.
Mañana recogerás la cuchara el único plasto sucio la copa
Y descubrirás su fondo marcado sobre la tersura del mantel.
GARY SNYDER
Este
Tokio
Paz,
guerra, religión,
Revolución, no ayudarán.
Estas semillas de horror en el ágil
Pulgar y el goloso cerebrito
Que aprendió a bajar plátanos
Con una vara.
Millones de nosotros despreciables
Para el otro o para el mundo
O para sí, víctimas de lo real
O de la mente — este mundo
¿Es sólo un sueño? O la vida humana
Una pesadilla injertada en la solidez
Del planeta — mental, mental
Escalofrío del sol — alabanza de
La malvada libertad submental con De Sade
O altísimo resplandor dantesco del Dios
O Luz o Vida o Amor sin fin
O simple angelito de oropel en el
Acaramelado cielo de los pobres—
Divinidad mental o belleza, todos,
Platón, Santo Tomás, Buda,
Dionisio de la Cruz, todos
Infiernos de penas o placeres o
Lo que en sentido o carne
Lógica, ojo, música, o
Mezcla de todas las facultades
& el pensamiento tienden—tienden— a esto:
Este abigarrado departamento del rico.
El confort de los E.U. para sí.
El par de chicas temblorosas
Cachondeándose para dar un espectáculo
Mil yens ante nosotros hombres
—En un cuarto helado— y darle de cenar
A su familia. Este revoltijo engendro de
Alambre polvo rieles cuadras de hojalata
Bebés, estudiantes, borrachines.
Vivimos
En el encuentro del sol y la tierra.
Vivimos —vivimos— y todas nuestras vidas
Conducen a esto, esta ciudad,
Que ya es el mundo, esta
Desesperanza donde el amor al hombre
O el odio al hombre pueden no importarle
A nadie, ama si así lo quieres o
Contempla o escribe o enseña
Pero date cuenta en lo más hondo tú
Que lees, todo lo que has pisado
Está terremotamente podrido y es materia mental
Que tiembla, la libertad es un vacío,
Paz guerra religión revolución
No ayudarán.
Diciembre 27, 1956
IGNACIO VERDUGO CAVADA
la
lavandera
van
tristes, agobiadas con sus atados blancos,
perdiendo las pupilas en una ensoñación…
y, en filas o dispersas del río por los flancos,
tienen algo de cisnes en peregrinación…
cuando
el jabón albea sobre sus brazos francos,
parecen un par de alas que están en vibración;
y aunque la siesta llene de fuego los barrancos,
las lavanderas lavan cantando su canción.
y
mientras cantan… cantan, las pobres lavanderas,
como un tropel de garzas dormido en las riberas
las ropas jabonadas se secan bajo el sol;
hasta
que ya rendidos los brazos que eran alas,
sienten bajar a su alma con fulgurantes galas
la corona de espinas del último arrebol.
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