viernes, 21 de abril de 2017


ANIBAL NÚÑEZ




Morir soñando, sí, mas si se sueña...



Morir soñando, sí, mas si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida,
Guerra la paz; y si la paz se olvida
El tiempo al fin de eternidad se adueña.
La desgana de ayer ¿qué nos enseña
Deshaciéndose en hoy? Abierta herida
El empeño de hacer que la aprendida
Ventana dé al vacío que se sueña.
No se matan los sueños con la muerte.
¿A qué representarla con tal ceño?
Morir es aprender lo ya sabido,
Vivir la vida no es negar la suerte.
No sabemos, Miguel, si es que te has ido
O sigues con nosotros en el sueño.


1986



CÉSAR DÁVILA ANDRADE





Actos de desesperación



Cuando llovía durante semanas y aquel zaguán
rugía blasfemias de torrente y de caballo,
torcíanse las estrellas,
éramos ahuyentados
detrás de los roperos del Diluvio,
y se nos suspendía de la incolora cuerda de los fetos.
Recién ahogados,
teníamos ya el peso retumbante
de los niños de animal y de lodo.
Volvían después radiantes estaciones de mercado.
Era posible salir
y atravesar la oscuridad que rodeaba sus veloces
    cumpleaños.
Pero ya nuestra ejecución había sido postergada.



FRANCISCO GONZÁLEZ DE LEÓN

  

Imprecisión



Las dulces vaguedades
de todo lo impreciso;
los quedos introitos
de absurdas esperanzas...
Mi lírica prefiere
lo vago a lo conciso.
¿No borran asperezas
azules lontananzas?

Los breves episodios;
lo apenas conocido;
el alma del esbozo;
la luz de la maqueta.
Espíritu latente
de aquello que aún no ha sido.
Mejor que los detalles
yo busco la silueta.

Yo adoro en el silencio
de aquella tan callada
princesa que ha cruzado
mis parques y mis sendas;
que mucho más que un beso
prefiero una mirada,
y más que las historias
me agradan las leyendas.


De: Voces de órgano




GUILLERMO E. PILÍA




Documento de identidad



No sé en qué trámite u oficina, junto a qué teléfono
público, se me ha perdido el documento
de identidad. Para tales casos la ciudad prescribe
lo que se debe hacer, apenas una tarde de colas
y de dedos entintados, y ya se tiene uno nuevo.
Nadie percibe que con esa pérdida tan ínfima
se fueron años enteros de mi vida: mi foto
de adolescente sin barba, cuando el mundo me abría
sonriente sus rutas; mi firma que hasta entonces
sólo había rubricado versos, inocencias; el registro
de mi año de soldado; y las constancias
de muchas votaciones: someras esperanzas
de algo mejor, en general defraudadas. Este flamante
documento que ahora llevo, con mi imagen
avejentada, no conoce –como el otro–
las lluvias de Córdoba, los latidos de mi pecho
cuando pasaba el escuadrón militar, la cercanía
de otros cuerpos de mujer: no conoce
el miedo antiguo ni el tempestuoso amor,
es apenas un carnet que identifica
a un hombre que ha nacido viejo, al que amputaron
–aunque sea en efigie– la mitad de su vida.


De: “Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo que se ama”


LUCIANA MELLADO





El sabor de las frutas



Una palabra hubiese bastado para desnudamos
pero regurgitamos raíces secas
sonidos de metal oxidado
pura infecundidad.

Buscamos ciegos alguna irradiación humana
pieles porosas de un incesto primero
capullos de humedad, huesos leales
puro consuelo.

No entendimos el sabor de las frutas.


De: “Las niñas del espejo”



MARTA BRAIER




Es más limpio y adorna, le dijeron



La herida del duelo
sale a pasear.
Ha decidido vestirse de rojo,
no soporta confundirse
con la muchedumbre

y se ha puesto a cantar
una ópera vieja
que le enseñara su abuela oh.

Ella quería tener un perro.
En la casa creyeron conveniente
una pecera:
-Es más limpio y adorna- le dijeron.

Pobre perdida piensa perradas
perradas oh.




De: "Gestos de minué"