viernes, 24 de diciembre de 2021


 

LORENZO OLIVÁN


 

El pájaro de la imaginación viene a posarse en todo libro abierto.

RAQUEL CAMPOS

 

  

 

20.

 


días días días
comienzan se alargan terminan
y –al final– no dicen nada
sobre mí
si para esto fue que vine
díganle a los demás que no me quedo
las horas huyen y yo limito
palabras viven se suturan
días rompen me cosen
si fue para esto que vine, digo que
los días ya no cambian
oigo la balada y la sigo
palabras pétreas por donde piso
muros cedidos que se abisman
el frío se agrava y la risa se me escapa

 

De: “Sad trip”

 

ROZZ WILLIAMS

 


 

La primera mañana destella para
ahogarse con su propio
aliento
Aliento de virgen bendita
toma la tierra
porque sólo un niño puede escucharte
ahora
Nuestra corriente y cultivada
belleza
Permanece en los brazos de un
pequeño
La tibieza y secrecía
viva en su pecho
Inmersa en la gloria solitaria
Bañada en la pureza de la
infancia
Oh tierra maldita
retenida a los segundos
Cuentas los minutos y las
horas de tu turno
Llévanos de vuelta a nuestro amado
despertar
Murmura infancia antes
del amanecer
Y concédenos nuestro último deseo

 

Nota: Rozz Williams, seudónimo de Roger Alan Painter

 

 

GARY SNYDER

 

 

 

Deslumbramiento

para Richard y Michael



el deslumbramiento, la seducción el
diseño

intoxicado y trémulo,
¿flores? ¿abejas? por qué gira
esta semilla en todos lados,
lo uno

se divide a sí mismo, se divide una y otra vez.
"todos sabemos a dónde lleva"
cegadoras tormentas de polen dorado.
—¿ir a tientas por ahí?
el deslumbramiento
y el barro azul.

"todo lo que se mueve, canta"
las raíces trabajan,
y no se ven.

 

De: “Turtle Island”

 

ILARIE VORONCA

 

 


Nos podemos marchar

 

 

Habéis hecho muy bien las cosas. Encendisteis
enormes lampadarios en las salas de fiesta,
supisteis elegir a los músicos, a las bailarinas,
vuestros cocineros no olvidaron ninguna delicia,
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

Ninguna fealdad ha herido nunca vuestras miradas,
vuestras casas estaban iluminadas y a través de vuestras ventanas
podíais ver las playas, los bosques, las alamedas,
donde solo vosotros teníais derecho a soñar.
Pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

Hombres bajo tierra le arrancaron al carbón
el sol de su muerte, el sol de vuestras vidas,
Púberes muchachas se marchitaron bordando vuestras telas,
los barcos atravesaron para vosotros las estaciones,
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

Ni un solo día, ni un solo minuto hemos vivido
como vosotros. Nosotros estábamos en el office o en la escalera
de servicio. O más lejos entre la muchedumbre resignada
que se extenuaba en levantar para vosotros arcos del triunfo
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

Porque todas esas luces, esas joyas, esas coronas,
los muebles de oro, las llamas del placer, las vajillas,
esas radiantes terrazas donde habéis reído y bailado
alguien tendrá que pagarlas, alguien lo hará
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

¡Ah! Llegará el día en que os ruborizaréis de vergüenza,
habéis cogido la parte de los otros y ni siquiera
vuestra parte la podéis pagar. Llegará
el día en que desearéis ser libres, seguirnos
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar
Nosotros somos los que hemos sido felices, y sabios. Todo tenía
un aire
demasiado tentador. Era una trampa. A la belleza, a las riquezas,
había que acercarse con prudencia. Para nosotros
eso fue fácil porque vosotros ya lo habías cogido todo
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

Nos vamos con el corazón ligero, el alma tranquila
como de una casa donde nosotros no robamos nada
un reino sereno nos espera. Y vosotros, anegados en lágrimas
veos aquí prisioneros para pagar fastos y glorias,
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.

 

 

ALICE RAHON

 

  

Solitarias como los planetas…

 


Solitarias como los planetas
en el espacio
como el niño dentro de su madre
islas cubiertas de árboles
aparecieron verdes por encima de la niebla
coronadas de casas
con blancas caras de ciego
La soledad le apretaba la garganta a los faros
en el crepúsculo lluvioso
Este día había vencido una vez más
a la esperanza
terminaba con un viento ocioso
que hacía batir las alas inmensas
de tul gris de los pájaros desarraigados
Un corazón batía perdido
al final de una estela inmóvil
Son esas rutas las que hay que seguir
para encontrar el camino
donde los marineros deslumbrantes
duermen bajo doscientos metros de agua