sábado, 29 de diciembre de 2012

MEDARDO ANGEL SILVA




Estancias



1.


Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista
soberbia, en el decoro de tu vestido rosa;
inefable, irreal, melodiosa, imprevista,
como si abandonara su plinto alguna diosa.

Y perfumando la hora de lilas, te perdiste
al fondo de la calle, cual tras una áurea gasa...
mis ojos te seguían, con la mirada triste
que lanza un moribundo a la salud que pasa

FANNY CAMPOS ESPINOZA





Nunca les conté la historia de mi padre con 777 caras y su amante múltiple



No la conozco

Él nació muerto pero
se pega a cada espejo que encontramos
en el transcurso del cuento

Su ausencia data de tiempos inmemoriales
Colecciona ojos en una vieja alacena invisible
La niña gato en la fosa temía le quitase los peces
de su pequeño útero

Ella ..no sale muy a menudo de la jaula del olvido
Janequeo es un poco gata y araña
Sus pechos son de nadie ..No son de perra
No son de hermana ..No es niña
sino santa

Anoche mordió mi lengua
No sé si en sueños o despierta.


GISELA LÓPEZ




I. Como algunos humanos.



Sin percatarse de la llegada de la noche, los topos continuaron
apretando los ojos y hablando pestes sobre la luz del día.



CONCHA LAGOS




Me pregunto por ti



Me pregunto las más sencillas cosas,
ese porqué, que acaso nadie sabe,
costumbre de vivir sin rumbo fijo.

Me pregunto por ti desde el umbral
como el que dice al aire «buenos días»,
y de pronto descubre que está solo.

Me pregunto palabras sin respuesta,
tal vez para dejar en el recuerdo
tu presencia grabada hora tras hora.

HEBERTO PADILLA




Última primavera en moscú



Mira esta primavera que ha llegado corriendo
y gira sobre las estaciones.
Mírala cómo llena las plazas de Moscú.
¿Qué haces tú, solitario, que no vas a alcanzarla?
Gruñón, ¿qué estás haciendo
bajo la capa turbia de las imprecaciones?

Mírala levantarse en el botón reciente de la rosa,
energía del año, perfume entusiasta de los seres.
Con la pipa encendida del poeta,
tú recuerdas la hora siniestra del invierno
que hasta ayer aleteaba en tu hombro sin fuego.

Arden las casas en el aire nuevo.
Se vuelcan en el río los lastres del invierno.
La vida es el retoño que se abre lentamente
como se cierra una herida.
El abedul engendra su hoja ciega.
Están vibrando hasta los materiales
ocultos de los capullos,
contrarrestados por cada caminante sin edad.
Y el amor es el único elemento.
Con la súbita primavera los deseos despiertan
como los uros, muy silenciosos, muy sedientos.


De "El hombre junto al mar"


FERNANDO MARIN




Soneto de amor



Este soneto nuestro, que escribimos
entre cuatro paredes de un hotel,
sobre el perfil desnudo de la piel,
revive cada instante que sentimos.
Esta oportunidad que ambos quisimos,
cicatrizando heridas de ella y de el…
esta boda sin firma en un papel
rubrico la alianza que nos dimos:

Este amor, que nos habla de coherencia.
Este amor, que nos pone en un destino.
Este amor, que reclama tu presencia.
Este amor; que nos muestra ya el camino.
Este amor, que nos pide mas paciencia.
Este amor, que sabemos por que vino.