Actos de desesperación
Cuando
llovía durante semanas y aquel zaguán
rugía blasfemias de torrente y de caballo,
torcíanse las estrellas,
éramos ahuyentados
detrás de los roperos del Diluvio,
y se nos suspendía de la incolora cuerda de los fetos.
Recién ahogados,
teníamos ya el peso retumbante
de los niños de animal y de lodo.
Volvían después radiantes estaciones de mercado.
Era posible salir
y atravesar la oscuridad que rodeaba sus veloces
cumpleaños.
Pero ya nuestra ejecución había sido postergada.
rugía blasfemias de torrente y de caballo,
torcíanse las estrellas,
éramos ahuyentados
detrás de los roperos del Diluvio,
y se nos suspendía de la incolora cuerda de los fetos.
Recién ahogados,
teníamos ya el peso retumbante
de los niños de animal y de lodo.
Volvían después radiantes estaciones de mercado.
Era posible salir
y atravesar la oscuridad que rodeaba sus veloces
cumpleaños.
Pero ya nuestra ejecución había sido postergada.
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