jueves, 4 de junio de 2020


RUBÉN BAREIRO SAGUIER





Tristeza



El ojo se llena de sombras
La marea baja.

TUDOR ARGHEZI





Transfiguración



Aunque le había dicho que no quería tomarla,
mientras dormía me ha dado a beber
oscuridad, y yo apuré todo el cáliz.
¿Qué irá a suceder ahora?

¿Cómo adivinar que en su dulce jugo
azulado había veneno?
¿Estoy borracho?... ¿Muerto?
Dejadme dormir… He vuelto a mi niñez.

¿Quién llama? No estoy en casa.
¿Quién pregunta? Dejadme…
¿Para quién podría salir a la calle
con el alma que me anima ahora?




AL-KHANSA





Oh, mis ojos



Oh, mis ojos derramaron lágrimas generosamente.
¿No llorar por Sakhr, el generoso?
¿No derramar lágrimas por el joven audaz,
alto y bien parecido que poseía
cualidades de liderazgo y condujo a su pueblo?


SAMUEL BECKETT





Alba



antes de que amanezca aquí estarás
y Dante y el Logos y todos los estratos y misterios
y la luna marcada
allende el blanco plano de la música
que establezcas aquí antes del alba
solemne suave seda cantarina
inclínate hacia el negro firmamento de areca
lluvia sobre bambúes flor de humo callejuela de sauces
quienes aunque te inclines con dedos compasivos
para abonar el polvo
en nada aumentarán tu generosidad
cuya belleza ante mí será como un sudario
informe de sí misma que se extiende sobre la tempestad de los emblemas
de modo que no hay sol ni hay revelaciones
ni víctima? tampoco
yo solamente y el sudario luego
y un bulto muerto ya


WOLE SOYINKA





Abiku
  
Niño errante. Es el niño que ha muerto y regresa,
una y otra vez, para atormentar a su madre.
-Creencia Yoruba



En vano su sonar de ajorcas
Encantados círculos a mis pies;
Yo soy Abiku, llamando una
Y otra vez.
¿Debo llorar por las cabras y las conchas valiosas
Por el aceite de palma y los ruegos esparcidos?
Ñames no retoñando amuletos
en la tierra de las ramas de Abiku
Así que cuando se quema el caracol en su concha
Afilado el fragmento caliente, me marca
Profundamente en el pecho-debes reconocerlo
Cuando Abiku llame de nuevo.
Yo soy el diente de la ardilla, craquelado
La criba de la palma; recuerda
Esto, y cava aún más profundo en mí
Al dios de los pies hinchados.
Una vez y otra vez, sin edad
Sin embargo vomitando, y en el momento de
Las libaciones, cada dedo me acerca a
La forma en que vine, donde
La tierra es húmeda con luto
Blanco rocío chupa-carne de pájaros
El atardecer se hace amigo de la araña, atrapa
Moscas en el vino-espumoso;
Noche, y Abiku chupa el aceite
De las lámparas. ¡Madres! Seré la
Suplicante serpiente enroscada en el umbral
Su llanto de muerte.
La fruta madura fue la más triste
Donde me arrastré, el ardor se sacia.
En el silencio de las redes, Abiku gemidos, formando
Montículos desde la yema.


MASAOKA SHIKI






Aumenta el frío;
Ningún insecto
Se acerca a la lámpara.