"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 18 de enero de 2025
ÁNGEL DÍAZ
Con
ochenta pesos
puedo
comprarme un café en Starbucks
o
comerme unos tacos afuera de cualquier
estación
del metro —incluso hasta darme el lujo de dejar propina—
Podría
pagar una sola entrada al cine, pero en día de promoción
o
dar limosna a todos los que alcancen aunque no alcance.
Comprarme
un paquete de galletas, un litro de helado y ver la película pirata de El
diario de Bridget Jones
y
así unirme a la desgracia amorosa
de
todas las mujeres.
Puedo
emborracharme
con
ochenta pesos
comprando
una botella de licor barato que represente esta jodida tristeza.
También
podría comprar
un
paquete de cigarros sin filtro y fumarme todos mis recuerdos.
O
regalarle unas flores a mi ex e ir corriendo a buscarla
y
decirle que me perdone,
que
estoy arrepentido.
y
sentirme satisfecho.
O
podría bajarme del camión
y
regresarle el monedero a la señora que estaba a mi lado.
ALDO VICENCIO
El altar de Áulide [1]
1 Un
sueño de lacias cortinas,
cuesta
adentro, sobre los hombres
Todas
las posibilidades
se
estrechan en un canal de agua
El
tiempo que no aprovechamos
es
el tiempo para morar una pared;
sostiene
la vastedad de los amantes,
d e
s v a n e c i é n d o s e
***
2 Clausura de los dioses, el rito
que no consagra, sino fractura
Eyección del espíritu confundido;
las palabras no recorren
siluetas diferenciadas,
sino esparcen el convivio de un vergel en ramos: verdor,
vegetación /(vegetavidad)/
***
3
¿Qué expiación hay para la inseguridad?
El
título para las fauces de un hálito
que
recorre fotografías amontonadas:
él,
el que en el otro solo puede desear,
y en
el deseo, el hambre de la orfandad:
la
mirada permanente de un muerto
4 A
espaldas de un flemático príncipe, la caza mayor:
la
sonrisa inadvertida
comisuras
en arco
una
mejilla tibia
[
resoplar en la vejiga vacía;
la
espontaneidad ornada está
viendo
las saetas de una cabeza
petrificada
por el frío ]
***
5
Advertimos el padecimiento,
ofrecemos
libaciones para evitar el abandono
(a
saber, la extinción prematura, el horror místico)
¿Quién
asigna a los cuerpos la susceptibilidad de la intervención?
***
6 En el arrebato hay luz; esto no ilumina, sino hunde
Porque en el sentimiento de disiparse
conservamos el escarpelo de la devastación:
Dios sin Dios, hambre que no es hambre
La sutileza de los trágicos: somos inmolados sin
redención
***
7
Olvidar el ardor sin final,
como
cueva,
entre
sombras que abren dádivas
estampar
los ruegos,
las
formas que se definen
más
amor que paz, la célula indómita
arar
la sangre
arar
el pelo
una
columna de gotas frente a la hoguera
[ el
humo no puede mentir ]
HUGO OQUENDO-TORRES
Flores del mes del viento
Una
flor azotada por el viento, el mes de agosto.
En
él cientos de cometas
se
embrollan en las redes eléctricas,
otras
serpentean en las nubes
como
ensueños
que
penden de un hilo luminoso.
Agosto
se anuncia cuando crujen las ramas
y
el sol todo lo bendice.
En
el mes del viento
las
flores de papel son pájaros ciegos.
IKU TAKENAKA
Melocotón · Cebada · Tú
"Sigamos
viviendo"
Tú y yo, uno frente al otro.
"Sigamos hablando y sigamos viviendo"
No hay nada malo en hablar, y
hablar incluso favorece la digestión.
Sobre el tonelaje de un barco en el puerto que contemplamos desde arriba
y sobre su destino, sobre su carga,
sobre las huellas dactilares dejadas en la carga,
sobre si las huellas dactilares tienen forma de espiral o de arco.
"Hablemos. Sigamos viviendo"
Queridas flores de durazno.
Querida y hermosa hierba de cebada alta, ¡
querida tú!
IVÁN URIARTE
IVÁN URIARTE
Vuelo
al pasado
A Luis Alberto
Tercero, hombre de alturas
Un
Whisky a 34.000 pies de altura baja la ligera
angustia
de estar lejos de toda solidez terrestre.
Lejanos los árboles y las nubes tendidas al paso
en silencioso asombro.
Inconvexo el cielo desde la ventana del avión
escalando la convexidad
del limitado cosmos inmediato.
En
la ancha y confortable flotante nave las
azafatas que van y vienen no hablan de Miguel
Ángel
ofrecen el incipiente menú del vuelo: frutillas,
mantequilla evaporada, viandas imaginarias
que se
convierten en pastas, vino, café, té.
Almuerzo colectivo imaginando el océano a
nuestros pies como inesperada dádiva.
Sobre las pantallas de los monitores aparece el
mapa de vuelo revelándonos el misterioso
encapsulado
de nuestro inmediato ser: horas de vuelo,
temperaturas,
millas recorridas, altura, tiempo de llegada…
Continua el avión dormido como un insecto
sobre una rama bamboleada repentinamente
Vous etes prie de atacher vos centure…
En
la altura reina Eolo y su soplo nos recuerda
nuestro origen
lejano de la agreste tumba
en el hoyo florido que se nos enrosca al
pescuezo
hasta que la nave se estabiliza
y las azafatas sonríen y nos recuerdan
subrepticiamente a Les demoiselles d’Avignon
9 horas de vuelo, tiempo elemental de una
orgía que no comienza
mientras sostengo paganamente mi whisky
pienso en los griegos
bebiendo vino a estas alturas
hubieran libado como si estuvieran en el templo
de Zeus
brindando por una eternidad verdadera que
aun no soñamos.
Octubre 4, 04
THOM GUNN
El abrazo
Era
tu cumpleaños, habíamos bebido y cenado
la mitad de la noche con nuestro viejo amigo
que se nos mostró al final
en la forma de una cama que alcancé con zancada de borracho.
Ya estoy cómodo y tibio,
y soñoliento gracias al vino que dormita a mi lado.
Me
adormité, me dormí. Un abrazo rompió mi sueño,
de repente, desde atrás,
presionaba la extensión completa de nuestros cuerpos,
tu empeine en mi talón,
mis omoplatos contra tu pecho,
no se trataba de sexo, pero podía sentir
toda la fuerza de tu cuerpo apoyado,
o abrazado, al mío,
y encerrándome en ti,
como si todavía tuviéramos veintidós
cuando nuestra gran pasión todavía no
se había transformado en algo familiar.
Mi veloz sueño había borrado todas
las intervenciones del tiempo y del espacio.
Solo era consciente
de la existencia de tu seguro, firme, seco abrazo.