viernes, 23 de mayo de 2025


 

PABLO DE ROKHA

 



El viajero de sí mismo

  

 

Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubiertas con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.

Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.

Mi amor te muere como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Wínétt, como una flor de extranjería.

Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.

 

 

 

 

FADWA TUQAN

 

 


Un Cristo


 

Señor, gloria de los universos
Este año en tu cumpleaños
Toda la alegría de Jerusalén ha sido crucificada
¡Todas las campanas, Oh Señor
Están en silencio!
Por dos mil años,
No han estado en silencio en tu cumpleaños,
A excepción de este año
Las cúpulas ahora están de luto
Lo negro está envuelto en negro
En la Vía Dolorosa,
Jerusalén es azotado
Bajo la cruz
Está sangrando
En las manos del verdugo.
El mundo es inflexible ante la tragedia
La luz se ha apartado de ese despiadado maestro perdido
Que no encendió una vela
Que no derramó una sola lágrima
Para lavar las penas de Jerusalén
Los labradores han matado al heredero, Oh Señor,
Y usurpado la vid
Los labradores mataron al heredero, mi Señor
El pájaro del pecado se ha dispersado
Dentro de los pecadores del mundo
Y voló a profanar la castidad de Jerusalén
Qué maldito diablo es,
Odiado incluso por el Diablo.
Oh, Señor, gloria de Jerusalén
Fuera del pozo de agonía
Fuera del abismo
Fuera de los recovecos de la noche
Fuera del horror
El gemido de Jerusalén asciende a ti
Misericordia, Señor
¡Libérale este cáliz!

 

PABLO VERLAINE

 

 

 

Sueño a menudo

 


Sueño a menudo el sueño extraño y penetrante
De una mujer ignota que adoro y que me adora,
Que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
Y que las huellas sigue de mi existencia errante.

Se vuelve transparente mi corazón sangrante
Para ella, que comprende lo que mi mente añora;
Ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
Y lo perdona todo con su sonrisa amante.

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino dulce y sonoro,
Como los de los amados que la Vida exilia.

Como el de las estatuas es su mirar suave
Y tienen los acordes de su voz, lejana, calma y grave,
Un eco de las voces queridas que se fueron.

 

 

NOVALIS

 

 

 

Antaño…


 

Antaño,
cuando yo derramaba amargas lágrimas;
cuando, disuelto en dolor, se desvaneció mi esperanza;
cuando estaba en la estéril colina,
que, en angosto y oscuro lugar albergaba la imagen de mí
–solo, como jamás estuvo nunca un solitario,
hostigado por un miedo indecible–
sin fuerzas, pensamiento de la miseria sólo.
Cuando entonces buscaba auxilio por un lado y por otro
–avanzar no podía, retroceder tampoco–
y un anhelo infinito me ataba a la vida apagada que huía:
entonces, de horizontes lejanos azules
–de las cimas de mi antigua beatitud–,
llegó un escalofrío de crepúsculo,
y, de repente, se rompió el vínculo del nacimiento,
se rompieron las cadenas de la Luz.
Huyó la maravilla de la Tierra, y huyó con ella mi tristeza
–la melancolía se fundió en un mundo nuevo, insondable
ebriedad de la Noche, Sueño del Cielo–,
tú viniste sobre mí
el paisaje se fue levantando dulcemente;
sobre el paisaje, suspendido en el aire, flotaba mi espíritu,
libre de ataduras, nacido de nuevo.
En nube de polvo se convirtió la colina,
a través de la nube vi los rasgos glorificados de la Amada
–en sus ojos descansaba la eternidad–.
Cogí sus manos. y las lágrimas se hicieron un vínculo
centelleante, indestructible.
Pasaron milenios huyendo a la lejanía, como huracanes.
Apoyado en su hombro lloré;
lloré lágrimas de encanto para la nueva vida.
–Fue el primero, el único sueño.–
Y desde entonces,
desde entonces sólo,
siento una fe eterna. una confianza inmutable en el Cielo de la Noche,
y en la Luz de este Cielo: la Amada.

 

 

DESANKA MAKSIMOVIĆ

 

  

 

Constructores de barcos te construyen barcos blancos…

 



Constructores de barcos te construyen barcos blancos,
halconeros te crían halcones,
abejas te traen un panal desde el sol,
pescadores pescan oro en la arena,
campesinos cosechan frutas en los campos,
cazadores juntan cuernos de ciervos,
monjes te copian los evangelios,
pintores obsequian sus iconos y frescos,
herreros forjan las puertas de los monasterios,
árboles de enebro vierten incienso en los turíbulos,
tuyas fraguan incensarios de oro,
pero te ruego a ti
solo por la bellota,
que esté bajo las ramas del bosque,
para un niño hambriento de regocijarse
cuando la encuentre en invierno.

 

 

DIEGO DE TORRES VILLARROEL

 

 

 

Escribe a Lesbia ausente…

 

 

Madrugo a la primera luz del día,
después de un leve sueño moderado,
y sólo tiene el sueño de pesado,
no dormir con tus ojos, Lesbia mía.

Me sigue inseparable esta porfía,
de mi contemplación y tu cuidado,
en la casa, en el monte y en el prado,
y en la estación más cálida y más fría;

en la mesa contemplo tu semblante,
llega la noche y véote patente;
pues aunque el alma me reprenda amante,

¿cómo puede creer que estás ausente,
si no hay hora, minuto, ni hay instante
que no te mire en ella muy presente?