miércoles, 1 de mayo de 2019


ANNA DE NOAILLES





Otoño



Aquí viene el frío radiante de septiembre: al
viento le gustaría entrar y jugar en las habitaciones;
Pero la casa parece severa esta mañana,
y la deja afuera, sollozando en el jardín.

¡Como todas las voces del verano están en silencio!
¿Por qué no se le dan estatuas a la mantis religiosa?
Todo está frío, todo tiembla y todo tiene miedo; Creo que
el viento está temblando y el agua incluso fría.

Las hojas en el viento corren como locas;
Les gustaría ir a donde vuelan los pájaros,
pero el viento los lleva de regreso y les bloquea el camino
. Morirán en los estanques mañana.

El silencio es ligero y tranquilo; por minuto
El viento pasa como un flautista,
Y luego todo vuelve a callarse,
Y el Amor que jugó bajo la bondad de los cielos

Vuelve a calentarse frente al fuego que le arde las
manos de frío y sus piernas heladas,
Y la vieja casa que va a transfigurar a
Tressaille y sentir pena por él ... 

JOHN HAINES





Cuatro de julio en Santa Ynez



I

Debajo del árbol improvisado de hojas
un viento caliente que sopla humo y risa.
Música del renegado oeste,
demasiado duro y ruidoso, muchas caras oscuras
se movió entre los sudores blancos.


II

Vagando por los demás,
Encontré a un viejo indio sentado solo
en un banco en la sombra parpadeante.

Él estaba sosteniendo un cubo abollado;
tres cangrejos, levantándose
del agua fangosa, agitada
y raspado contra el metal grasiento.


III

El viejo miró desde su arrugado
oscuridad a través de la celebración,
sin parpadear, como uno podría ver
en el sueño encapuchado de las tortugas.

Una sonrisa fuera de las edades de oro
y el carbón brilló en su rostro
y desapareció, llamado
por el sonido y la mirada a su alrededor,
por la voz perdida de un niño
Perforando esa atestada soledad.


IV

La tarde se reunió distancia
y profundidad, dividido en las sombras
que se rompió y se movió sobre nosotros. . .

Lentamente, muy lentamente, como si hubiera regresado
de un viaje largo y difícil,
el viejo levantó su cubo
y se alejó hacia la multitud iluminada por el sol.


                                                    (1972-76)


GABRIEL CELAYA





Despedida



Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.


EVA STRITTMATTER




La poesía es un suicidio. Me estrangulo. 



Con cada verso que pongo por escrito
asfixio mi Yo que respira.
Que quede con vida depende sólo
de que cometa un asesinato.
Porque no soporto más
no entenderme a mí misma.

Lo que quedará de mí

Lo que quedará de mí: cuatro hijos
(mi coartada humana).
Y puede que una bonita fotografía
que se me parezca.
Que me muestre riendo.
No enseño la cara que pongo
cuando lloro.
Quedarán entonces: los poemas.
Puede que dos o tres sigan siendo conocidos
durante un poco más de tiempo que el resto.
Y eso también pasará.
Es curioso saber eso
y volver a levantarse.
Y tener que seguir viviendo
como si fuera para siempre.




FLORBELA ESPANCA





Amor!



¡Quiero amar, amar perdidamente!
El amor sólo por amor: aquí ... así ...
Más esto y aquello, el Otro y todo el mundo ...
amor! Amor! ¡Y no amar a nadie!

Recuerde? Olvidar? Indiferente! ...
bloqueo o suelto? ¿Y mal? ¿Es bien?
¿Quién dice que usted puede amas a alguien
durante toda la vida se debe a la mente!

No es un resorte en cada vida:
Tienes que cantar bien florida,
porque si Dios nos ha dado la voz, fue a cantar!

Y si un día voy a ser polvo, ceniza y nada
Esa es mi única amanecer la noche,
Que sepa que pierde ... encontrarme ...


ABRAHAM PAZ





Engañarse



Me preguntas si te creo.
Claro que te creo.
Solo te creé para creerte;
para corromper
lo estoico de mi calma
y llenar con colores
nuevos la fría navaja
del alba que nos desgarra
creando de lo creado flores
para tapizar la antesala.