Nos
podemos marchar
Habéis
hecho muy bien las cosas. Encendisteis
enormes lampadarios en las salas de fiesta,
supisteis elegir a los músicos, a las bailarinas,
vuestros cocineros no olvidaron ninguna delicia,
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
Ninguna
fealdad ha herido nunca vuestras miradas,
vuestras casas estaban iluminadas y a través de vuestras ventanas
podíais ver las playas, los bosques, las alamedas,
donde solo vosotros teníais derecho a soñar.
Pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
Hombres
bajo tierra le arrancaron al carbón
el sol de su muerte, el sol de vuestras vidas,
Púberes muchachas se marchitaron bordando vuestras telas,
los barcos atravesaron para vosotros las estaciones,
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
Ni
un solo día, ni un solo minuto hemos vivido
como vosotros. Nosotros estábamos en el office o en la escalera
de servicio. O más lejos entre la muchedumbre resignada
que se extenuaba en levantar para vosotros arcos del triunfo
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
Porque
todas esas luces, esas joyas, esas coronas,
los muebles de oro, las llamas del placer, las vajillas,
esas radiantes terrazas donde habéis reído y bailado
alguien tendrá que pagarlas, alguien lo hará
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
¡Ah!
Llegará el día en que os ruborizaréis de vergüenza,
habéis cogido la parte de los otros y ni siquiera
vuestra parte la podéis pagar. Llegará
el día en que desearéis ser libres, seguirnos
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar
Nosotros somos los que hemos sido felices, y sabios. Todo tenía
un aire
demasiado tentador. Era una trampa. A la belleza, a las riquezas,
había que acercarse con prudencia. Para nosotros
eso fue fácil porque vosotros ya lo habías cogido todo
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
Nos
vamos con el corazón ligero, el alma tranquila
como de una casa donde nosotros no robamos nada
un reino sereno nos espera. Y vosotros, anegados en lágrimas
veos aquí prisioneros para pagar fastos y glorias,
pero nosotros no le debemos nada a nadie. Nos podemos marchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario