El altar de Áulide [1]
1 Un
sueño de lacias cortinas,
cuesta
adentro, sobre los hombres
Todas
las posibilidades
se
estrechan en un canal de agua
El
tiempo que no aprovechamos
es
el tiempo para morar una pared;
sostiene
la vastedad de los amantes,
d e
s v a n e c i é n d o s e
***
2 Clausura de los dioses, el rito
que no consagra, sino fractura
Eyección del espíritu confundido;
las palabras no recorren
siluetas diferenciadas,
sino esparcen el convivio de un vergel en ramos: verdor,
vegetación /(vegetavidad)/
***
3
¿Qué expiación hay para la inseguridad?
El
título para las fauces de un hálito
que
recorre fotografías amontonadas:
él,
el que en el otro solo puede desear,
y en
el deseo, el hambre de la orfandad:
la
mirada permanente de un muerto
4 A
espaldas de un flemático príncipe, la caza mayor:
la
sonrisa inadvertida
comisuras
en arco
una
mejilla tibia
[
resoplar en la vejiga vacía;
la
espontaneidad ornada está
viendo
las saetas de una cabeza
petrificada
por el frío ]
***
5
Advertimos el padecimiento,
ofrecemos
libaciones para evitar el abandono
(a
saber, la extinción prematura, el horror místico)
¿Quién
asigna a los cuerpos la susceptibilidad de la intervención?
***
6 En el arrebato hay luz; esto no ilumina, sino hunde
Porque en el sentimiento de disiparse
conservamos el escarpelo de la devastación:
Dios sin Dios, hambre que no es hambre
La sutileza de los trágicos: somos inmolados sin
redención
***
7
Olvidar el ardor sin final,
como
cueva,
entre
sombras que abren dádivas
estampar
los ruegos,
las
formas que se definen
más
amor que paz, la célula indómita
arar
la sangre
arar
el pelo
una
columna de gotas frente a la hoguera
[ el
humo no puede mentir ]
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