sábado, 18 de enero de 2025

ÁNGEL DÍAZ

 


 

Con ochenta pesos

puedo comprarme un café en Starbucks

o comerme unos tacos afuera de cualquier

estación del metro —incluso hasta darme el lujo de dejar propina—

Podría pagar una sola entrada al cine, pero en día de promoción

o dar limosna a todos los que alcancen aunque no alcance.

Comprarme un paquete de galletas, un litro de helado y ver la película pirata de El diario de Bridget Jones

y así unirme a la desgracia amorosa

de todas las mujeres.

Puedo emborracharme

con ochenta pesos

comprando una botella de licor barato que represente esta jodida tristeza.

También podría comprar

un paquete de cigarros sin filtro y fumarme todos mis recuerdos.

O regalarle unas flores a mi ex e ir corriendo a buscarla

y decirle que me perdone,

que estoy arrepentido.

y sentirme satisfecho.

O podría bajarme del camión

y regresarle el monedero a la señora que estaba a mi lado.

 

 

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